Por qué ese mosquito no me va a chupar la sangre a mí (y sin usar repelente)

La guerra contra estos insectos no está perdida. También ellos tienen su talón de Aquiles

"Hay personas que atraen más que otras a los mosquitos. Tiene que ver con los gases que emitimos en la respiración, como el CO2".iStock

Toma papel y lápiz. Un mosquito común, de apenas un centímetro de tamaño, es capaz de volar unos dos kilómetros a la hora; pesar unos 2,5 miligramos; pulular en distancias entre 1,5 y casi 5 kilómetros; volar a una altura de 7 metros y vivir hasta 3 semanas, lo cual es una buena esperanza de vida, según la Asociación Americana para el Control del Mosquito AMCA. Aunque te parezcan cifras casi ridículas, no infravalores a este insecto, capaz, por sí solo, de acabar con nuestra santa paciencia en verano gracias a sus picaduras, simplemente molestas en la ...

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Toma papel y lápiz. Un mosquito común, de apenas un centímetro de tamaño, es capaz de volar unos dos kilómetros a la hora; pesar unos 2,5 miligramos; pulular en distancias entre 1,5 y casi 5 kilómetros; volar a una altura de 7 metros y vivir hasta 3 semanas, lo cual es una buena esperanza de vida, según la Asociación Americana para el Control del Mosquito AMCA. Aunque te parezcan cifras casi ridículas, no infravalores a este insecto, capaz, por sí solo, de acabar con nuestra santa paciencia en verano gracias a sus picaduras, simplemente molestas en la mayoría de los casos, y peligrosas en ocasiones. ¿Qué se sabe de ellos? ¿Por qué nos pican? Y, sobre todo, ¿es posible que algún día dejen de chuparnos la sangre? Tres de los grandes entomólogos de nuestro país nos dan las claves.

Si dejas recipientes con agua por casa, malo

Es en zonas con agua estancada donde te toparás con ellos. “En el caso particular de los mosquitos, un factor clave en su aparición es el agua estancada. Es ahí donde depositan los huevos, ya que la fase larvaria de los mosquitos es acuática. Por tanto, las precipitaciones, algunos cultivos de regadío como los arrozales, las fugas incontroladas que provocan charcos durante varios días o simples recipientes que tengamos en nuestras casas con agua estancada de forma prolongada, como cubos, bebederos de animales o incluso la piscina si está sin clorar y sin recirculación, pueden generar problemas de mosquitos”, explica Rubén Bueno, entomólogo y Director Técnico y Responsable de Investigación y Desarrollo de Laboratorios Lokímica.

Nuestra sangre les encanta

La fecha ideal para su aparición en España es desde la primavera hasta bien entrado el otoño. Tiene sentido por dos razones. Por un lado, porque con el calor su ciclo reproductivo es más rápido. Y, por otro lado, cuando la temperatura es más alta las personas vamos más destapadas y, por tanto, las posibilidades de encontrar “chicha” de la que succionar sangre son más altas. Y es que, sin sangre, los mosquitos no pueden reproducirse. “Las hembras (que son las que pican) necesitan obtener un alimento suficientemente energético a nivel proteico como para poder completar la maduración de sus huevos. Los machos son exclusivamente fitófagos: se alimentan de sustancias vegetales azucaradas, como el néctar de las flores, etc. Las hembras, sin embargo, que también podrían alimentarse de esas sustancias vegetales, necesitan del aporte nutritivo extra que consiguen de la sangre de aves, mamíferos o incluso reptiles”, explica el doctor Bueno.

Ojo: pueden anidar en casa

Según el propio Bueno, lo más habitual es que el mosquito común haya entrado en nuestro hogar para picarnos, y una vez haya ingerido sangre vuelva a salir fuera en búsqueda de estos puntos de acumulación de agua para depositar sus huevos y continuar con su ciclo biológico. Pero, ojo, también podrían anidar en el interior de nuestra vivienda.

“Hay mosquitos, como por ejemplo el mosquito tigre, que se ha adaptado perfectamente a nuestro entorno doméstico, criando sin ninguna dificultad en el agua que rezuma en los platos que ponemos debajo de nuestros tiestos, después de regarlos, tanto en nuestras ventanas o balcones como en los jardines de nuestras casas. La planta no sería la fuente de cultivo de los mosquitos, pero sí lo sería la práctica habitual de regarlas con exceso, sobre todo en verano. Por tanto, es fundamental vaciar totalmente esos platillos o cualquier otro recipiente que acumule agua por pequeño que sea”, recomienda Ricardo Molina, responsable del Laboratorio de Entomología Médica, del Servicio de Parasitología del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III.

Hay personas más picables que otras

Como indica Carles Aranda, Responsable del Área Natural y Rural del Servicio de Control de Mosquitos en el Consejo Comarcal del Bajo Llobregat, “hay personas que atraen más que otras. Tiene que ver con los gases que emitimos en la respiración, como el CO2; la temperatura corporal y de la piel; o los olores que emitimos, por ejemplo”. En este sentido, el sudor es un vehículo básico para transmitir. “Diversos compuestos presentes en nuestro sudor son precisamente los elementos de mayor atracción para los mosquitos. La cantidad de ácido láctico, octenol y otras sustancias en el sudor humano hacen que unas personas seamos más atrayentes que otras”, puntualiza el entomólogo Rubén Bueno.

Si bebes, te pican

Los expertos matizan que aún no se ha comprobado con exactitud que ciertas comidas puedan dejar rastros en nuestro organismo que atraigan a estos dípteros, pero sí se sabe que el efecto de ciertas bebidas puede hacernos más o menos interesantes. Por ejemplo, unas cañitas de más pueden ser un buen reclamo para que los mosquitos prefieran tu sangre y no la de tu hermana abstemia. “Sí es cierto –afirma Rubén Bueno– que algunas sustancias que ingerimos potencian la generación de CO2 de nuestro cuerpo, que es uno de los principales atrayentes para los mosquitos. Por ejemplo, las bebidas alcohólicas, especialmente las fermentadas con levadura, o los refrescos carbonatados”.

De día y de noche

La buena noticia es que el mosquito común, ese inofensivo que generalmente nos desvela en verano, solo pica de noche. La mala, que hay otras especies (de entre las más de 3.500 descubiertas en todo el mundo) que prefieren otras horas para cubrir sus necesidades. “El común o el Anofeles pican de noche, y otros, como el mosquito tigre, en general lo hacen de día. Otras especies del género Aedes, como los mosquitos de las marismas, lo hacen de día y de noche. Hay también algunas especies que tienen apetencia por entrar en las casas, mientras que otras lo hacen muy poco”, explica el biólogo Carles Aranda.

Apuesta por la ropa clara

Los tres expertos son unánimes cuando afirman que la mejor protección, o al menos la básica, es taparse. “A la gran mayoría de los mosquitos le basta con encontrar cualquier parte de nuestro cuerpo que esté expuesta a la picadura”, explica Ricardo Molina. Como bien recuerda Rubén Marcos, ir tapados hasta la coronilla en verano es algo casi imposible en España, con temperaturas de 40 grados en algunas zonas. Por eso debemos, al menos, buscar alternativas. Una de ellas es vestirnos con prendas claras. “Sabemos que los tejidos de colores claros son menos atractivos que los oscuros, fundamentalmente porque estos últimos absorben más el calor y la temperatura es uno de los factores que utilizan los mosquitos para detectar a sus hospedadores”, argumenta el director de Lokímica.

Por último: la opción del repelente siempre está ahí

Además de cubrir con tela la mayor parte del cuerpo, la aplicación de un repelente autorizado y sometido a estudios de eficacia y seguridad por instituciones competentes, es una medida segura. Una sola aplicación puede mantener los mosquitos a raya durante horas (no los mata, solo los espanta) gracias a los compuestos químicos como el DEET, picaridin, y la sustancia bioquímica IR3535, o incluso algunos derivados químicos de plantas naturales como la citronella o el aceite del Eucalipto-Limón.

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