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Las 10 ciudades más peligrosas del mundo

Convivir con la catástrofe es una obligación para los vecinos de urbes tan pobladas como Tokio, Manila o Yakarta

Un coche queda atrapado en Shanghai en el verano de 2008. La ciudad sufrió entonces su tormenta más severa en un siglo. Más de 100 casas y 60 calles de la urbe quedaron anegados.China Photos (Getty Images)
Vehículos varados en una carretera de Los Ángeles en 1994 después del terremoto Northridge. Fue el primer terremoto en una zona urbana de Estados Unidos desde el que sacudió Long Beach en 1933.David Hume Kennerly (Getty Images)
Un niño lleva un cubo de agua potable por una calle inundada de Calcuta (India). La ciudad, muy afectada por las inundaciones y en permanente riesgo de huracanas, es la quinta más amenazada por tsunamis.AP
Vista panorámica de las ruinas de la localidad de Hotkan tras el terremoto 6.4 en la escala de Richter, en 2005, El seísmo causó 370 muertos.AP
Un habitante de Yakarta traslada una televisión durante las inundaciones de enero de 2014. Miles de hogares quedaron anegados tras el paso de un monzón. El 40% de la capital indonesia está bajo el nivel del mar y está construida sobre una falla, lo que eleva su exposición a terremotos. Su posición junto al mar hace que los terremotos sean especialmente dañinos.SUPRI (REUTERS)
Un hombre conduce un bote al paso por una iglesia junto a Bulacán, al norte de Manila, una zona especialmente afectada por lluvias monzónicas y tormentas tropicales. La capital de Filipinas convive con un importante riesgo de terremotos y tifones.Erik de Castro (REUTERS)
Un terraplén del río Shinkawa colapsó en 2000 las calles de Nagoya (Japón) tras una serie de lluvias torrenciales. Como Tokio, Nagoya vive bajo la amenaza permanente de tsunamis.AFP
Una enorme grúa levanta los coches destruidos por un terremoto, cuya intensidad fue de 7,2 en la escala de Ritcher, en una carretera de Kobe (Japón).EL PAÍS
Un remolino gigante cerca de la ciudad de Oarai, al noreste de Japón. Un tsunami de 10 metros golpeó la costa japonesa arrasando casas, carreteras y campos de cultivo.REUTERS / KYODO