Editorial

Un paso adelante

El Gobierno debe considerar las propuestas del PSOE para enfrentarse a la recesión

En momentos económicos como los que atravesamos es saludable que el principal grupo de la oposición ofrezca una propuesta articulada y amparada en un correcto diagnóstico de la crisis. Más vale tarde si esa propuesta facilita el encuentro con el Gobierno para arbitrar decisiones que contribuyan a fortalecer la confianza de los agentes económicos dentro y fuera del país. Y, no menos importante, a frenar la tendencia a la depresión de la economía.

El primer aspecto favorable del documento presentado este fin de semana es que tiene menos de alegato contra el Gobierno que de propuestas. Es ...

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En momentos económicos como los que atravesamos es saludable que el principal grupo de la oposición ofrezca una propuesta articulada y amparada en un correcto diagnóstico de la crisis. Más vale tarde si esa propuesta facilita el encuentro con el Gobierno para arbitrar decisiones que contribuyan a fortalecer la confianza de los agentes económicos dentro y fuera del país. Y, no menos importante, a frenar la tendencia a la depresión de la economía.

El primer aspecto favorable del documento presentado este fin de semana es que tiene menos de alegato contra el Gobierno que de propuestas. Es realista, en la medida en que parte de que cualquier cambio mínimamente significativo de política económica ha de contar con las posibles restricciones derivadas del escrutinio de los mercados financieros y de las instituciones europeas.

Y la más vinculante de esas restricciones es mantener el propósito de saneamiento de las finanzas públicas pero, como ya todas las instituciones sugieren, adecuándolo a un ritmo que lo haga compatible con la recuperación del crecimiento y con medidas que frenen el desempleo. Esa es la premisa de la iniciativa de los socialistas, que no tendría que ser difícil de asumir por el Gobierno.

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Las propuestas tienen una desigual aplicación práctica, en especial por lo que a su capacidad de financiación se refiere. Ocurre con las que buscan sortear la sequía crediticia de pequeñas y medianas empresas o las que quieren facilitar la reestructuración de la deuda hipotecaria de las familias más necesitadas. La creación de un fondo público al respecto, o de una Agencia Financiera Pública, no es una idea que aparezca por primera vez. Su financiación debería provenir, según la propuesta, de los 60.000 millones de euros que quedan sin utilizar de la línea que se arbitró para el rescate bancario del pasado julio.

Las más rupturistas, aunque no necesariamente inviables, son las referidas a la reforma fiscal, en la dirección de una mayor simplificación y una más eficaz lucha contra el fraude. En ámbitos como el empleo y la lucha contra la pobreza es donde existen más elementos de difícil acuerdo. Con todo, es de rigor tomar el conjunto de la iniciativa en consideración como punto de partida para articular ese necesario consenso que sirva para enfrentarse a la dramática situación por la que atraviesa un número creciente de españoles.

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