Cartas al director

Voluntariado ¿voluntario?

La semana pasada una telefonista de una ONG llamó a mi abuela de 87 años, ama de casa y sin experiencia en ciertos aspectos del funcionamiento de las cosas.

Al cabo de más de media hora, la operadora había conseguido saber que vivía sola, su dirección, su DNI y su número de tarjeta de crédito, con el cual consiguió que hiciera una donación. Mi abuela jamás ha sabido cómo sacar dinero ni dónde tiene que mirar, pero la chica preparada profesionalmente para ello, le indicó que tenía que tener una cartilla, que la cogiera, que mirara en la segunda página y le citara el número que aparecía a...

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La semana pasada una telefonista de una ONG llamó a mi abuela de 87 años, ama de casa y sin experiencia en ciertos aspectos del funcionamiento de las cosas.

Al cabo de más de media hora, la operadora había conseguido saber que vivía sola, su dirección, su DNI y su número de tarjeta de crédito, con el cual consiguió que hiciera una donación. Mi abuela jamás ha sabido cómo sacar dinero ni dónde tiene que mirar, pero la chica preparada profesionalmente para ello, le indicó que tenía que tener una cartilla, que la cogiera, que mirara en la segunda página y le citara el número que aparecía arriba a la derecha.

Nos presentamos al día siguiente y el representante de la entidad nos dijo que ese “era el protocolo” de actuación. Preguntando a conocidos, nadie ha recibido dicha llamada, pero sí otra tía nuestra, también viuda y que vive sola. ¿No resulta demasiada casualidad?

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Denuncio desde este espacio la manipulación, el manejo e intercambio de información (¿no es ilegal que tengan una lista con el padrón y sepan quién y en qué circunstancias vive la persona a quien están llamando?) y la falta de respeto hacia esas personas mayores que nos lo han dado todo y de las que intentan aprovecharse.— Carmen Berro Márquez.

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