Cartas al director

Predicar en el desierto

Acabo de leer, como es mi costumbre, el artículo de Javier Marías titulado Neofranquismo (El País Semanal, 15-12-2013) y se me ponen los pocos pelos que me quedan de punta. Nací en 1947, por lo que he estado inmerso en el franquismo ­prácticamente desde que se impuso; lo pasé mal, pues me obligaron a ser de la Falange para poder aprobar las asignaturas de mis estudios de Formación Profesional y tenía que asistir a reuniones en unos locales tétricos donde nos ­obligaban a cantar el Cara al sol, que debíamos saber de memoria si no queríamos recibir varias bofetadas en posición ...

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Acabo de leer, como es mi costumbre, el artículo de Javier Marías titulado Neofranquismo (El País Semanal, 15-12-2013) y se me ponen los pocos pelos que me quedan de punta. Nací en 1947, por lo que he estado inmerso en el franquismo ­prácticamente desde que se impuso; lo pasé mal, pues me obligaron a ser de la Falange para poder aprobar las asignaturas de mis estudios de Formación Profesional y tenía que asistir a reuniones en unos locales tétricos donde nos ­obligaban a cantar el Cara al sol, que debíamos saber de memoria si no queríamos recibir varias bofetadas en posición de firmes. Recuerdos que se quedaron grabados en la mente a fuego. Y es tremendo leer en la prensa que el PP tiene, a pesar de todos los desaguisados que se están viendo, mayoría de votos. Y la cabecera de esta pequeña reseña viene a cuento porque a pesar de las verdades como puños que dice don Javier, es como si predicase en el desierto; parece que nadie le hace el menor caso, y eso es muy preocupante, por lo menos para mí. Espero y deseo fervientemente que el próximo Gobierno, sea del signo que sea, enderece todos estos ­entuertos y volvamos a la razón. Que el próximo año, el destino reparta suerte y sentido común, que falta hace.

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