Pau Cuervo, el dato es bello

El joven empresario Pau Cuervo.Paola de Grenet

CUANDO PAU Cuervo (Barcelona, 1984) inició su aventura empresarial Elkanodata, en 2012, estaba solo: “No tenía clientes, no tenía equipo, no tenía nada. Solo la idea de que esto podría funcionar”. Su propuesta: ordenar visualmente y de forma atractiva los miles de datos que acumulan hoy las empresas. Había hallado el impulso para su negocio cuando trabajaba en Washington en una consultoría. Vio que, a pesar de que la compañía vendía información, conocimiento y datos, “no estaba diseñando el producto”. Tras sondear el mercado, encontró tres entidades que...

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CUANDO PAU Cuervo (Barcelona, 1984) inició su aventura empresarial Elkanodata, en 2012, estaba solo: “No tenía clientes, no tenía equipo, no tenía nada. Solo la idea de que esto podría funcionar”. Su propuesta: ordenar visualmente y de forma atractiva los miles de datos que acumulan hoy las empresas. Había hallado el impulso para su negocio cuando trabajaba en Washington en una consultoría. Vio que, a pesar de que la compañía vendía información, conocimiento y datos, “no estaba diseñando el producto”. Tras sondear el mercado, encontró tres entidades que se dedicaban al diseño de datos y que además aparecían en la lista Inc.500 –­que reúne a las 500 empresas americanas con mayor crecimiento en facturación–.

Pau Cuervo, en las oficinas de la empresa Elkanodata en Barcelona.

De regreso en Barcelona, formó un pequeño equipo de tres personas con el que empezó a trabajar en una habitación de su casa. Logró el primer puesto en un concurso organizado por el semanario británico The Economist a través del Project for Excellence in Journalism y las primeras oportunidades le llegaron de Estados Unidos. “Al ver que la mayoría de los clientes procedían de allí, decidimos ir a captarlos directamente a Nueva York”, recuerda. “Y empezamos de nuevo de la nada, durmiendo en sofás de casas de amigos”. Cuatro meses después, sus infografías para Naciones Unidas se proyectaban en Times Square. “Esto te da una idea de la velocidad a la que pasan las cosas y el nivel de oportunidades en ese país”.

La acumulación de fracasos es directamente proporcional a la posibilidad de éxitos, se suele decir en el círculo emprendedor. Pero en su caso todo funcionó a la primera. Por ejemplo, decidió contactar con Spotify para enseñarles lo que hacía y hoy son uno de sus mayores clientes. Elkanodata ha dado cuerpo a una herramienta con la que su departamento de marketing crea presentaciones a medida con todos los datos que se acumulan con el uso de la aplicación.

Detalle de las notas de Cuervo. En la segunda foto, con otros trabajadores de la compañía.

Pau, que estudió Económicas y al que le gusta definirse como emprendedor, cree que es importante que el proceso creativo gane peso en el ámbito empresarial. “Hay que seguir el impulso de crear algo y hacer realidad la visión que uno tiene”, defiende. Apuesta por ir más allá del plan de negocio y recuperar la intuición, la espontaneidad y el riesgo. “Las oportunidades existen”, opina. “Si no las hay aquí, entonces hay que ir a buscarlas donde estén o intentar generarlas como sea”. Eso sí, no a cualquier precio. “Hay que recuperar un poco la esencia”, argumenta. “Construir a largo plazo, que no sea una emprendeduría vacía o movida simplemente por intereses económicos. Ya no solo por una cuestión ética, sino porque a la larga eso genera menos éxito económico”. “Las grandes historias como la de Apple vienen de allí”, añade, de ese deseo inicial de cambiar cómo se están haciendo las cosas y desafiar lo establecido. “Tiene que haber un punto de rebeldía, de ir contra el statu quo, de querer cambiar algo”.

La firma Dockers se sintió tan inspirada con su desafío a los caminos trillados que lo han convertido en ­protagonista de su nueva campaña #gamechangersbydockers. Cuando nos recibe, luce su uniforme: camisa blanca y unos cómodos pantalones chinos. Resulta imposible no preguntarle qué significa para él cambiar las reglas hoy: “Arriesgarse a probar aquello que desde un punto de vista hiperracional podría parecer imposible”.

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