Antonio Carmona y ‘Kiro’, el maestro de ceremonias

El cantante del grupo Ketama toca la guitarra con su perro Kiro en el salón de su casa de Madrid.

ANTONIO CARMONA se sienta en el salón de su casa de Madrid y empieza a tocar. Un guitarreo sentido y lleno de nostalgia inunda la habitación. El artista gira la cabeza y mira fijamente el retrato de su padre, Juan Habichuela, que cuelga de la pared. Hace apenas cuatro meses que el maestro les dejó. Cada noche, repite este ritual en compañía de su perro, Kiro. El animal lleva cinco años en la familia. Su madre murió al dar a luz. “Se quedó solo y cree que soy su padre”. El cantante dice que se parecen. “Yo soy de campo. Mi creatividad la saco en mi casa de Cádiz. Allí los dos somos lib...

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ANTONIO CARMONA se sienta en el salón de su casa de Madrid y empieza a tocar. Un guitarreo sentido y lleno de nostalgia inunda la habitación. El artista gira la cabeza y mira fijamente el retrato de su padre, Juan Habichuela, que cuelga de la pared. Hace apenas cuatro meses que el maestro les dejó. Cada noche, repite este ritual en compañía de su perro, Kiro. El animal lleva cinco años en la familia. Su madre murió al dar a luz. “Se quedó solo y cree que soy su padre”. El cantante dice que se parecen. “Yo soy de campo. Mi creatividad la saco en mi casa de Cádiz. Allí los dos somos libres. En Madrid me siento como Kiro, encerrado entre cuatro paredes. Pero, si quieres ser músico, tienes que pasar por aquí”. Por eso su familia vino a la capital hace 50 años.

Cuando el compositor se prepara para ir de gira, Kiro se mete en la funda de su guitarra. “Como si quisiera venir conmigo”. Kiro ha sido testigo del proceso creativo del nuevo disco de Carmona, Obras son amores, que estará listo en 2017. Había grabado dos en Miami, pero cuando su padre enfermó se vino a España. “No me salía estar lejos”. Para este proyecto, volvió a tocar con viejos camaradas, como el bajista Marcelo Fuentes o el batería Pedro Barceló. “Me apetecía que tuviera ese sabor español”. La canción Me encanta se la dedica a su padre. Por él, su casa es hoy pura armonía. “Agarramos la guitarra, cantamos, tocamos. Es lo que sabemos hacer y lo que queremos hacer”. Dice que parece la Plaza Mayor. “Entra y sale gente todo el rato”. Eso le gusta. “Nosotros somos de hacer compañía”. Pero cuando ­anochece, vuelve a guitarrear con Kiro. “Los dos solos, con la música”.

NANI GUTIÉRREZ

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