Cartas al director

Tan distintos y tan iguales

Curiosamente, nuestros dos últimos presidentes actúan de forma similar. Cometen el error de actuar con ideología, en lugar de pragmatismo, para resolver la mayor crisis económica en muchas décadas. Zapatero no tomó medidas cuando debía porque su ideología le incapacitaba para hacer recortes sociales, con el nefasto resultado ya conocido. Pero la llegada de Rajoy solamente ha supuesto un aluvión de medidas de contenido ideológico: la desequilibrada reforma laboral es la muestra de un pensamiento donde los trabajadores españoles son unos sinvergüenzas, y los empresarios, unos sufridores. La mani...

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Curiosamente, nuestros dos últimos presidentes actúan de forma similar. Cometen el error de actuar con ideología, en lugar de pragmatismo, para resolver la mayor crisis económica en muchas décadas. Zapatero no tomó medidas cuando debía porque su ideología le incapacitaba para hacer recortes sociales, con el nefasto resultado ya conocido. Pero la llegada de Rajoy solamente ha supuesto un aluvión de medidas de contenido ideológico: la desequilibrada reforma laboral es la muestra de un pensamiento donde los trabajadores españoles son unos sinvergüenzas, y los empresarios, unos sufridores. La manida frase de “no podemos gastar más de lo que ingresamos” es una forma sencilla de mostrar la misma incompetencia.

El equilibrio presupuestario debe ser “estructural”, es decir, superávit cuando crece la economía y déficit cuando se contrae. Los recortes son necesarios, pero aplicados primero a partidas no productivas: empezar con una reducción del número de políticos y de asesores nombrados a dedo y, después de eso, continuar con los funcionarios y la población en general. No se ha hecho así, para desesperación de la ciudadanía. La exclusiva obsesión por el recorte mientras tenemos un 24% de paro, y la ausencia de medidas para la creación de empleo que es el verdadero problema de fondo y que amplifica los demás, nos lleva directamente al desastre (premios Nobel de Economía como Roubini, Krugman y Stiglitz dixit).— José M. Pineda.

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