Margarita Robles y 'Luna', la perrita justiciera

ES TIEMPO de cambios para Margarita Robles. Hace dos meses, la jueza no dudó en renunciar a su cargo de magistrada en el Tribunal Supremo para presentarse como número dos de la candidatura socialista en Madrid en las elecciones del 26 de junio. Después de 20 años ale...

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ES TIEMPO de cambios para Margarita Robles. Hace dos meses, la jueza no dudó en renunciar a su cargo de magistrada en el Tribunal Supremo para presentarse como número dos de la candidatura socialista en Madrid en las elecciones del 26 de junio. Después de 20 años alejada de la política, tardó menos de 48 horas en aceptar la propuesta del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

El giro no ha sido solo profesional. Dos meses antes, había abierto su casa a una nueva compañera: Luna, una yorkshire “sociable y cariñosa”. Fue una decisión a la que llevaba tiempo dándole vueltas. “Soy muy independiente, me gusta mucho viajar y tenía miedo de no poder hacerlo si tenía un animal en casa”. Pero Robles se crece ante los desafíos. Fue la juez más joven de España (a los 23 años) y la primera mujer que presidió una Audiencia Provincial (la de Barcelona). Como viceministra de Interior en la última legislatura de Felipe González (1994-1996), le tocó bregar con el terrorismo de ETA y varios casos sonados de corrupción. La imagen de mujer decidida y juez implacable se desvanece cuando tiene a Luna en su regazo. En el parque, su nueva compañera la obliga a correr. “Se escapa y yo trato de ir detrás”. Lo intenta, pero Luna es un cachorro lleno de energía y casi siempre gana. “He llegado a la conclusión de que es más lista que yo”. Con 59 años, soltera y sin hijos, esa convivencia le aporta tranquilidad. “Vivimos tan acelerados que al ver el mundo animal, que es a otro ritmo, me relajo”.

Es crítica con el maltrato, pero no idealiza a los amantes de los animales. “Determinadas personas cuidan magníficamente a su mascota y, sin embargo, tienen un trato poco humano con quienes viven a su alrededor”.

La magistrada, que ha pasado por la Audiencia Nacional, el Consejo General del Poder Judicial y el Supremo, abraza a Luna en el salón de su casa y en el parque de su urbanización en Madrid.

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