Vida simple

Perros y gatos también tienen depresión

La vuelta a la rutina les afecta. Anote estas pautas para aligerar su estrés

La vuelta a casa tras unas gratificantes vacaciones nos cuesta a todos. Se acabó el ocio durante las 24 horas del día, el despertador suena de nuevo a las siete de la mañana, toca incorporarse al trabajo y convivir con el estrés y las prisas. Pero, ¿y nuestra mascota? ¿Cómo afecta a perros y gatos el cambio de hábitos? Los hay que se adaptan a la rutina sin problemas y otros que pueden llegar a depr...

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La vuelta a casa tras unas gratificantes vacaciones nos cuesta a todos. Se acabó el ocio durante las 24 horas del día, el despertador suena de nuevo a las siete de la mañana, toca incorporarse al trabajo y convivir con el estrés y las prisas. Pero, ¿y nuestra mascota? ¿Cómo afecta a perros y gatos el cambio de hábitos? Los hay que se adaptan a la rutina sin problemas y otros que pueden llegar a deprimirse, dejar de comer y provocar destrozos en casa cuando sus dueños se ausentan. Ciertas pautas pueden prevenir tristezas, ansiedades y problemas de conducta a la vuelta a casa de nuestros compañeros de cuatro patas.

Estas son las más importantes:

  • Gatos antivacaciones, mejor en casa. Los felinos son animales muy apegados a su territorio y salir de su hogar durante unos días de vacaciones no suele ser la mejor opción para ellos. Aunque no se puede generalizar, es habitual que un gato se estrese cuando abandona su rutina y ambiente. "Tanto un viaje como la estancia en una residencia felina o un cambio de vivienda temporal, pueden suponer para el gato momentos de ansiedad, miedo y estrés", explica Marco Villén, veterinario, que trabaja en etología clínica.
  • Alternativas felinas. La mejor idea es que el gato se quede en casa y una persona de confianza pase cada dos o tres días para revisar su estado y proveerle de agua y alimento. "Aunque los gatos echan de menos a las personas con las que conviven cuando se van de vacaciones, compensa evitarles el grado de estrés que les supone abandonar su territorio, ambiente y rutina habituales", advierte Villén.
  • Perros que no soportan la ausencia de sus dueños. Los canes son más adaptables que los gatos a los cambios de vivienda y rutina, pero si los llevamos de vacaciones, hay que intentar dejarlos en soledad unas horas al día. Así, al regresar, cuando usted salga de casa y lo deje solo por las obligaciones diarias, su ausencia no se convertirá en un calvario para el perro. Alrededor de un 20 % de estos animales, sobre todo los que viven en casas y zonas urbanas, padecen ansiedad por separación, según cifra Villén. Si el can está todo el día con sus dueños durante las vacaciones y se desacostumbra a sus ratos de soledad, le costará habituarse a la desaparición puntual de su familia humana el resto del año. 
  • Recuperar la rutina de forma gradual. En la medida de lo posible, corresponde regresar a casa unos días antes de integrarse de lleno en la vorágine de los horarios laborales y las obligaciones. De esta forma, podremos dar un margen a nuestro animal para que se acostumbre al nuevo ambiente. "Nuestros compañeros de cuatro patas necesitan un entorno previsible; con horarios ordenados y metódicos, como la hora del paseo, de la comida o el juego", aconseja el veterinario Marco Villén.
  • Feromonas que relajan a perros y gatos tras las vacaciones. Cuando nuestro animal se muestra alterado, nervioso, inquieto o desubicado tras el descanso estival, podemos relajarle y propiciar su bienestar con la aplicación de ciertos olores. El olfato es uno de los sentidos más desarrollados en perros y gatos. Ciertos aromas influyen en su estado de ánimo y les pueden tanto alterar como relajar. A partir de esta base, se han elaborado productos con feromonas o partículas olfativas seleccionadas para aportar relajación y bienestar a nuestros animales más cercanos. Estos olores envasados recuerdan a perros y gatos momentos gratificantes, como cuando se amamantaban de sus madres. Se comercializan en varios formatos, como collar, spray o difusor (enchufe), y cuestan alrededor de 30 euros.
  • Si hay falta de apetito o cambios de conducta, acuda al veterinario. Si el perro o el gato están sanos, lo habitual es que la adaptación a la rutina sea rápida y sin incidentes (alrededor de una semana). No obstante, si al regreso de las vacaciones con el animal se detectan cambios de comportamiento, como inapetencia o decaimiento, que se alargan durante varios días, consulte a un especialista.
  • Tras el disfrute con el perro de unos días de vacaciones en el campo o la playa, es aconsejable revisar su pelaje por si tuviera parásitos externos, como pulgas o garrapatas. Las orejas, sobre todo si son largas y peludas, pueden tener enganchadas espigas, que si penetran en el interior del oído, tienen la capacidad de provocar lesiones.
  • Mucha cantidad de lo más evidente: cariño, amor y paciencia. La necesidad más obvia de nuestros animales más cercanos puede resultar en un momento dado lo que más se pase por alto, pero también es lo más importante: el cariño, el amor y la paciencia no tienen precio para nuestros amigos. Con estos ingredientes, ellos superan cualquier bache. Seamos generosos.

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