EL ACENTO

Economía de colaboración

El Internet de las cosas revoluciona la manera de consumir viajes y alojamientos turísticos

Marcos Balfagón

Internet ha revolucionado el mundo de las comunicaciones; ahora, el Internet de las cosas está cambiando los hábitos de los consumidores a través de la pujanza de la llamada economía colaborativa,un sistema que se asienta en plataformas que permiten a los particulares compartir coches, garajes o alojamientos. Son actividades que tienen en pie de guerra a taxistas, compañías de alquiler de vehículos y hoteles porque, dicen, son competencia desleal y escapan al fisco.

Empresas como Airbnb (dedicada al alquiler temporal de alojamiento turístico entre particulares) o Uber (transpor...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Internet ha revolucionado el mundo de las comunicaciones; ahora, el Internet de las cosas está cambiando los hábitos de los consumidores a través de la pujanza de la llamada economía colaborativa,un sistema que se asienta en plataformas que permiten a los particulares compartir coches, garajes o alojamientos. Son actividades que tienen en pie de guerra a taxistas, compañías de alquiler de vehículos y hoteles porque, dicen, son competencia desleal y escapan al fisco.

Empresas como Airbnb (dedicada al alquiler temporal de alojamiento turístico entre particulares) o Uber (transporte en los núcleos urbanos) son dos pujantes ejemplos de consumo colaborativo. La ciudad de San Francisco, cuna de Airbnb, acaba de legalizar este servicio creado en 2008: su fundador, Brian Chesky, compró colchonetas hinchables (air) y ofreció desayuno y alojamiento (bed and breakfast, bnb) a gente que quería asistir a un congreso y no encontraba plazas hoteleras.

A partir de 2015, los residentes de la ciudad estadounidense (condición indispensable para quienes se acojan a la ley Airbnb) podrán subarrendar habitaciones, apartamentos o casas. Pero con ciertas restricciones: el tiempo máximo será de 90 días al año, una limitación que marca la frontera entre el hospedaje temporal y la competencia desleal. Quienes presten este servicio tendrán que suscribir un seguro de al menos medio millón de dólares (394.000 euros) y llevar viviendo en el domicilio en cuestión nueve meses.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Visto así, se podría decir que la economía de colaboración tiene indudables ventajas: un uso más eficiente de los recursos, más competencia, abaratamiento de costes... Pero quedan en el aire otras cuestiones: regular la calidad del servicio, evitar situaciones discriminatorias, recaudar impuestos...

Dice el economista y sociólogo Jeremy Rifkin que el consumo de colaboración es el primer paradigma económico que ha arraigado desde la llegada del capitalismo y el socialismo en el siglo XIX. La cuestión es cómo encajar todas las piezas de un complejo puzle para que nada chirríe en un mundo global.

Archivado En