‘Roboking’

Hablando de la Operación del Milenio, ha nacido una estrella: Miguel Cabanela, quien se comió el micro y a su colega el doctor Villamor con lacón con grelos

Rueda de prensa del doctor Miguel Cabanela tras intervenir al Rey.

Nada, que no me entran los vaqueros. Bueno, ni los vaqueros ni los fontaneros ni los community managers, que aunque no está el mercado para hacerle ascos a ningún oficio, no ligo ni por esas. Pero no voy a hablar aquí de mi vida privada. Eso tiene otro precio y ya tengo a Jorge Javier Vázquez suplicándome un polígrafo para cantar lo que han visto estos ojitos que se va a comer Windows. Me refiero a que, después del veraneo, no me suben los tejanos de las corvas. Como que estoy pensando pedirle a Amancio Ortega un tr...

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Nada, que no me entran los vaqueros. Bueno, ni los vaqueros ni los fontaneros ni los community managers, que aunque no está el mercado para hacerle ascos a ningún oficio, no ligo ni por esas. Pero no voy a hablar aquí de mi vida privada. Eso tiene otro precio y ya tengo a Jorge Javier Vázquez suplicándome un polígrafo para cantar lo que han visto estos ojitos que se va a comer Windows. Me refiero a que, después del veraneo, no me suben los tejanos de las corvas. Como que estoy pensando pedirle a Amancio Ortega un tráiler de pitillos a la carta. ¿Que el zar no acepta encargos, y menos de la XL? Tampoco admitía Soraya Sáenz de Santamaría arreglos en la ley antitabaco y ahora le va a hacer un marco legal a medida a Sheldon Adelson, el capo de Europegas, que estará forradísimo, pero no es precisamente un Adonis. Ya ha dicho Ana Mato que lo siente por los pulmones ajenos, pero lo que mande el magnate, que para otras cosas será estrecha, pero en lo tocante a disciplina de Gobierno tiene la manga más ancha que Falete.

Todo esto para decirte que estoy que fumo en pipa. Entre las anchuras de abajo y las planicies de arriba, no puedo salir sin prótesis ni a tirar la basura. Como que he pensado en ponérmelas fijas, pero si hasta a don Juan Carlos, con sangre real y todo, le dan problemas los implantes, imagínate a mí, que tengo tan mala ídem que ni me pican las avispas por no envenenarse. Hablando de la Operación del Milenio, yo de eminencias ni ida, pero lo que sí te digo es que ha nacido una estrella: Miguel Cabanela. Y eso que yo era acérrima del doctor Villamor, tan apolíneo, tan redicho, tan áulico. Pero vino el gallego de Mondoñedo afincado en Minnesota y se comió el micro y a su colega con lacón con grelos.

Mira, cuando le sonó el móvil en esa Rueda de Prensa Histórica, sentado a la verita de Spottorno, y va el supergaleno hispano-gringo y lo coge, me postré a sus plantas. Si eso no es quitarle titanio al asunto, que venga Gehry y lo diga. Porque, con el debido respeto a la Corona, el Rey tiene más metal en el chasis que el Guggenheim y Robocop juntos. Un crack, Cabanela, en serio. “No sé exactamente lo que hace un Rey”, soltó nada más cambiarle la cadera al monarca gratis et amore. Ni yo tampoco, pensó más de uno, pero no lo dijo. Tenías que ver la carita de Villamor, descompuesto perdido. Él, la alegría del quirófano, alicaído y de segundón a la fuerza por culpa del Staphylococcus homini y el Propioni bacterium. Hasta la corbata la tenía lacia, él, que la lleva siempre superenhiesta.

Lo que ha sido superbonito es ver a la familia unida a la cabecera del enfermo. Bueno, a todos menos a Cristina, que vino y fue en viaje relámpago desde Ginebra, se ve que el Agá Jan la tiraniza y cree que dos días por operación del padre es un abuso, como aquel negrero de la CEOE de cuyo nombre no me acuerdo. Ahora, para cumplida, doña Letizia. Dicen que, como últimamente estaba más borde que Celia Villalobos en el Congreso, le han leído de arriba la cartilla para que sea más amable, más humana, menos rara, que cantaba La Cabra Mecánica. ¿Ves? Hasta el ganado se robotiza. Desengáñate. Al final, todo es mentira.

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