Editorial

Ajustes casi agotados

La OCDE prevé crecimientos moderados en 2014 y 2015 debido a la consolidación fiscal

Las previsiones de la OCDE sobre España y su diagnóstico de la situación económica siguen la senda marcada por otros organismos internacionales (el FMI, por ejemplo). Aunque hay una leve mejoría de las previsiones sobre pronósticos anteriores, mantiene la evolución esperada de la economía en tasas de bajo crecimiento. Este año el PIB se contraerá el 1,3% —cuatro décimas menos que en la previsión de mayo— y para 2014 avanza un crecimiento del 0,5%, una décima más que en mayo. En consecuencia, la tasa de paro también acelera ligeramente su corrección, aunque como el volumen de desempleo es tan e...

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Las previsiones de la OCDE sobre España y su diagnóstico de la situación económica siguen la senda marcada por otros organismos internacionales (el FMI, por ejemplo). Aunque hay una leve mejoría de las previsiones sobre pronósticos anteriores, mantiene la evolución esperada de la economía en tasas de bajo crecimiento. Este año el PIB se contraerá el 1,3% —cuatro décimas menos que en la previsión de mayo— y para 2014 avanza un crecimiento del 0,5%, una décima más que en mayo. En consecuencia, la tasa de paro también acelera ligeramente su corrección, aunque como el volumen de desempleo es tan elevado, en 2015 se situaría todavía en el 25,6%, mejorando el 26,4% de este año.

El mensaje, desde el punto de vista de las proyecciones macroeconómicas, es que el año próximo mejorará la evolución de la economía desde una posición recesiva en términos interanuales a un moderado crecimiento —en el área euro la evolución será similar— y que el desempleo empezará a descender. Según la OCDE, las rémoras principales del crecimiento en el caso de España son la consolidación fiscal y la ausencia de crédito. Si su diagnóstico general es correcto, cabría deducir que ha llegado el momento de sustituir la política de ajuste (teórico, porque países como España siguen teniendo volúmenes de déficit y deuda muy elevados) por otra que facilite estímulos presupuestarios para favorecer la demanda y el empleo. Porque la política monetaria, tras la última rebaja de tipos, tiene menos recorrido.

La OCDE, como otras instituciones, sigue insistiendo en que hay que perseverar en los ajustes. No da el paso de admitir que las políticas fiscales contractivas no han producido los efectos esperados, que retrasan la recuperación y que, lo que es peor, el horizonte que ofrecen es un crecimiento insuficiente para ofrecer un volumen razonable de empleo a los parados europeos.

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El escenario, a pesar de la supuesta mejora (en décimas) que dibuja, refleja una cierta fatiga de la fórmula ajuste más reformas. Después de dos años de recortes del gasto y subidas descoordinadas de impuestos, no hay expectativas de un crecimiento sólido a medio plazo que encauce un descenso sustancial del paro en los próximos años. La eurozona, y España con ella, corre el riesgo de instalarse en tasas de crecimiento decepcionantes.

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