Editorial

El flanco débil de la deuda

Las empresas y el Estado tienen que reducir el endeudamiento para proteger la recuperación de la inestabilidad financiera

El Fondo Monetario Internacional (FMI), una institución que suele ofrecer recetas discutibles pero diagnósticos acertados, acaba de remachar una evidencia sobre España que el discurso oficial se empeña en disimular: el endeudamiento elevado de las empresas españolas (e italianas) es un freno a la recuperación. El mensaje del FMI insiste en la debilidad que causa en las empresas sus elevados índices de deuda. “Su capacidad para lidiar con shocks externos, como un aumento en el coste de financiación o una caída de beneficios, es limitada”.

La advertencia del FMI, que sería aplica...

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El Fondo Monetario Internacional (FMI), una institución que suele ofrecer recetas discutibles pero diagnósticos acertados, acaba de remachar una evidencia sobre España que el discurso oficial se empeña en disimular: el endeudamiento elevado de las empresas españolas (e italianas) es un freno a la recuperación. El mensaje del FMI insiste en la debilidad que causa en las empresas sus elevados índices de deuda. “Su capacidad para lidiar con shocks externos, como un aumento en el coste de financiación o una caída de beneficios, es limitada”.

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La advertencia del FMI, que sería aplicable igualmente al elevado endeudamiento público español, no significa que la institución desconozca los avances en el crecimiento económico. De hecho, en el último informe difundido ayer subraya que España será la economía del Fondo que más crezca en 2015 (3,1%) entre los ocho grandes países analizados. Pero este crecimiento está expuesto a riesgos externos porque no está fundamentado en la estabilidad privada y pública. En los últimos ocho años, la deuda privada ha caído de forma insuficiente, desde el 190% del PIB aproximadamente hasta el 150%. Es necesario un esfuerzo mayor en reducir ambas tasas de deuda para que la economía deje de estar expuesta a los efectos de la volatilidad internacional. El episodio del crash bursátil chino sugiere que una inestabilidad circunstancial puede traducirse rápidamente en un empeoramiento de los costes financieros públicos.

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La advertencia no debe caer en saco roto. Expone de forma indirecta que el plan de estabilidad financiera diseñado por el Gobierno a partir de 2012 —pieza fundamental de su política económica— ha tenido un éxito muy relativo, puesto que no ha conseguido reducir el volumen de deuda. Este flanco débil puede constituir un peligro serio en caso de un empeoramiento significativo en Grecia u otra convulsión bursátil.

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