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Entusiasmo creativo

La vitalidad musical del maestro Daniel Barenboim

Carta de la semana

Soy una mujer de 88 años. Vivo en Cuernavaca, México, desde el exilio de la guerra civil española. He tenido una vida plena, pero siempre con nostalgia y añoranza. Mi gran pasión por la música me ha impulsado y acompañado siempre.

Desde hace años mantengo unido un grupo de fieles amigos melómanos. Nos reunimos en mi casa, hacemos música escuchándola e interpretándola a nuestro modo. Qué gran alegría leer en El País Semanal del 24 de agosto de 2014 la entrevista a Daniel Barenboim. Admirable su entusiasmo creativo tanto social como musical plasm...

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Carta de la semana

Soy una mujer de 88 años. Vivo en Cuernavaca, México, desde el exilio de la guerra civil española. He tenido una vida plena, pero siempre con nostalgia y añoranza. Mi gran pasión por la música me ha impulsado y acompañado siempre.

Desde hace años mantengo unido un grupo de fieles amigos melómanos. Nos reunimos en mi casa, hacemos música escuchándola e interpretándola a nuestro modo. Qué gran alegría leer en El País Semanal del 24 de agosto de 2014 la entrevista a Daniel Barenboim. Admirable su entusiasmo creativo tanto social como musical plasmado sobre todo en la orquesta de su creación West-Eastern Divan.

Desde siempre he sentido enorme admiración por este gran artista. Más que nada ahora que, a pesar de su edad, demuestra su calidad humana y energía por impulsar la armonía entre los hombres no importando la religión, raza o nacionalidad.

Ojalá en todos los ámbitos de nuestra sociedad, tan maltrecha ahora, existieran hombres de la altura, amor al prójimo y la bondad de Daniel Barenboim. Que siga deleitándonos con su música apasionante e inigualable.

Eugenia Peyrí. Cuernavaca (México)

Saturado bienestar

Acabo de coger El País Semanal para pasar un buen rato, lo he abierto por la pagina 10 y después de leer el artículo de Javier Reverte mi domingo se ha tornado más gris, y eso que luce un buen sol en este último día de agosto. Ahora veo con más claridad que nunca que uno muere cuando le llega la hora y no cuando quiere dejar de vivir, porque de lo contrario a Christine Mukaluyengi se le habría parado su corazón el día que perdió a toda su familia. ¿Cómo si no puedes seguir respirando después de perder a nueve hijos?

Necesitamos que alguien nos recuerde el sufrimiento ajeno para valorar la suerte que tenemos y dejemos de quejarnos en esta realidad nuestra llena de saturado bienestar.

Inmaculada González

Navas. Churriana (Málaga)

Pequeñas, grandes cosas

Fue un 15 de marzo de 2006. El coro de la Universidad Complutense de Madrid llamaba al espíritu de las pequeñas cosas, en lugar de al espíritu medieval que había acompañado durante siglos las ceremonias académicas. Aquel día se endomingó el Paraninfo de la antigua Universidad Central para recibir, a causa del honor, a quien dio vida donde no la había, a quien cantó lo que todos pensábamos pero no podíamos expresar, a quien fue nuestro pulmón de libertad.

La gran cuestión es ser agradecido, dice el doctor Serrat en la espléndida entrevista de Juan Cruz el 31 de agosto. Gracias a ambos. A Juan, por traernos la humanidad de Joan Manuel. A éste, por incorporar esa humanidad a nuestros actos, cantando lo que siempre le ha salido del alma. Las expectativas embalsadas, los deseos de progreso de millones de personas, incluidos los locos bajitos, tuvieron cauce privilegiado a través de sus músicas. Enseñarnos el valor de las pequeñas, grandes cosas, ha sido su aportación a nuestra convivencia. Su trabajo ha servido para el amor, para reflexionar, para luchar por la libertad y para saber que en otras partes del mundo no existe. Dejó de lado los prejuicios cuando poblaban casi en exclusiva nuestras calles. Definió trasnochar como salir de noche, no como instalarse en lo antiguo. Es, lo será siempre, ese referente moral que nos enseña a vivir con los demás, que nos muestra lo que hay y lo que hubo, que nos ayuda a dibujar lo que habrá… o lo que deberá haber. Repito con Sabina… Yo, de joven, quisiera ser como es /mi primo Joan Manuel. Y si se cumple, mejor.

ENRIQUE GUIJARRO. Madrid

La culpabilidad de Javier Cercas

Sencillamente genial, la página de Javier Cercas Los culpables de todo del pasado 31 de agosto. Con su fina ironía, que deja su sello particular en muchos de sus artículos, ha sabido plasmar una cualidad intrínseca del ser humano: culpabilizar de todo a otros.

Eso sí, empieza con un tema habitual en sus escritos y en sus charlas: la independencia de Cataluña, alegando que, ¿cómo no?, sus partidarios se sienten acosados por el nacionalismo español.

Hace unos meses, Javier publicó en estas mismas páginas un artículo titulado No al cataclismo, haciendo alusión a la que se nos avecina si al final se lleva a cabo la separación y recordando que existe una corriente silenciosa que no está de acuerdo con la misma. Entonces redacté una carta elogiando dicho artículo, pero no se publicó por dos motivos: el primero, porque, efectivamente, como dice Javier el responsable del suplemento la tiene tomada con él y sólo publica cartas sobre su tocayo Marías y en segundo lugar porque, también a mí, me la tiene jurada, así que tengo pocas esperanzas de que Cercas lea estas líneas.

Antonio Villalba Moreno. Málaga

Frescura de planteamientos

Quisiera romper una lanza por el señor Cercas. Sus artículos me parecen siempre muy interesantes, cuando escribe sobre literatura es magnífico por sus amplios conocimientos, su originalidad y frescura en el planteamiento de los mismos, y cuando escribe sobre la situación política en Cataluña siento, como nacida en Cataluña que soy aunque residente en otra comunidad, que ayuda a entender y clarificar estos tiempos confusos con sus argumentos claros y valientes.

Muchas gracias señor Cercas, solo quería transmitir mis alabanzas puesto que es verdad que el señor Marías ya ha tenido muchas (también muy merecidas).

Natalia Luna. Huesca

Verdades contundentes

Javier, soy catalán y me ha impresionado la contundencia de su artículo en El País Semanal del 31 de agosto. Ya va siendo hora de que los escritores como usted, con un elogioso currículo de libros y artículos, de los cuales soy un persistente admirador, digan verdades sin mirarse el ombligo, muy común entre los de nuestra raza.

Tendrá usted muchas oportunidades para decir su verdad, que es la de la gran mayoría. Le suplico que continúe usted haciendo bien a Cataluña, que no ocurra lo que en 1800 dijo Àngel Guimerà: “Catalunya pobra mare, no et sento els glatits del cor! Qui t’ha vist i qui et veu ara! Un temps lluitant per l’honor: avui amb fang a la cara cercant només grapats d’or!”.

El poeta fue un auténtico precursor. Con admiración.

Xavier Ubach. Correo electrónico

Didactismo

Creo que Javier Cercas no ha podido ser más concreto y didáctico al describirnos el momento actual del nacionalismo que padecemos. Por desgracia, la realidad que vivimos siempre será reinterpretada por los intereses partidistas del oportunista de turno que nunca dudará en aprovecharse de la buena fe de la gente corriente. De nosotros depende hacer oídos sordos a estos cantos de sirena. Gracias señor Cercas.

José M. González. Dos Hermanas (Sevilla)

Amigo Serrat

Joan Manuel Serrat es como ese amigo del alma que nos acompaña en la vida dispuesto siempre a ayudarnos. Aquel chico inquieto, según nos cuenta, supo trasladar siendo adulto esa inquietud a su existencia, al plano intelectual, al social y, obviamente, al artístico. Sus canciones ayudaron mucho a una generación que encontraba en ellas las repuestas que necesitaba, siempre dentro de un discurso sosegado y reflexivo y no exagerado ni tremendista.

En cualquier país, alguien de su talla tendría múltiples reconocimientos, por ejemplo el Premio Príncipe de Asturias, pero aquí no se valoran como debiera las trayectorias de artistas de su dimensión, que trascienden a su profesión. Gracias por la entrevista que nos regalaron, fue extraordinario leerle y, a través del texto escrito, escucharle hablar y hasta tararear sus canciones.

Dionisio Rodríguez Castro. Villaviciosa de Odón (Madrid)

Atajar la extrema delgadez

¡Ya estamos con los complejos! Si llenitas, si demasiado enjutas… Si nuestra pechuguilla es abundante, o por el contrario escasa… Bajas, demasiado altas, con o sin celulitis… ¿Por qué no disfrutamos del momento, del paisaje que ese soleado día nos ofrece, del mar o de un río cristalino y de la brisa que nos acaricia el rostro dulcemente? Las inseguridades son propias de la adolescencia, y eso, ¡ya saben!, al igual que la juventud, se cura con el tiempo; ¡qué atinadas palabras! A tenor del artículo de Rosa Montero: De playas, celulitis y gaznápiros (31 de agosto de 2014) una piensa: ¿qué es una belleza perfecta? ¿En función de qué criterios se ha calificado tal denominación? ¿Según el canon de la época, que hemos advertido cómo, en el decurso del tiempo, se ha ido modificando? La suma delgadez de la mayor parte de modelos de pasarela, ¿es esa, la que mejor se ajusta a la imagen perfecta…? ¡Más bien opino que ofrecen un aspecto enfermizo y de una fragilidad extrema! Peligroso espejo para influenciables jovencitas que puede acarrear insalubres hábitos alimenticios que conducen a la anorexia, bulimia, etcétera. En definitiva, gravísimos problemas de salud –a veces irreversibles. Ese es un serio problema de nuestra sociedad. Los responsables de la moda y las pasarelas deben atajar con premura y contundencia. Sin embargo, ¡las modelos de lencería, sí tienen formas!

Carmen Villar Perearnau. Barcelona