Cartas al director

La otra Marbella

Nos levantamos temprano por la mañana para llevar a los niños al cole. Los comerciantes abren sus tiendas. Los despachos encienden sus ordenadores.

Un cuerpo social compacto comien­­za la brega diaria para sobreponer­­se al difícil trance económico. Somos 160.000 almas trabajando. El País Semanal del domingo 4 de agosto describe un pueblo que no es más que la fatua espuma hedionda de una realidad que responde al cliché de una Marbella cuyo espíritu verdadero estamos tratando de recuperar los que aquí trabajamos diariamente. Se describe a personajes nefastos del múscu­­lo y la silicona. ...

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Nos levantamos temprano por la mañana para llevar a los niños al cole. Los comerciantes abren sus tiendas. Los despachos encienden sus ordenadores.

Un cuerpo social compacto comien­­za la brega diaria para sobreponer­­se al difícil trance económico. Somos 160.000 almas trabajando. El País Semanal del domingo 4 de agosto describe un pueblo que no es más que la fatua espuma hedionda de una realidad que responde al cliché de una Marbella cuyo espíritu verdadero estamos tratando de recuperar los que aquí trabajamos diariamente. Se describe a personajes nefastos del múscu­­lo y la silicona. El pueblo, ese que lucha desde su puesto de trabajo cotidiano, no los reconoce como propios. En fin, diez páginas para describir una Marbella que no es así ni quiere serlo.

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