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Los rostros del nuevo feminismo

Una nueva generación de feministas toma el relevo. La Red es el lugar donde compartir ideas y lanzarlas al mundo. Las nuevas tecnologías han roto miedos y fronteras. Una oleada de jóvenes claman por su espacio y están decididas a que su mensaje se convierta en hechos.

Oírla hablar de las mujeres como “actrices del cambio” y de las reivindicaciones feministas hace contener la respiración para no perder ni una sílaba. Inés Gutiérrez Cueli tiene 20 años y dice rotundamente que el feminismo debe estar en el centro de toda reivindicación social. Madrileña y estudiante de Antropología Social y Cultural, explica que llegó al movimiento feminista desde el estudiantil. “Cuando me empecé a topar de frente con que, además de los problemas como precaria y como estudiante, tenía otros añadidos por ser mujer. Vivimos en un expolio continuo de derechos”, apunta. Desde entonces, milita en un grupo mixto de estudiantes y en la Comisión por el Derecho al Aborto. Ha repetido lemas históricos, pero también, remarca, mensajes y formatos nacidos de una generación que se ha criado enganchada a la Red, una herramienta básica de militancia y de encuentro.Cristina López
Provocadora y deslenguada. Insumisa. Así es la escritora Itziar Ziga, uno de los referentes más frescos y jóvenes del transfeminismo –afirma que no hay identidades de género fijas, monolíticas– en España. “También el sexo es construido, ya no queda ningún anclaje desde el que se puede explicar la inevitabilidad de nuestra opresión”, dice Ziga, vasca, de 37 años. “Soy feminista extrema, radical subversiva, espectacular, cabreada, despeinada”, se carcajea. Es autora de obras como Un zulo propio o Devenir perra. “Nunca hemos sido un movimiento lineal”, afirma, en referencia a la pluralidad de sus objetivos. “No solo nos afecta la opresión de género; también la racial, la sexual, la económica, la que ataca a las mujeres que no cumplen todos los cánones”.Cristina López
(Bilbao, 1990). Aterrizó en el movimiento cuando estudiaba Periodismo y Comunicación. “Fue cuando me di cuenta de que era lesbiana y empecé a buscar bases teóricas a lo que estaba pensando y sintiendo”, recuerda. Y de la teoría al activismo. Hoy es subdirectora de Píkara Magazine, una revista digital que se ha convertido en referente en España. En ella habla sin tapujos de violencia sexista, eyaculación femenina, acoso; hasta de la depilación. También, por supuesto, de todo tipo de feminismos. Como el suyo: lesbiana y feminista. En ese orden. “Sobre todo porque, en general, los grupos LGTB no suelen ser feministas. Una vez se ha logrado el matrimonio, se reproduce el modelo de familia tradicional”, resume.Cristina López
Sonríe cuando explica que a veces se comporta e interactúa como si la revolución feminista hubiera triunfado. Como si la igualdad fuera real, no una entelequia. “Es como un juego interno, no es ingenuidad, pero es vivir como querrías que fuese. Y esto actúa como un efecto de contagio”, dice. Laura Gaelx cree que quizá por eso, porque hay muchos más feminismos de los que se ven, y porque los mensajes permean, se mueve en un entorno 100% feminista. Gallega, de 32 años, participa en el fanzine sonoro Sangre Fucsia, color que va más allá del violeta clásico que siempre han abanderado las feministas. Ha centrado gran parte de su activismo –y su trabajo, es periodista– en canalizar todo tipo de expresiones artísticas alternativas y feministas. “Y hay miles, y enriquecedoras, que se alejan de las patriarcales, capitalistas y androcéntricas. Alimentan mucho y hay ganas”.Cristina López
A veces se define como una “lamia moderna”, esa figura de la mitología con rostro de mujer hermosa y cuerpo de dragón. Aunque si hay que poner etiquetas, Lola Pérez (Molina del Segura, 1992, licenciada en Filosofía) prefiere la de “feminista pro-sex”, un concepto que reivindica la liberación sexual de la mujer como una de las bases de la lucha por la igualdad. Y lo demuestra en su blog –Tratado de amor genital– y en Twitter, donde, con el nombre de Doctora Glas, dispara y provoca. “Huyo del feminismo que romantiza la sexualidad femenina. Que cada una busquemos y encontremos nuestro camino en la sexualidad, fuera de los discursos establecidos, es clave para empoderar a la mujer y quitarnos todos los corsés”.Cristina López
De pequeña leía los tebeos de Mortadelo y Filemón. “Ahora me doy cuenta”, afirma Miriam Muñoz (Madrid, 1986), “de que son superracistas y machistas”, ríe. Hoy firma sus cómics y sus ilustraciones como Miriam Persand y forma parte de toda una corriente de autoras de historietas que tratan de hacerse un hueco en una industria que tradicionalmente las ha relegado. “Pero somos muchas y cada vez con más temáticas orientadas a reivindicarnos”, remarca. Llegó al feminismo a través de la teoría queer –el género, la identidad sexual y la orientación sexual no están biológicamente inscritas, sino que son fruto de una construcción social– y deja caer, implícitos, sus mensajes en sus cómics. “Es una herramienta estupenda para visibilizar”, afirma. Una de las iniciativas en las que participó, Wombastic –cómic de autoras contra la reforma de la ley del aborto–, ilustró muchas de las manifestaciones feministas de 2014. “Quizá yo no puedo escribir un ensayo, pero puedo hacer un dibujo”.Cristina López