Cifras y tretas
Se publica en la prensa un informe en el que se da el siguiente apunte: uno de cada cinco parados reconoce haber cobrado algún trabajo en b. Siguiendo con la proporción, tenemos que dos de cada diez —20 de cada 100 y, echando mano de la EPA del primer trimestre del año 2015, 1.089.000 desempleados de cada 5.445.000— han percibido alguna faena en negro. Al incrementarse la cifra, el dato se torna elocuente, escandaloso y radiografía con precisión la magnitud del fraude.
¿A quién culpar? ¿A quienes no llegan a fin de mes? ¿A aquellos que pagan la nómina en tramos a y b? ¿Al Gobierno? Supo...
Se publica en la prensa un informe en el que se da el siguiente apunte: uno de cada cinco parados reconoce haber cobrado algún trabajo en b. Siguiendo con la proporción, tenemos que dos de cada diez —20 de cada 100 y, echando mano de la EPA del primer trimestre del año 2015, 1.089.000 desempleados de cada 5.445.000— han percibido alguna faena en negro. Al incrementarse la cifra, el dato se torna elocuente, escandaloso y radiografía con precisión la magnitud del fraude.
¿A quién culpar? ¿A quienes no llegan a fin de mes? ¿A aquellos que pagan la nómina en tramos a y b? ¿Al Gobierno? Supongo que todos tienen su parte de culpa. Eso sí, no alícuota, porque cuando la pertinaz sequía de ética y moralidad inunda el espacio público, todo lo demás viene por añadidura, y la lista de los 700 es una coartada perfecta.— F. Javier Santos.