Coherente y razonable

El auto del juez Pedraz en el que archiva las causas contra los promotores del 25-S es coherente y razonable. Sin negar que entre los miles de manifestantes pudiese haber algunos violentos, sería contra ellos contra quienes se deberían abrir diligencias, y no contra los convocantes de la protesta. Fue correcta la actitud de la policía de acordonar el Congreso para evitar el probable delito tipificado si la indignación llegaba a sus puertas; no lo fue la desproporcionada disolución de una concentración pacífica una vez no superado el vallado, ni mucho menos la actitud de la delegada del Gobiern...

El auto del juez Pedraz en el que archiva las causas contra los promotores del 25-S es coherente y razonable. Sin negar que entre los miles de manifestantes pudiese haber algunos violentos, sería contra ellos contra quienes se deberían abrir diligencias, y no contra los convocantes de la protesta. Fue correcta la actitud de la policía de acordonar el Congreso para evitar el probable delito tipificado si la indignación llegaba a sus puertas; no lo fue la desproporcionada disolución de una concentración pacífica una vez no superado el vallado, ni mucho menos la actitud de la delegada del Gobierno justificando la ocultación de las identificaciones policiales bajo el chaleco. No es aceptable el doble rasero que amenaza con los delitos más graves a los ciudadanos llanos y deja impune este quebrantamiento del orden jurídico por parte de los altos cargos.

Un país con una crisis (no solo económica) como la de España es como un embalse a punto del desborde. O se abre la presa poco a poco, o al final revienta. Y la actitud de Rajoy de negar la legitimidad de las protestas en lugar de hacer las reformas necesarias para devolver su prestigio a las instituciones del Estado no es diferente de la que tomó Zapatero cuando decía que no había ninguna crisis: negar la realidad. Si Zapatero tuvo entonces a Rajoy haciendo de Pepito Grillo, Rajoy tiene hoy al juez Pedraz.— Fernando Menéndez García.