Alberto de Mónaco se va de samba sin Charlene

Las apariciones de los príncipes por separado cada vez son más habituales

El Príncipe Alberto de Mónaco en el carnaval de Río de Janeiro.Marcelo Sayão (EFE)

Que a Alberto de Mónaco le gusta la juerga no es un secreto para nadie. Él no se oculta, ni tan siquiera ahora que es el monseñor del Principado y está casado. En estos días, de nuevo ha dado rienda suelta a sus ganas de fiesta en Brasil. Alberto participó, vestido para la ocasión con una camisa en tonos azules y un sombrero de ala corta blanco, en el desfile de la escuela de samba de Portela. Con ellos bailó sin parar, como si fuera uno más, en el Sambódromo de Río de Janeiro. Para pasar inadvertido se puso...

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Que a Alberto de Mónaco le gusta la juerga no es un secreto para nadie. Él no se oculta, ni tan siquiera ahora que es el monseñor del Principado y está casado. En estos días, de nuevo ha dado rienda suelta a sus ganas de fiesta en Brasil. Alberto participó, vestido para la ocasión con una camisa en tonos azules y un sombrero de ala corta blanco, en el desfile de la escuela de samba de Portela. Con ellos bailó sin parar, como si fuera uno más, en el Sambódromo de Río de Janeiro. Para pasar inadvertido se puso unas gafas de sol aunque era de noche, que no evitaron que fuera descubierto.

En ningún momento se pudo ver a la princesa Charlene. Y es que se está convirtiendo en algo habitual que la pareja aparezca por separado en diferentes situaciones. Las últimas fotos de Charlene fueron tomadas en París, donde asistió a la Semana de la Moda, también sin su marido.

Este tipo de vida de la pareja no hace sino alimentar las noticias de que este no es un matrimonio al uso, que Alberto sigue haciendo vida de soltero y de que Charlene sigue en Mónaco por un compromiso que no tiene que ver con el amor.

La pareja lleva año y medio casada y aunque desde el primer momento anunciaron su deseo de ser padres para así garantizar el futuro de los Grimaldi al frente del Principado, no hay noticias al respecto.

Alberto es padre de dos hijos, pero estos no pueden heredar, ya no fueron concebidos dentro de un matrimonio. Si los ahora príncipes de Mónaco no fueran padres, sería Andrea, el hijo de Carolina, quien heredaría. Andrea es quien está a punto de ser padre y de hacer abuela a Carolina de Mónaco.

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