Cartas al director

Maestras de la República

Hay una generación de mujeres que vivió la II República y que vieron truncados de la luminosa noche a la oscura mañana todos sus sueños e ilusiones. Y la pregunta que me hago es si realmente se trata de una obviedad para todos nosotros, pues todavía encuentro alguna suspicacia hacia el recuerdo distinguido de este género. Es el caso de documentales como Maestras de la República, que rinde un merecidísimo homenaje a las profesionales que intentaban formarnos como personas justas, libres e independientes fuera de todo adoctrinamiento. Sin desmerecer la dedicación de todos ellos, sean ho...

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Hay una generación de mujeres que vivió la II República y que vieron truncados de la luminosa noche a la oscura mañana todos sus sueños e ilusiones. Y la pregunta que me hago es si realmente se trata de una obviedad para todos nosotros, pues todavía encuentro alguna suspicacia hacia el recuerdo distinguido de este género. Es el caso de documentales como Maestras de la República, que rinde un merecidísimo homenaje a las profesionales que intentaban formarnos como personas justas, libres e independientes fuera de todo adoctrinamiento. Sin desmerecer la dedicación de todos ellos, sean hombres o mujeres, cabe una profunda reflexión del triple padecimiento al que fueron sometidas estas mujeres, uno, como parte de la ciudadanía; dos, por ser defensoras de la libertad; y tres, por ser mujeres. Vergonzosa tiranía en lo público de la que no te escapabas en el ámbito privado, siervas a su vez de siervos.

Lo único ya que se puede hacer por ellas es rescatarlas del olvido y hacer la necesaria memoria histórica, porque además de dejar amputadas sus propias esperanzas, con ellas también se cortaron las alas de las generaciones venideras.— Mónica García Canga.

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