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Hogares bajo el agua

Colonia del Sacramento, una ciudad del sur de Uruguay, a orillas del Río de la Plata sufre con frecuencia inundaciones que obligan a sus vecinos a dejar sus hogares

La crecida del arroyo llegó a su punto más alto a media tarde, llegando a cubrir por completo algunas casas. Por la noche el agua comenzó a bajar y algunos de los vecinos trataban de acceder a sus casas para ver los daños y salvar algunas pertenencias, a pesar de que el nivel del agua todavía se mantenía alto.César Dezfuli
Interior del centro de evacuación, lugar donde ya habían sido asistidos en anteriores inundaciones los habitantes de Villa Ferrando. Algunos, especialmente los niños, consiguen conciliar el sueño entre tanto movimiento.César Dezfuli
Omar, de 60 años, es un pastor evangelista que tras trabajar en diferentes misiones en Brasil, Perú, Camboya o Angola, lleva más de veinte años viviendo en el asentamiento junto a su familia. “Esto es una guerra entre el hombre y la naturaleza”, asegura.César Dezfuli
Interior de la casa de Víctor Echevarría el día después de las inundaciones. El nivel del agua ya había bajado y la familia pudo entrar a la casa y comprobar los daños. Todas sus pertenencias quedaron inservibles.César Dezfuli
La mayoría de los evacuados en el polideportivo municipal son niños y ancianos, sobre todo mujeres. Muchos de los hombres permanecieron en sus casas para evitar posibles saqueos tras la bajada del agua.César Dezfuli
La casa de Víctor Echevarría fue la más afectada al ser la más cercana al arroyo. Quedó totalmente cubierta de agua por varias horas. Cuando el agua comenzó a bajar, él y su familia trataron de acceder para recuperar alguna de sus pertenencias.César Dezfuli
Montañas de muebles, electrodomésticos y ropa fueron ocupando las puertas de cada una de las casas de Villa Ferrando los días posteriores. La mayoría de estas cosas habían quedado inutilizadas y muchos de los vecinos temían volver a sus casas por la presencia de víboras e insectos venenosos que habían sido traídos por la corriente.César Dezfuli
Militares ayudan a los evacuados a volver a sus casas después de dos días de asistencia en el polideportivo municipal, a pesar de que aún no había dejado de llover.César Dezfuli
Ana Acosta, delegada del asentamiento, también se vio afectada por las inundaciones, además de fuer la responsable de representar las reclamaciones de sus vecinos ante las instituciones. “En mi casa había nevera, lavadora… Mi marido y yo trabajamos, y nos lleva más de un año pagar todo en cuotas. Y ahora tienes que volver a empezar, y así una vez, y otra… porque esta no es la primera inundación que sufrimos” aseguraba.César Dezfuli
Uno de los ocho hijos de Omar, junto a sus perros en los alrededores de su casa, todavía anegados tres días después de las inundaciones. Fue uno de los que se negaron a abandonar la casa a pesar de la crecida del río.César Dezfuli
Lucía en el reparto de comida en Villa Ferrando tras la vuelta a casa. La crecida del río dejó muchas de las casas sin suministro eléctrico y sin gas, por lo que los vecinos no tenían forma alguna de cocinar.César Dezfuli