Jaime de Jaraíz (LG Electronics): “Hay tres cosas que me han ayudado mucho en la vida: el deporte, la mili y el MBA”
Hijo del pintor cacereño que le da el nombre, el ejecutivo cree que no hay mayor lujo que despertarse en un barco en el mar para ver amanecer
Jaime de Jaraíz dirige una compañía que facturará este año 785 millones de euros y emplea a 250 personas: LG Electronics España. Es un hombre sensible que adoraba a su padre: “Era una persona excepcional, pero mientras estaba en vida no fui capaz de valorarle en su justa medida”, admite. Ahora no para de recordarle. El ejecutivo cuenta numerosas anécdotas de su vida, plagada de familia y deporte.
Pregunta. Nació en Madrid en 1967, pero dice que se considera extremeño de corazón, ¿por qué?
Respuesta. Me considero extremeño de nombre, de sangre y de corazón. Mi padre nació en Jaraíz de la Vera (Cáceres) y en 1954 recibió una beca del pueblo para estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Hacer una beca en un pueblo remoto de Extremadura en el año 54 era algo absolutamente excepcional. Entonces mi padre, nada más terminar la carrera y después de un viaje que hizo por Europa, decidió que, igual que muchos artistas italianos como Leonardo da Vinci, iba a empezar a firmar su obra artística como Jaime de Jaraíz en homenaje a su pueblo. Mi padre se llamaba Jaime García Sánchez y en 1978 nos cambió el apellido a la familia porque eso le pareció poco, pues pensaba que la familia era lo que era gracias a su pueblo y teníamos que honrarlo todos y las generaciones futuras. Por tanto, soy extremeño de sangre porque tengo sangre extremeña. De corazón porque me siento extremeño, al igual que también me siento madrileño. Y de nombre porque mi familia va a llevar siempre ese apellido. De hecho, tengo tres hijos y tengo un acuerdo con ellos: el primero que tenga un hijo varón, le va a poner Jaime de Jaraíz en homenaje a mi padre. Mis hijos discuten entre ellos y dicen que los tres van a poner el nombre a su hijo. Y les digo, pues vais a hacer un lío importante.
P. Siguen la tradición porque tengo entendido que su padre le indujo a llamar así a su primer hijo.
R. Cuando le hicieron la ecografía a mi mujer y supimos que iba a ser un chico, ella barajaba varios nombres: Diego, Pablo, como así se llaman mis siguientes hijos. Y Álvaro. Todavía no sabíamos qué nombre ponerle. Y hablé con mi padre y dijo: ¡Qué bien, es chico!, se va a llamar exactamente igual que yo. Porque mi mujer se apellida García. Y mi padre es Jaime de Jaraíz García. Y mi mujer y yo nos miramos y dijimos que sí.
P. ¿Se le ha pegado algo de su padre artista?
R. Yo creo que sí. Mi padre me daba mil vueltas en todo, pero creo que sí se me ha pegado una cosa. Mi padre creía mucho en la bondad de las personas. Y yo también; siempre he intentado rodearme de gente buena. Y otras cosas, soy una persona muy creativa, pero, desde el punto de vista artístico, pintando, soy nefasto. También intenté tocar la guitarra o el piano como él, y lo hice mal. Esa vena artística no la cogí, pero sí la creatividad. También me gusta mucho el humor, mi padre tenía mucho humor. En eso sí me parezco mucho a él.
P. ¿Qué consejo repite a sus hijos de los que le dio tu padre?
R. Pues muchos. Como mi padre era pintor, tenía una filosofía de vida un poco diferente a la vorágine a la que estamos acostumbrados la gente del mundo de la empresa. Mi padre siempre me decía que el esfuerzo era la clave de su trabajo, no la inspiración. Creía mucho en el esfuerzo y el trabajo y a mis hijos siempre les he inculcado que hay que trabajar mucho para tener éxito en la vida, tanto en la personal como en la profesional. Mi consejo a mi hijo Diego cuando tenía 8 años para ayudarle a cambiar y mejorar sus notas fue: La vida es más fácil de lo que piensas y para tener éxito solamente tienes que hacer dos cosas, olvídate de todo lo demás: céntrate en trabajar mucho y sonreír mucho. No hagas nada más y todo te va a ir bien. A los 16 años era matrícula de honor.
P. ¿Sigue siendo el único director no coreano de LG?
R. Sigo siéndolo, sí. Porque he tenido suerte y hemos tenido muy buenos resultados. En Canadá había una situación complicada y le dimos la vuelta. Me dieron la responsabilidad de España y tuve la oportunidad de volver. Al año siguiente me dieron la responsabilidad de Portugal, que tenía problemas... Le dimos la vuelta también. Hemos tenido buenos resultados y me ha ayudado a que mis jefes coreanos tengan confianza en mí. Una compañía coreana es muy demandante, exige mucho, pero confía en mí. Yo trabajaba en Philips y fiché por una compañía que era mucho más pequeña entonces, vine pensando que iba a estar dos años y llevo 20. Ha sido una historia bonita. De lo que más orgulloso me siento es de que la gente sienta que esta es su propia empresa.
P. ¿Cuáles son sus aficiones?
R. Pues mis aficiones son muchas. Juego al tenis porque mi hijo es tenista. Me federé para empezar a competir con una edad muy alta para sentirme cerca de él. Entrenaba y competía. Me gusta mucho competir. Hay tres cosas que me han ayudado mucho en la vida: el deporte, competir significa que vas a perder muchas más veces de las que vas a ganar y te esfuerzas muchísimo en ganar, pero siempre hay alguien que es mejor que tú. El deporte te enseña a tolerar muy bien la frustración. También me ayudó mucho la mili. Me ayudó a entender a las personas, a gestionarlas y dirigirlas porque fui alférez universitario. Y la tercera cosa que me ayudó mucho fue un MBA. Estudié Derecho y el MBA me abrió el mundo de la empresa.
Además, me gustan mucho los deportes de motor. Antes hacía karting y corría en motociclismo en muchas categorías. De hecho, fui tercero de España, de mini motos, en 1999. Y corrí en 125, en motocross... He corrido en muchas categorías y ahora de vez en cuando me meto en algún circuito y hago alguna cosa con las motos. Pero vamos, no tengo carné y nunca he tenido moto de carretera porque cuando empecé a hacer motocross de jovencito les pedí a mis padres que me ayudaban a correr. Mis padres hicieron un movimiento muy inteligente y me dijeron: Tienes que elegir entre que te ayudemos a competir o a sacarte el carné de motos. Si te ayudamos a competir, no podrás sacarte el carné ni tener moto de carretera nunca y no he tenido moto ni me he sacado el carné ni lo voy a tener. Tengo amigos que son muy moteros y a mí me encantan las motos. Me gustaría poder irme todos los fines de semana por ahí. Pero no voy. Es el compromiso que adquirí con mis padres. Y un compromiso es un compromiso.
P. Además de los deportes, ¿qué más hobbies tiene? Ha dicho que tiene muchos.
R. Me gusta el arte. La pintura sobre todo, por mi padre. Cuando viajaba con mis padres, lo primero que hacíamos en cualquier sitio que visitamos era ir a los museos. Me gusta la pintura flamenca. Mi pintor favorito es Georges de La Tour. Me encanta Caravaggio, Antonio López, Luis de Morales, Zurbarán...
P. He leído que dice que no le escuchan ni en su casa.
R. Tuve un problema navegando, como una dana, en 2017. Iba con los niños en un velero y hubo una gran tormenta en el Mediterráneo, se hundieron cinco barcos a mi alrededor, y lo pasé muy mal. Es lo que me hizo reaccionar respecto en la lucha por el medio ambiente. Mi reflexión fue que a mí, como persona, no me escuchan ni en mi casa. Doy un mitin en casa sobre sostenibilidad y mi mujer me dice: ¡qué pesado eres!, mis hijos: papá, me tengo que ir a un partido. Y cuando no tengo comida, también el perro se va, o sea, que no me escucha nadie. Pero como presidente de una gran compañía, te escucha mucha gente. Es lo que me hizo darme cuenta de que las grandes empresas pueden cambiar las cosas. Si empiezan a tomar parte y a hacer acciones para regenerar ecosistemas, por el planeta... van a hacer que la sociedad reaccione y los individuos se involucren en la solución, que es lo que buscamos nosotros con el movimiento Smart Green.
P. ¿Sigue navegando después del accidente en Formentera?
R. Sí, este año no, porque no pudimos, pero todos los años solemos ir una semana la familia en un velero pequeñito, que alquilamos, y donde hacemos todo nosotros. No hay nada comparable, ni el mejor hotel del mundo, a ver un atardecer o un amanecer en el mar. No hay mayor lujo que eso: la naturaleza. Poder bañarte en un río limpio, ir a la playa y hacer snorkel y ver peces, vegetación, animales... Y si no cuidamos eso cada vez va a ser más lujo y, si vamos por el camino que vamos, solamente una parte muy pequeña de la población podrá disfrutarlo.
P. ¿Cómo es su fin de semana ideal?
R. Pues un fin de semana en el que haga algo con la familia. Irnos a algún sitio y visitarlo. Otro fin de semana ideal es en un circuito de motos. Pero bueno, soy una persona muy familiar, no busco lujos, me gusta la esencia de las cosas. El disfrute con las personas que quiero.
P. ¿Sabe desconectar?
R. Y muy bien. Siempre digo que no tengo nada de estrés. Y es verdad y mi puesto es bastante estresante, se lo puedo asegurar. Pero hace muchos años aprendí cómo manejarlo. Cuando empecé a trabajar, mi padre tenía mucho interés en saber lo que me pasaba y cómo era mi día a día en la empresa, que él no conocía. Todos los días me sentaba a tomar jamón y un poquito de vino con él y le contaba las cosas buenas y las malas. Quizás más malas que buenas porque son las que te remueven. Y mi padre me daba consejos, pero no podía ayudarme. Y lo que hacía yo era revivir el problema dos veces y comprendí que tus problemas no se los puedes pasar a otros y pretender que te den la solución. Comprendí que me generaba mucho estrés y que la ayuda era apoyo, pero no había solución. Un día llegué y le dije a mi padre que me perjudicaba revivir los problemas de la oficina y dije que a partir de entonces no iba a hablar en casa del trabajo ni con él ni con nadie. Y dejé de hacerlo y vi que me liberaba del estrés. Ahora, cada vez que meto la llave en la puerta de casa, ese clic es mi clic mental con en el que me desconecto de la oficina. Y así es como me olvido del trabajo.
P. ¿Duerme bien?
R. Caigo como un fardo y duermo casi siete horas sin despertarme.
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