Internet para todos, aunque sea con gatitos

Marck Zuckerberg quiere llevar el acceso a la red a 4.000 millones de personas.

Mark Zuckerberg durante el Congreso Mundial de Móviles de BarcelonaEL PAÍS

La foto que ayer ilustraba la primera página de este periódico es una buena imagen de lo que está sucediendo con las nuevas tecnologías. Mientras decenas de tipos permanecen sentados atentos a las gafas de realidad virtual que llevan encasquetadas y les impiden ver nada más, un chaval en zapatillas, vaqueros y camiseta avanza sonriente al tiempo que les sobrepasa. Todos están contentos. Los de las gafas, porque forman parte de un grupo escogido que experimenta la última tecnología que les permite disfrutar de una realidad alternativa. El de las zapatillas, porque no necesita las gafas para ver...

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La foto que ayer ilustraba la primera página de este periódico es una buena imagen de lo que está sucediendo con las nuevas tecnologías. Mientras decenas de tipos permanecen sentados atentos a las gafas de realidad virtual que llevan encasquetadas y les impiden ver nada más, un chaval en zapatillas, vaqueros y camiseta avanza sonriente al tiempo que les sobrepasa. Todos están contentos. Los de las gafas, porque forman parte de un grupo escogido que experimenta la última tecnología que les permite disfrutar de una realidad alternativa. El de las zapatillas, porque no necesita las gafas para ver realidades que aún no existen. Los que están sentados, sin sus gafas pierden todo ese mundo. El que camina ni siquiera necesita las zapatillas para avanzar. Claro que tampoco es un santo ajeno a lo que está pasando, sino que es el dueño de la compañía que ha fabricado el software que permite a todas esas personas sentadas acceder a un mundo hasta ahora fuera de su alcance.

A estas alturas de observación de la imagen todos hemos tomado partido por los unos o por el otro. Lógico. Como vivimos en un mundo donde parece que todos somos magistrados del Tribunal Supremo no podemos quedarnos sin emitir un juicio. De modo que, para no andar con sutilezas, juzguemos la última propuesta del chico de la camiseta.

Marck Zuckerberg se ha hecho uno de los hombres más ricos del mundo (condenado) gracias a haber inventado Facebook, una red social (absuelto) que utilizan tanto el pueblo llano (absuelto) como las grandes empresas (condenado) para expresar sus opiniones (absuelto). Se trata de una red gratuita (absuelto), pero que genera gigantescos beneficios (condenado) porque dispone de una descomunal base de datos de sus usuarios (condenado). Facebook no depende de ningún Estado (absuelto), pero prohíbe los pezones (condenado).  Ahora Zuckerberg tiene un plan que puede llevar el beneficio de la información a gran parte del planeta (absuelto), pero que a la vez probablemente le hará ganar mucho dinero (condenado). Se trata de llevar Internet a los 4.000 millones de personas que no lo tienen en el mundo para que puedan ver incrementado de manera sustancial su acceso a la información y al conocimiento (absuelto). El acceso será gratuito (absuelto), pero debe hacerse a través de Facebook, con lo que genera más beneficios para Zuckerberg (condenado) y no significa que el acceso a Internet sea completamente libre sino a aquellas webs que la compañía del chico de la camiseta decida (condenado).

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Muchas de esas 4.000 millones de personas viven bajo regímenes y estructuras para los que la libertad de información y el intercambio de conocimiento es una perspectiva aterradora. Y esa falta de libertad coincide demasiadas veces con depauperadas estructuras educativas. El acceso a Internet —aunque sea bajo una lluvia de gatitos y frases intensas de Facebook— puede tener gigantescas consecuencias en gran parte del mundo. El chico de la camiseta quiere hacer negocio, pero el verdadero beneficio se lo van a llevar millones. (Absuelto).

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