Educación explica su gran reforma del aprendizaje: “Los alumnos necesitan memorizar, pero con eso no basta”
Celaá: “El objetivo es homologar nuestro sistema al contexto europeo y mundial”
La ministra de Educación, Isabel Celaá, ha presentado este viernes los primeros pasos de la gran reforma que pretende llevar a cabo sobre el modo en que se aprende en la escuela. Una transformación, adelantada el martes por EL PAÍS, que pretende sustituir el modelo enciclopéd...
La ministra de Educación, Isabel Celaá, ha presentado este viernes los primeros pasos de la gran reforma que pretende llevar a cabo sobre el modo en que se aprende en la escuela. Una transformación, adelantada el martes por EL PAÍS, que pretende sustituir el modelo enciclopédico implantado por la ley Wert por otro basado en lograr que los alumnos sean capaces de aplicar y relacionar los conocimientos. Y que, según la ministra, “tiene el objetivo de homologar nuestro sistema educativo al contexto europeo y mundial”.
Dos de los expertos que están participando en la elaboración de la reforma, que empezará a aplicarse en los centros dentro de 18 meses, han precisado algunos rasgos del nuevo sistema organizado en torno a lo que en el lenguaje educativo se llaman competencias. “Necesitamos que los alumnos memoricen”, ha dicho Elena Martín, catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad Autónoma de Madrid, en el acto organizado por el ministerio y retransmitido por internet. “No se puede ser competente sin memoria. Pero memorizar y contar lo que se ha memorizado no es suficiente para que alguien sea competente”.
César Coll, catedrático de la misma disciplina en la Universidad de Barcelona, ha proseguido: “No se está proponiendo vaciar de contenidos el currículo, los contenidos disciplinares continuarán siendo fundamentales. Lo que sucede es que su selección ya no dependerá de criterios intrínsecos o de las propias disciplinas, sino de aquello que es necesario conocer para que al terminar la educación básica los alumnos puedan afrontar de manera satisfactoria los retos y desafíos con los que se van a encontrar”.
El currículo ―que abarca aquello que los alumnos aprenden y cómo se evalúa― ahora en vigor, diseñado tras la aprobación de la última ley educativa del PP, se caracteriza por largos listados de hechos y conceptos que los profesores tienen el mandato de comprobar que los estudiantes se saben. Las listas son tan abrumadoramente exhaustivas y en la práctica imposibles de completar en un curso por falta de tiempo que, en un raro consenso en el mundo educativo español, prácticamente todos los actores consideran urgente aligerarlas: desde los principales sindicatos de profesores hasta la mayor asociación de la escuela concertada, pasando por asociaciones de directores, especialistas en pedagogía y federaciones de padres de alumnos.
La reforma persigue, al mismo tiempo, cambiar el enfoque para que los alumnos comprendan mejor lo que estudian y sean capaces de utilizarlo, lo que en la jerga se llama alcanzar “aprendizajes significativos”.
El actual modelo enciclopédico penaliza, sobre todo, a los chavales más desfavorecidos. Uno de cada cuatro estudiantes no obtiene el título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y España se sitúa muy por encima de las tasas europeas de repetición de curso y abandono escolar temprano. Entre quienes fracasan y se salen del circuito formativo sin haber conseguido una cualificación mínima, los alumnos de familias pobres están sobrerrepresentados. Otro de los objetivos de la reforma consiste en atajar esa dinámica.
Aprendizajes básicos y aprendizajes deseables
César Coll ha mencionado, al respecto, dos tipos de aprendizajes. Los “aprendizajes básicos”, que son aquellos que “quienes no consiguen adquirirlos durante la educación obligatoria ven su futuro personal y profesional seriamente comprometido, porque son necesarios para poder formar un proyecto de vida, y porque si no se adquieren en ese momento, después es muy difícil hacerlo”. Y los “aprendizajes deseables”, que son “muy interesantes y muy importantes, y que cuantos más se adquieran muchísimo mejor, pero que si no se hacen en un momento determinado se pueden hacer sin mayor coste posteriormente”. La meta del nuevo currículo, ha continuado Coll, “es garantizar que todo el alumnado tenga garantizado el acceso a los aprendizajes básicos imprescindibles, y que todo el alumnado tenga posibilidad de acceder a una ampliación cuanto más grande mejor de los aprendizajes deseables”.
La visión del grupo formado por una decena de expertos que está preparando la reforma curricular se completa con la idea de que el aprendizaje es un proceso que debe continuar a lo largo de toda la vida. Y por tanto, según ha dicho Coll, más que intentar enseñarles todo a los alumnos antes de cumplir los 16 años ―algo cada vez más irrealizable por el avance científico y tecnológico y que, en el intento, se deja a una cuarta parte del alumnado por el camino―, “lo importante es darles las herramientas para que puedan seguir aprendiendo aquello que todavía no saben cuando tengan necesidad de saberlo”.
“Ya no es suficiente el aprendizaje memorístico y acumulativo”, ha concluido Celaá. “España necesita ciudadanos dotados de competencias multifacéticas, interdisciplinares e integradas. Tenemos que reducir la fisura existente entre lo que el sistema educativo ofrece a los y las jóvenes y lo que verdaderamente necesitan aprender de cara a su integración en un mundo globalizado”.
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