Editorial

Las ataduras de Mas

El Gobierno catalán prorroga el presupuesto de 2012 y aplica un nuevo recorte de 2.000 millones

En su primera reunión tras las vacaciones, el Ejecutivo que preside Artur Mas ha mostrado la naturaleza dicotómica de su política, centrada en exacerbar la gestualidad de su agenda soberanista, pero carente en la práctica de capacidad de maniobra en aquello que más importa a los ciudadanos: la gestión de gobierno. Mientras por un lado aprobaba un discutible proyecto de Ley de Acción Exterior destinado, según su portavoz, a preparar las relaciones internacionales de una futura Cataluña independiente, y llamaba indisimuladamente a los ciudadanos a sumarse a los actos independentistas de la Diada...

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En su primera reunión tras las vacaciones, el Ejecutivo que preside Artur Mas ha mostrado la naturaleza dicotómica de su política, centrada en exacerbar la gestualidad de su agenda soberanista, pero carente en la práctica de capacidad de maniobra en aquello que más importa a los ciudadanos: la gestión de gobierno. Mientras por un lado aprobaba un discutible proyecto de Ley de Acción Exterior destinado, según su portavoz, a preparar las relaciones internacionales de una futura Cataluña independiente, y llamaba indisimuladamente a los ciudadanos a sumarse a los actos independentistas de la Diada, el Consell Executiu acordaba su tercer decreto de prórroga de los Presupuestos de 2013, lo que supone la renuncia explícita a plantear prioridades de Gobierno y discutirlas en el Parlamento.

El Gobierno de Mas ha tenido que aplicar un nuevo recorte, en este caso de 2.000 millones de euros, para adaptarse al nuevo límite de déficit del 1,58% del PIB que le ha fijado el Gobierno central. La capacidad de decisión del presidente ha quedado muy limitada, atrapado como está entre un socio, ERC, al que solo le interesa la confrontación soberanista y con el que ni siquiera puede pactar unos nuevos presupuestos, y un Gobierno central que controla los resortes últimos de las finanzas autonómicas.

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Un año después de que la economía catalana quedara de facto intervenida tras recurrir al Fondo de Liquidez Autonómico, las cosas no mejoran en Cataluña: los funcionarios perderán una nueva paga extra y los servicios públicos sufrirán una nueva vuelta de tuerca con el nuevo recorte. CiU trata de ocultar esta realidad bajo un manto de banderas esteladas y se ha volcado en apoyo de la cadena humana que, con el lema Vía catalana hacia la independencia, pretende cubrir Cataluña de norte a sur. El Gobierno debería tener como prioridad tratar de resolver los problemas de todos los ciudadanos, en lugar de ponerse al servicio de quienes anteponen la independencia a cualquier otra cuestión.

 

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