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Philippe Aghion (Nobel de Economía): “En Europa se ha bloqueado cualquier forma de competitividad industrial”

El economista francés enfatiza el papel de la innovación, pero alerta de que las empresas pueden convertirse en monopolios enquistados

El economista francés Philippe Aghion (París, 1956) jura que no pensaba recibir ningún premio. Con la mano en el pecho y riendo, insiste en que no lo dice por humildad. Realmente, no considera que su investigación encaje con el perfil de los reconocimientos en ciencias económicas que el Banco de Suecia ha otorgado en los últimos años. “El trabajo historiográfico fue clave para darle forma a nuestro modelo”, señala ...

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El economista francés Philippe Aghion (París, 1956) jura que no pensaba recibir ningún premio. Con la mano en el pecho y riendo, insiste en que no lo dice por humildad. Realmente, no considera que su investigación encaje con el perfil de los reconocimientos en ciencias económicas que el Banco de Suecia ha otorgado en los últimos años. “El trabajo historiográfico fue clave para darle forma a nuestro modelo”, señala el académico de Collège de France; que comparte galardón con el historiador económico estadounidense Joel Mokyr y con su compañero de investigación, el economista canadiense Peter Howitt.

Aghion defiende que la innovación ha sido un factor clave para el crecimiento económico sostenido que la humanidad ha experimentado desde la revolución industrial. De acuerdo a su hipótesis, esta bonanza ha sido posible gracias a la destrucción creativa, un fenómeno que sustituye las tecnologías e ideas ineficientes por otras más innovadoras y efectivas. En una videollamada con EL PAÍS, el también profesor de Insead y London School of Economics revela que lo que más le emociona ahora es ver cómo su investigación es aplicada en la práctica. Sin embargo, resalta que los tiempos convulsos a los que nos enfrentamos suponen un desafío, tanto por el proteccionismo como por las nuevas tecnologías.

Pregunta. Su investigación se centra en el concepto de destrucción creativa. ¿Cómo lo describiría a una persona sin formación económica?

Respuesta. La destrucción creativa es la idea de que lo nuevo reemplaza a lo viejo: las nuevas tecnologías y las innovaciones sustituyen a las herramientas anteriores. Una economía dinámica es aquella en la que nuevos talentos llegan y desafían las formas existentes y sus intereses. Entonces, las ideas actuales responden innovando más o son desplazadas por las nuevas. Esa es la idea general.

P. ¿Cómo puede surgir crecimiento económico?

R. Surge porque hay innovación. Las cosas nuevas suelen ser mejores. Cuando hubo la revolución industrial o la revolución de internet, nos hicieron mucho más productivos.

P. Usted enfatiza el papel del sector privado como motor clave de la innovación, pero también habla de fuerzas contrarias. ¿Cómo se equilibran?

R. Las empresas privadas están en el centro del proceso de crecimiento porque invierten en innovación; pero el problema es que los innovadores de ayer tienen mucha tentación de usar su poder para impedir el cambio. Por eso necesitamos gobiernos con políticas de competencia y una regulación adecuada. No demasiada, pero sí la suficiente para evitar que los actores existentes impidan la aparición de nuevos y frenen el proceso de crecimiento. También necesitamos a organizaciones de la sociedad civil como el periodismo porque, si no hay democracia, las empresas existentes coluden con los gobiernos. El triángulo entre empresas, gobierno y sociedad civil es absolutamente crucial.

P. ¿Qué se puede hacer para evitar que esos actores bloqueen el progreso de toda la sociedad?

R. Las empresas pueden convertirse en monopolios enquistados, que impiden mayores avances. Por eso, la política de competencia es fundamental para asegurar que sigan floreciendo nuevos talentos.

P. ¿Qué políticas concretas deberían aplicar los gobiernos para fomentar la innovación?

R. Son muy importantes las políticas para proteger los derechos de propiedad y la educación. Si no tienes un buen sistema educativo con infraestructuras, no tendrás innovadores. También es fundamental que el gobierno apoye la investigación. A veces no se sabe inmediatamente qué posibilidades puede abrir un descubrimiento en el futuro. En este sentido, las subvenciones públicas son importantes. Dicho esto, siempre es imprescindible que se mantenga la autonomía de los investigadores. Ahora, Donald Trump quiere involucrarse en cómo las universidades diseñan sus programas. Eso no es bueno para la innovación.

P. También ha hablado en su trabajo de políticas para el mercado laboral y la movilidad social.

R. Sí. Eso es muy relevante. En Dinamarca, cuando alguien pierde el trabajo, puede solicitar recibir una parte del salario mientras el Estado le forma en nuevas habilidades y le ayuda a encontrar un nuevo empleo. Eso es crucial, porque si no, la población se vería afectada negativamente por la destrucción creativa. Esto hace que las transiciones sean más aceptables para la gente normal.

P. ¿Por qué Europa tiene dificultades para convertir la innovación en empresas exitosas?

R. Solo hay que ver el informe Draghi. Esto sucede porque no tenemos un verdadero mercado único para la innovación. Cada país tiene su propia regulación. Lo segundo es que no tenemos un ecosistema financiero adecuado, con capital riesgo desarrollado e inversores institucionales que financien la innovación. En tercer lugar, no tenemos una DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa), una organización con financiación pública para agilizar la innovación, involucrando a líderes procedentes del mundo académico o de la industria. Es una herramienta de política industrial orientada a la competencia. En Europa, hemos bloqueado cualquier forma de política industrial que fomente la competitividad y eso ya no lo podemos permitir. China y EE UU combinan ambas cosas.

P. ¿Cree que Europa va en la dirección correcta un año después de la publicación del informe Draghi?

R. Dicen que solo se ha implementado alrededor del 11% a nivel de la UE. En mi opinión, el resto del informe Draghi debería hacerse con coaliciones de países que realmente quieran unirse y actuar. No esperar a que los 27 estén todos de acuerdo. Podrían consolidar un mercado único para productos de alta tecnología, crear una DARPA conjunta o fomentar la inversión institucional.

P. China está tratando de innovar con un modelo distinto al occidental. ¿Podría presentarse como una alternativa?

R. No, porque en China no tienen nuestras libertades. Europa defiende valores. Queremos crecimiento, pero también queremos preservar un enfoque centrado en lo democrático y lo social. China no tiene un modelo social muy bueno. Están convirtiéndose en innovadores punteros porque han invertido enormemente en investigación y han revertido la fuga de cerebros, pero no tienen suficiente libertad. Sin eso, pueden acabar perjudicándose como sociedad.

P. El proteccionismo está aumentando, ¿afectará a la innovación?

R. Estoy en contra del proteccionismo. El libre comercio es bueno por muchas razones. Tienes un mercado más amplio para las innovaciones, pero también significa más competencia y ese es otro motor para mejorar. Además, se sabe que el comercio facilita el intercambio de conocimientos. En el pasado, hubo episodios proteccionistas. Por ejemplo, el final del siglo XIX fue un periodo de mercados muy abiertos y luego se pasó al proteccionismo. Ahora, nos hemos dado cuenta de que conflictos como el que tienen EE UU y China son muy costosos. Lo bueno de Trump es que Europa se ha dado cuenta de que tiene que despertar.

P. ¿Cómo se adaptarán las sociedades a la inteligencia artificial (IA)?

R. Necesitamos buenas instituciones. La IA tiene un gran potencial de crecimiento, pero si no hay competencia, unas pocas empresas dominarán todo. Es muy importante también tener software de código abierto. Algunas regulaciones, pero no demasiadas. Eso es lo que necesitamos para aprovechar el potencial de esta tecnología. Por otro lado, en el ámbito laboral, la IA puede efectivamente sustituir a seres humanos. Pero, al mismo tiempo, las empresas que adoptan IA se vuelven más productivas y más competitivas; pueden crecer porque el mercado para sus productos aumenta. En este contexto, necesitamos un buen sistema educativo. En la escuela habría que aprender a ser adaptable y también necesitamos un sistema de seguridad social sólido y flexible. También es importante que recordemos mantener el contacto humano.

P. ¿Qué cree que vendrá después de esta revolución?

R. Lo veremos, nada es automático. Lo que yo defiendo es reconciliar la prosperidad con la inclusión y la sostenibilidad ecológica. Debemos asegurarnos de encontrar un nuevo equilibrio y de que nadie quede fuera del proceso. Apuntar hacia una economía de mercado que sea inclusiva, que genere crecimiento y que también proteja a las personas. También tenemos que impulsar la innovación verde, y para eso necesitamos impuestos sobre el carbono y una política industrial verde. Creo que con todos esos instrumentos podemos sacar algo muy bueno de esta revolución.

P. Respecto al medio ambiente, se ha manifestado a favor de la competencia verde y en contra del decrecimiento económico...

R. No hay duda de que el calentamiento global tiene que ver con el crecimiento. Pero si tomamos la alternativa del decrecimiento, significaría renunciar a nuestra calidad de vida. Sabemos lo que significaría el decrecimiento para las economías en desarrollo: pobreza y hambruna. Cuando miramos cómo salieron la India y China de la miseria, vemos que fue gracias al crecimiento. Yo apoyo el crecimiento verde y la innovación verde.

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