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Superación y deporte

Una galería de las grandes campeonas mundiales que rompen barreras en sus respectivas disciplinas

Con tres títulos de campeona en la WNBA y títulos a nivel europeo y español, así como con la selección, Amaya Valdemoro, ya retirada, está considerada la mejor jugadora de baloncesto de la historia de España. Como líder del conjunto nacional, Valdemoro ganó el oro europeo en 2013, además de una plata y tres bronces en idénticos campeonatos, así como un bronce en el Mundial de 2010. “El baloncesto me lo ha dado absolutamente todo. Me ha formado como persona, me ha dado amistades, cultura, valores… Y trabajo, aunque tengo la suerte de que para lo que otros es un empleo, para mí no lo es. Nunca imaginé que pudiera ganar los tres anillos de la WNBA, entre otras cosas porque la liga femenina estadounidense no existió hasta 1997. Cuando era niña me imaginaba a mí misma como campeona olímpica de los 1.500 metros. Se me daban bien todos los deportes. El baloncesto fue para mí una casualidad. Creo que si hubiera sido hombre hubiese tenido más fama y muchísimo más dinero. La situación del deporte femenino apenas ha cambiado. La final del pasado Mundial de baloncesto que jugaron España y Estados Unidos la siguieron 1,5 millones de personas en prime time: pero si fue tan vista en televisión fue por una cuestión puntual, porque estamos a años luz del deporte masculino. En Estados Unidos, las cosas son diferentes: el sistema educativo americano tiene instaurado el deporte como pieza principal, del high school a la universidad y de ahí al deporte profesional. Está muy arraigado”.Dimitry Argunov (Efe)
La atleta jamaicana, campeona mundial y olímpica en 100 metros en Berlín, Moscú, Londres y Pekín, tiene ante sí el reto de conseguir el tercer oro olímpico consecutivo en los próximos Juegos de Río, en 2016. Si lo logra, sería la primera mujer en alcanzar semejante marca. “Es una sensación increíble saberme la mujer más rápida del planeta. Porque hay muchas que se dedican a esto. Es alucinante verme en lo más alto. Además, siento que mi carrera deportiva es buena para mi país y que sirve de inspiración para otras personas. Si me preguntas por el momento más feliz como atleta, sin duda tengo que decirte que ganar las medallas de oro olímpicas. El sentimiento de colgártelas en el cuello es indescriptible, conociendo todo el trabajo que implica, saber que tu nombre entra en la historia junto a otras grandísimas corredoras como Florence Griffith. Me encantaría batir su récord alguna vez [con 10,49 ostenta la mejor marca desde 1988, por 10,70 que tiene Frazer-Pryce], ¡pero no sé si podré! Tampoco me quita el sueño, trabajo sobre todo por batir mi propio tiempo. Siento que soy una embajadora de Jamaica en el mundo: es algo que nunca pedí, que me llegó. No tengo presión por ello, pero sí ambiciono siempre ganar para podérselo ofrecer a todo el país. Las mujeres no tenemos las mismas oportunidades que los hombres, por supuesto que no. Pienso que merecemos el mismo apoyo. Tenemos que trabajar muy duro. En mi caso, en el de Jamaica, no puedo quejarme. Creo que soy tratada igual que, por ejemplo, Usain Bolt”.Ian Walton (Getty)
La corredora de BMX le dio en 2012 a Colombia su segunda medalla de oro olímpica de la historia. La victoria en los Juegos de Londres significó para ella certificar un sueño: “Yo empecé en el BMX gracias a mi hermano, que también lo practicaba. Mi familia siempre me apoyó. El problema que tuve siendo niña era que algunos padres no aceptaban que yo ganara a sus hijos (niños). Eso, en su momento, me creó tristeza, decepción, rabia y algunas caídas, pero hoy le agradezco a la vida la oportunidad de vivir esas situaciones difíciles que me enseñaron habilidades diferentes que convertí en una ventaja. Para mí, el haber crecido entre hombres y tratar de seguir sus pasos fue una bendición al inicio de mi carrera, fue muy importante para formar a la deportista que soy hoy. Tuve a mi lado a un equipo de triunfo siempre acompañándome, ayudándome y apoyándome, y conté con suficiente capacidad, perseverancia y amor por mi deporte para lograr convertir esa situación difícil en una oportunidad y una ventaja para ser mejor cada día. Creo que he abierto camino en mi deporte a las mujeres. Eso es para mí un honor, un orgullo y una alegría inmensa. Hoy las carreras de BMX en mi país están llenas de mujeres de todas las edades con muchísimo talento y el mismo amor por este deporte que tengo yo. Cuando una niña me dice que practica y ama el BMX por mí siento esa misma sensación de un sueño alcanzado. Esa es una de las razones que me impulsan a mejorar: parte de mi objetivo es querer dejar una huella y un legado que van más allá de las medallas”.Phil Walter (Getty)
Tenía 16 años cuando alcanzó la gloria olímpica. La gimnasta estadounidense Gabrielle Douglas triunfó en los Juegos de Londres en 2012: fue la primera deportista negra en conseguir el oro individual en su disciplina y la primera estadounidense en lograr el doblete olímpico (fue también campeona por equipos). “Es difícil expresar con palabras lo abrumador que resulta darse cuenta de que he hecho historia gracias a mis éxitos en los Juegos. Me siento muy honrada de representar a mi país. Cuando miro hacia atrás, a todos esos años que he pasado de trabajo duro, de sacrificio, de compromiso, veo que ha sido un camino mucho más difícil del que a veces le reconozco a mi propia familia. Ha sido y es una verdadera lucha, pero un honor increíble. Nunca lo daré por sentado. Antes de convertirme en campeona olímpica, mi familia siempre me decía que me tenía que ver como tal. Bien, en realidad nunca me vi así. Pero ellos querían animarme, hacerme creer en mí misma y tener fe en mi talento. Mi madre especialmente, pero también el resto de mi familia, lo han sacrificado todo por mí y continúan haciéndolo hoy día. Nunca han parado de creer en mí, incluso cuando en alguna ocasión he querido tirar la toalla. Mi próximo objetivo son los Juegos Olímpicos de Río 2016: no sé decir cuántas posibilidades tengo, pero creo que estoy trabajando muy duro y con una entrenadora impresionante: Kittia Carpenter. Creo que hombres y mujeres pueden ser campeones por igual si se lo proponen. Yo espero servir de inspiración para cualquiera que me siga”.Brian Snyder (Reuters)
La escaladora vasca rompió techos, y nunca mejor dicho, en su deporte. Ella fue la primera mujer en la historia en coronar los 14 ochomiles, las cimas más altas del planeta. Antes que ella, solo 20 personas habían logrado el mismo reto: todos eran hombres. “He tenido fortuna porque la gente que ha habido a mi alrededor siempre me ha visto como una alpinista. Como en todos deportes, he sentido algo de machismo, especialmente al inicio, cuando quizá confiaban más en un hombre que en una mujer, solo por el hecho de serlo. Es verdad que genéticamente hombres y mujeres somos diferentes. Ellos tienen más fuerza física, pero creo que nosotras tenemos más fortaleza mental. Eso nos ayuda y nos equipara. En la alta montaña, por ejemplo, las mujeres poseemos más paciencia para esperar, para aguardar el buen tiempo: ellos suelen ser más impacientes. Cuando alcancé el Everest, mi primer ochomil, nunca pensé lo que vendría después. Nueve años más tarde, en la cima del Shisha Pangma, sentí satisfacción y una gran alegría porque era un reto terminado, pero también me acordé de los momentos más duros, de los muy buenos amigos que me ha arrebatado la montaña. Esta me ha enseñado a levantarme cuando te caes, a trabajar en equipo. Eso es lo que trato de enseñar a otras personas cuando doy conferencias”.Raúl Urbina (Getty)
La estadounidense es la absoluta dominadora de la natación mundial, con cuatro medallas de oro y una de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, y con seis oros en los Mundiales de Barcelona en 2013. “Nunca hubiera soñado con conseguir algo así. El Mundial de Barcelona marcó mi último verano con mi entrenador ­– después de 11 años–, Todd Schmitz: queríamos dar un gran colofón a una carrera juntos, y lo conseguimos. Creo que es un reto para los siguientes campeonatos, pero también es maravilloso haber colocado el listón tan alto: estoy preparada para ver qué puedo conseguir en el futuro. Entreno para ello: nado cuatro horas diarias durante cuatro días de la semana, y otras dos horas otro día. Pienso que parte de lo que convierte a cada nadador en único es algo que va más allá de si uno es hombre o es mujer. Quiero pensar que la razón por la que he obtenido la atención que tengo es por mi personalidad. Cuando gané el Premio Laureus como la mejor atleta femenina del año me sentí increíble. Premios así ayudan a poner el foco en las mujeres. Poco a poco, estamos siendo mucho más importantes. Nuestra entrenadora en los Juegos era Teri McKeever, la primera mujer estadounidense en ese puesto en la historia olímpica”.Paul Gilham (Getty)
La exjugadora de baloncesto estadounidense está acostumbrada a romper moldes. En 1999 debutó en la WNBA, la versión femenina de la liga de baloncesto más importante del planeta, la NBA. En 2008, después de que EE UU no la convocara para participar en los Juegos Olímpicos de Pekín, Hammon se nacionalizó rusa, aprovechando que jugaba en el CSKA de Moscú (también lo hizo en Italia y España). Aquello le costó acusaciones de antipatriota, pero ella cumplió su sueño de ganar una medalla olímpica. El verano pasado, Hammon se retiró como jugadora y recibió una oferta para ser la entrenadora asistente de los San Antonio Spurs, la primera mujer en un cargo tan importante en la historia de la NBA. Ella explica su visión: “La WNBA se posiciona en favor de la igualdad. Significa mirar a las generaciones futuras. Todos debemos apoyar esta causa, alentar a la WNBA, porque si no lo hacemos ahora nadie nos garantiza que exista en el futuro. Es importante tener una visión que vaya más allá del presente. Hay que agradecer a esas pioneras y pioneros que pusieron los cimientos. A las futuras generaciones les digo que cuiden lo que tenemos, porque es como un bebé al que hay que amar. Y a Gregg Popovich (entrenador de San Antonio Spurs) le doy las gracias por la tremenda oportunidad que me ha dado, por creer en mí”.Reuters
La portera de la selección alemana de fútbol y ahora jugadora del Brisbane Roar es la actual Balón de Oro de la FIFA. A sus 36 años, su carrera ha pasado por clubes de Alemania, Suecia, Estados Unidos y ahora Australia. “Me gano la vida gracias al fútbol, pero ni mucho menos podré vivir el resto de mis días de lo que estoy ganando ahora. Tendré que trabajar cuando me retire, eso seguro. Nunca me he sentido discriminada, aunque conozco a gente que sí. Creo que para nosotras, las jugadoras de la selección alemana, todo cambió en el momento que empezamos a ganar mundiales [Alemania tiene dos, de los cinco disputados] todo cambió. Fue un gran impacto para la sociedad: cuantos más títulos ganábamos más atención y medios recibíamos. Nunca había pensado que por el hecho de ser mujer hubiera tenido que demostrar más que un hombre. Pero cuanto más mayor me hago más lo creo. Yo tuve mucho apoyo, pero no siempre es fácil. En realidad una mujer tiene que trabajar más duro que un hombre, pero no solo en el fútbol, sino en cualquier profesión. El fútbol lo mejor que me ha dado son los títulos que he ganado y ver cómo he logrado ser la mejor en mi profesión. Por contra, lo peor fue perder en cuartos de final del Mundial en 2011”.Mike Hewitt (Getty)
La nadadora Teresa Perales tiene 22 medallas, las mismas que Michael Phelps, aunque mucha menos fama. Ella es paralímpica además de mujer, frente al tiburón de Baltimore, hombre y olímpico. “Mi objetivo no es superar a Phelps, sino ganar medallas para regalarle al menos una a mi hijo. Recuerdo la primera vez que fui al club deportivo a apuntarme a natación. Quería aprender. Descubrí que no se me daba nada mal. Pero nunca imaginé el éxito que vendría. En realidad, cuando empecé a ganar las primeras medallas tampoco me imaginaba llegar tan lejos. Era algo que se me escapaba: ¿cómo me iba a pasar a mí? ¡Eso les pasaba a los demás! Estoy muy orgullosa del camino recorrido, del trabajo. Creo que el éxito depende de uno mismo, de las ganas de superar cualquier obstáculo: el más alucinante, el miedo a meterme en el agua, el miedo a no tener sensibilidad, a no tener control sobre mis movimientos, a tirarme no solo metafóricamente, sino en verdad, a una piscina. Siempre he defendido que en la vida querer es poder: todo empieza por querer de verdad, no de decir las cosas sin desearlas. No sé si sirvo de inspiración para otras personas. Yo en mi día a día no lo veo así. Entreno lo mejor que puedo y trato de transmitir unos valores a mi hijo”.Marta Salguero (EFE)