Trump, Rajoy y el cambio climático
A finales del presente mes, el presidente del Gobierno español será recibido en Washington por su homólogo estadounidense, Donald Trump. Según fuentes oficiales, el terrorismo va a ser el principal asunto a tratar entre ambos mandatarios, motivo por el cual me permito recomendarles que no se olviden de analizar detenidamente la estrecha relación existente entre el uso de ciertas energías fósiles y el actual terror que desgarra el mundo. También sería conveniente que reflexionaran sobre los terroríficos efectos del cambio climático tanto en Estados Unidos (con letales inundaciones en Texas) com...
A finales del presente mes, el presidente del Gobierno español será recibido en Washington por su homólogo estadounidense, Donald Trump. Según fuentes oficiales, el terrorismo va a ser el principal asunto a tratar entre ambos mandatarios, motivo por el cual me permito recomendarles que no se olviden de analizar detenidamente la estrecha relación existente entre el uso de ciertas energías fósiles y el actual terror que desgarra el mundo. También sería conveniente que reflexionaran sobre los terroríficos efectos del cambio climático tanto en Estados Unidos (con letales inundaciones en Texas) como en la península Ibérica con sequía extrema e incendios devastadores en España y principalmente en Portugal, cuyo origen deriva del mismo trastorno climático global, que curiosamente tiene en el del consumo de esos mismos combustibles fósiles su origen. Como sea que el vuelo entre Madrid y Washington demora aproximadamente ocho horas, recomiendo a Mariano Rajoy que mire durante el largo trayecto los documentales Fantasmas de Abu Ghraib, de Rory Kennedy, y Una verdad incómoda, de Al Gore, con el fin de documentarse y preparar convenientemente su importante reunión en el Despacho Oval. Sin duda la mejor estrategia común contra el terror global debería empezar con la jubilación de las conflictivas energías fósiles que lo alimenta, y por supuesto un radical cambio de ambos mandatarios.— Martí Gassiot Garriga (Barcelona).