La sociedad del riesgo

No podemos pensar el mundo en términos de esferas separadas, de distinciones que discriminan el “nosotros” de todo lo demás

El sociólogo Ulrich Beck. Cordon Press

Fue en los años ochenta cuando Ulrich Beck nos obligó a cambiar de registro para abordar los problemas que a partir de entonces debería resolver la política. Hechos cercanos e imperceptibles que transforman la vida cotidiana debían afrontarse con una nueva perspectiva que diese cuenta de los profundos desplazamientos que se producían en el mundo. Si un bebé fecundado en Holanda y gestado por una madre de alquiler en India se criaba después en Alemania, ¿era un asunto local o global? El cambio climático, la tecnología, las migraciones, constituían ejemplos de fenómenos globales que podían ser f...

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Fue en los años ochenta cuando Ulrich Beck nos obligó a cambiar de registro para abordar los problemas que a partir de entonces debería resolver la política. Hechos cercanos e imperceptibles que transforman la vida cotidiana debían afrontarse con una nueva perspectiva que diese cuenta de los profundos desplazamientos que se producían en el mundo. Si un bebé fecundado en Holanda y gestado por una madre de alquiler en India se criaba después en Alemania, ¿era un asunto local o global? El cambio climático, la tecnología, las migraciones, constituían ejemplos de fenómenos globales que podían ser fuente de desigualdad y riesgos en el contexto inmediato. El sociólogo lo llamó “política interior global”.

No podemos pensar el mundo en términos de esferas separadas, de distinciones que discriminan el “nosotros” de todo lo demás. Entre los muchos riesgos de la sociedad tecnológica, Beck no pudo anticipar los peligros de un ataque informático a gran escala que afectase, como hemos visto, a más de 150 países. La embestida es mundial, pero daña a colegios, hospitales y empresas con los que interactuamos a diario. El punto de referencia para entender cualquier posibilidad de acción política no puede ser sino global. La mirada no es tanto ética como metodológica.

La advertencia ya es vieja: toda solución nacional está condenada a fracasar ante la mundialización del riesgo. Nuestro estatismo metodológico es en parte responsable de la incapacidad de los Gobiernos para dar respuesta a problemas complejos. Y sin embargo, sigue viéndose como la imprescindible coraza protectora frente a los nuevos temores e incertidumbres, también globalizados. Persistimos en aminorarlos cobijándonos bajo un manto que ya no nos protege.

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Sorprende por ello esta nueva oferta política que reclama un retorno a una comunidad añorada y segura. La dicotomía dentro / fuera, nosotros / ellos, lo propio / lo ajeno, ya no puede encarar riesgos que exigen una lógica interdependiente. También en esto Beck fue premonitorio: huyamos de conceptos zombi, pues anclarse en un pasado idealizado es, en el fondo, una prematura forma de morir. @MariamMartinezB

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