Columna

Las Navidades de siempre

CUANDO LEAN estas líneas, es más que probable que tengan ya diseñado todo el plan de estas Navidades con meticulosidad, aunque algunos puede que sean de los míos y dejen algún que otro “detalle” para el último día. Nochevieja en casa de los primos, Navidad con los abuelos, San Esteban para los catalanes como yo con los otros abuelos y por Nochevieja, los más jóvenes cenarán en casa y después de las uvas, tras haber despedido en familia el año que se fue, saldrán a recibir como se merece el año que empieza. No hay más parecido a una Navidad que la Navidad anterior, y ese puede ser uno de los mo...

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CUANDO LEAN estas líneas, es más que probable que tengan ya diseñado todo el plan de estas Navidades con meticulosidad, aunque algunos puede que sean de los míos y dejen algún que otro “detalle” para el último día. Nochevieja en casa de los primos, Navidad con los abuelos, San Esteban para los catalanes como yo con los otros abuelos y por Nochevieja, los más jóvenes cenarán en casa y después de las uvas, tras haber despedido en familia el año que se fue, saldrán a recibir como se merece el año que empieza. No hay más parecido a una Navidad que la Navidad anterior, y ese puede ser uno de los motivos por los que nos gustan tanto.

Uno de los momentos más emocionantes del año, en el mundo del baloncesto, es cuando se anuncia el calendario oficial de la temporada en la NBA.

Uno de los momentos más emocionantes del año, en el mundo del baloncesto, sucede a principios de agosto, cuando se anuncia el calendario oficial de la temporada en la NBA. Y lo primero que miro es dónde pasaré las fiestas navideñas. Este año, al contrario que la temporada pasada, celebraré la Nochebuena en casa, enfrentándome a mi exequipo de los Chicago Bulls el día de Navidad. Y la Nochevieja la pasaré fuera, y no creo que la fiesta pueda extenderse mucho más allá de la medianoche ya que al día siguiente jugaremos ante los Hawks de Atlanta.

Por fortuna para los aficionados, la NBA no descansa en Navidad. Para los profesionales, esta es una sensación a la vez dulce y amarga. Por un lado, son partidos muy especiales donde las gradas se llenan de seguidores que aprovechan la efeméride para ir al partido con sus familias, y otros miles lo siguen desde sus hogares. Apetece mucho jugar con el Christmas uniform especialmente diseñado para la ocasión. Pero a la vez, nos toca estar lejos de nuestras familias y jugar con una presión añadida. No te puedes relajar. Ganar es la garantía de seguir disfrutando mucho más ese día.

El año pasado celebramos el día 24 en un hotel de Oklahoma con el equipo y el cuerpo técnico, que al fin y al cabo es nuestra familia durante el año…, aunque en esta competición es posible cambiar de familia cada año si uno quiere o le traspasan. Durante mi carrera, he intentado cambiar lo mínimo de comensales en esas pertinentes comidas navideñas. Dieciséis años en esta Liga han dado para mucho.

El año 2016 ha sido convulso: antiguos conflictos, antiguos populismos que siguen embaucando, nuevas amenazas. . . .

En estas fechas es normal que seamos más receptivos, más sensibles a los desafortunados, a aquellos que no tienen la misma suerte que nosotros. Es bueno recordar las palabras de Terencio, que no dejan de mantener su significado en la actualidad por mucho que tengan más de 2.000 años: “Hombre soy y nada de lo humano me es ajeno”. Las necesidades no entienden de fechas, son constantes. El año 2016 ha sido convulso, todos lo son: antiguos conflictos que siguen candentes, antiguos populismos que siguen embaucando, nuevas amenazas que pueden convertirse en crueles realidades.

Cada año, durante las fiestas navideñas, me aseguro poder visitar algún hospital pediátrico para llevar juguetes a los niños que se ven obligados a pasar uno de los momentos más bonitos y especiales del año en su habitación cuando desearían estar en sus casas esperando con unas ganas enormes el momento de abrir sus regalos la mañana del día de Navidad.

Soy consciente de ser afortunado por poder conocer de primera mano muchas situaciones que necesitan de nuestro compromiso y poder contribuir a diferentes causas. Sé que a muchos les gustaría poder ayudar más, dedicar más tiempo a personas, proyectos, fundaciones, organizaciones, países que necesitan ayuda, y que por diferentes motivos no se encuentran en situación de poder hacerlo tanto como quisieran. Pero me gustaría que todos tuviéramos siempre presente la sensibilidad hacia los demás, sobre todo hacia los menos afortunados, porque la indiferencia es uno de los peores males que nos acechan.

Feliz Navidad a todos y nos leemos en 2017, ya os contaré cómo fue la Nochevieja en el hotel de Atlanta… Os aseguro que la pasaré con una gran sonrisa.

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