Cartas al director

Homs y el rescate a Cataluña

La actualidad económica ofrece momentos impagables, de puro surrealismo. El portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, ha subrayado que el rescate de 5.023 millones de euros solicitado por Cataluña “es un dinero que es de los propios catalanes, que pagamos con nuestros impuestos”. En línea con esta argumentación me permito recomendarle a todos los ciudadanos de a pie, a las familias que no llegan a fin de mes y a las empresas que no pueden afrontar sus compromisos de pago, que soliciten de manera inmediata al Estado central la devolución del importe de sus impuestos; seguro que así consigue...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La actualidad económica ofrece momentos impagables, de puro surrealismo. El portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, ha subrayado que el rescate de 5.023 millones de euros solicitado por Cataluña “es un dinero que es de los propios catalanes, que pagamos con nuestros impuestos”. En línea con esta argumentación me permito recomendarle a todos los ciudadanos de a pie, a las familias que no llegan a fin de mes y a las empresas que no pueden afrontar sus compromisos de pago, que soliciten de manera inmediata al Estado central la devolución del importe de sus impuestos; seguro que así consiguen enfrentar, siquiera ligeramente mejor, las penurias que soportan. Una reflexión final: ¿de verdad los catalanes se merecen esta demagogia barata?— Diego Ferreño Blanco. Santander.

¿Sin condiciones? ¿Un rescate financiero sin condiciones? Qué curioso que todos, para pedir cualquier préstamo, tengamos que soportar condiciones financieras de explicar el para qué y el porqué, y de justificar la futura devolución del importe prestado. Y el Gobierno de Cataluña pide 5.023 millones de euros “sin condiciones”. Los ciudadanos que pagamos ese dinero que el nacionalismo ha dilapidado no precisamente en obras sociales y servicios públicos vitales, sino en embajadas en el exterior, en la promoción del catalán en políticas lingüísticas, en unas empresas públicas para amigos nombrados a dedo, en unas televisiones y radios autonómicas de coste multimillonario, en un Tribunal Constitucional catalán, en un Defensor del Pueblo catalán, en un Controlador de los Medios catalán... Suma y sigue de un despilfarro innecesario en el que, sin olvidarnos de la solidaridad interregional que debe existir en todo nuestro país, sería ilógico que ahora encima no se pusiese como condición que se deje de tirar el dinero en actos y en organismos que sólo benefician al nacionalismo y al independentismo de aquellos que, sólo se acuerdan de España cuando se han gastado sin control los ahorros del resto. Vaya cara más dura la del nacionalismo periférico y su victimismo inventado.— David García. Madrid.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En