El metro que nunca termina de llegar a su destino

Bogotá es una de las pocas grandes capitales del mundo sin transporte subterráneo

Con permiso de “paz” y “James”, quizás la tercera palabra más repetida en un día cualquier en Bogotá sea “trancón”; atasco, embotellamiento, sinónimo también de desesperación para los nueve millones de habitantes de la fascinante capital colombiana, con un parque de automóviles que supera el millón y medio.

La movilidad, al que habría que añadir el prefijo in durante buena parte del día, será de nuevo uno de los grandes desafíos para el alcalde que resulte elegido el próximo 25 de octubre. A buen seguro, también prometerá construir un metro.

El metro de Bogotá se empezó ...

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Con permiso de “paz” y “James”, quizás la tercera palabra más repetida en un día cualquier en Bogotá sea “trancón”; atasco, embotellamiento, sinónimo también de desesperación para los nueve millones de habitantes de la fascinante capital colombiana, con un parque de automóviles que supera el millón y medio.

La movilidad, al que habría que añadir el prefijo in durante buena parte del día, será de nuevo uno de los grandes desafíos para el alcalde que resulte elegido el próximo 25 de octubre. A buen seguro, también prometerá construir un metro.

El metro de Bogotá se empezó a construir en los años cuarenta. O lo que es lo mismo, se le ha resistido a una veintena de presidentes y una decena de alcaldes. No será porque no se ha intentado. Se estima que se han presentado hasta 12 estudios y se ha invertido en ellos unos 75.000 millones de pesos. La capital colombiana es, junto a Ciudad de Guatemala y Curitiba, una de las tres ciudades entre las 20 más pobladas de la región que no cuenta con metro. Por ampliar el horizonte, Bogotá es una de las cinco capitales del mundo con más de nueve millones de habitantes que no tiene subterráneo, compartiendo honor con Lagos (Nigeria) o Yakarta (Indonesia). El metro de Medellín, la segunda gran ciudad colombiana, cumplirá 20 años en noviembre.

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Uno de los últimos gestos para con el metro fue del presidente, Juan Manuel Santos. A finales de mayo entregó al alcalde, Gustavo Petro, un cheque con valor de 9,6 billones de pesos, el equivalente al 70% de la inversión, de la que se haría cargo el Gobierno. El cheque, no obstante, era virtual. Simbólico. Un buen gesto. Otro más para los bogotanos, hastiados de tanta promesa. Una encuesta reciente de la revista Semana aseguraba que el 43% de la población estaría dispuesta a irse de la ciudad. Más del 30% alegaba como motivo la movilidad, los trancones. Como el que sufre el metro.

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