Editorial

En el rumbo adecuado

Yellen reduce los efectos de la retirada de estímulos monetarios con un plan escalonado

Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal estadounidense, ofreció el martes en la Cámara de Representantes un mensaje claro y didáctico sobre el futuro del programa de estímulos erigido para combatir la recesión. Tras su mensaje, que probablemente repetirá en el Senado, difícilmente podrá decirse que los mercados o las economías nacionales tienen dudas sobre el rumbo monetario de Washington. Los estímulos irán disminuyendo progresivamente, salvo que se produzca un “cambio notable” en la evolución de la economía; los tipos de interés seguirán en el 0% aunque la tasa de paro baje del 6,5%, ...

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Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal estadounidense, ofreció el martes en la Cámara de Representantes un mensaje claro y didáctico sobre el futuro del programa de estímulos erigido para combatir la recesión. Tras su mensaje, que probablemente repetirá en el Senado, difícilmente podrá decirse que los mercados o las economías nacionales tienen dudas sobre el rumbo monetario de Washington. Los estímulos irán disminuyendo progresivamente, salvo que se produzca un “cambio notable” en la evolución de la economía; los tipos de interés seguirán en el 0% aunque la tasa de paro baje del 6,5%, porque el objetivo es que se aleje bastante de ese límite; y, por ahora, el curso prefijado de desmantelamiento no se verá alterado por la volatilidad de los mercados, alusión indirecta a la vacilante situación en los países emergentes.

El programa de retirada de estímulos excepcionales es tan previsible y escalonado porque trata de minimizar los daños en el mercado propio (Wall Street) y en los exteriores, principalmente en los países emergentes. En un escenario de vuelta a la normalidad monetaria lo esperado es que el dólar se aprecie, compre menos en el exterior y se reduzcan las expectativas de apreciación de algunos activos. Pero Yellen se ha manifestado con inusitada prudencia: la Reserva Federal seguirá comprando, aunque a menor ritmo, por lo cual el impacto sobre los mercados y economías nacionales debe ser mínimo. Lo más duro llegará cuando la Fed venda en lugar de comprar a menos ritmo y cuando suba los tipos.

Hay que insistir en que no es posible mantener o prolongar sin razón la excepcionalidad monetaria, no solo por razones políticas (la presión de los republicanos), sino porque la excepcionalidad sin fecha de caducidad o en plazos indeterminados provoca subidas indeseadas en activos bursátiles y burbujas económicas. Yellen, como Bernanke, es consciente de que las crisis excepcionales requieren tratamientos excepcionales, tanto para controlar la inflación —hacia arriba o hacia abajo, como muy bien precisó la presidenta de la Fed— como para reactivar la economía. El límite temporal para la excepcionalidad, aunque con una marcada tendencia acomodaticia (el “cambio notable” en la economía) es 2014. Todos los mercados están advertidos y pueden obrar en consecuencia. Es, como puede apreciarse, una diferencia sustancial con el área euro.

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