Luis Mena (Daikin): “Me encanta ligar. Pero cuidado, es como se llama a tomar el vermú en mi pueblo”
El director general de la empresa de climatización en España es un amante de los buenos restaurantes y de la práctica del golf, aunque lleva demasiado tiempo, dice
Luis Mena lleva 13 años como director general de Daikin en España, la firma de climatización que factura más de 300 millones de euros y emplea a más de 400 personas. Le cuesta decidir si es más de frío o de calor, pese a ser natural de la localidad jiennense de Arjona, donde los veranos son tórridos: “El frío tiene mejor arreglo”, dice. A sus 58 años, Mena está puntual al otro lado de la pantalla. Como les gusta a los japoneses, la procedencia de la empresa que lidera. Pero “los españoles tenemos fama de impuntuales y cuesta mucho quitarla”, asegura.
Pregunta. ¿Qué es lo que más aprecia de la cultura japonesa después de 35 años trabajando con ellos?
Respuesta. El orden, la persistencia, el gusto por la buena comida, la educación, la capacidad de trabajo, el respeto por los demás... Los japoneses también tienen su aquel cuando les conoces profundamente, pero quién no.
P. ¿Y qué es lo que más detesta?
R. Su sistema de gestión, el management, que es todavía demasiado jerárquico. Entre ellos no tienen discusiones abiertas y alguien que ocupa el escalafón medio o el inferior es impensable que rebata algo al que está arriba. No está bien visto y eso no me gusta.
P. ¿Cuáles son sus principales aficiones?
R. Me gusta salir a comer o a cenar, más a cenar que a comer, con las personas que quiero. Relacionado con eso, le voy a decir algo que a ver cómo lo pone: me gusta mucho tomar el aperitivo, tomar el vermú, a lo que en la terminología de mi pueblo se le llama ligar. Espero que no ponga en el titular que me encanta ligar. Y se dice así porque es como cuando haces mayonesa que se liga el huevo con el aceite; igual que la tapa con el vermú. Mis amigos saben que cuando llegan las dos de la tarde y estoy de vacaciones en la casita que tengo en Huelva, hay que ir a ligar al chiringuito. Además, llevo bastante tiempo muy aficionado al golf. No mejoro, estoy en el montón, con un hándicap 18. ¡Y mira que le dedico tiempo! Aunque tampoco me desmotivo. Es un deporte que está muy bien y que es practicable hasta una edad muy avanzada y encima no hay campo feo.
P. ¿Cada cuánto lo practica, cuántas veces a la semana?
R. Una o ninguna. Requiere mucho tiempo. Entre semana no puedo y el fin de semana depende de la agenda social. Se lleva mucho tiempo, cinco o seis horas por lo menos.
P. Ha dicho que le encanta salir a cenar, ¿qué restaurantes nos recomendaría tanto de trabajo como personales?
R. Los visito indistintamente para una cosa o para otra. Me gusta mucho cualquiera de los del grupo La Máquina. En general prefiero sitios pequeños, como Poncio, donde puedes hablar con el chef, o El Pedrusco, que es de dos hermanos segovianos que se han traído el horno de asar del pueblo... Pero también me gustan los sitios de ambiente como los que tiene el grupo El Paraguas, que son lugares de famoseo donde se come genial. Me gusta mucho la zona de la Puerta de Alcalá. Y ahí está Patio de leones, por ejemplo, que me encanta, o el Arahy, el restaurante de atún donde se atrincheró Rajoy.
P. ¿Cómo es tu fin de semana ideal?
R. ¿El ideal? Salir a tomar algo un viernes, jugar al golf el sábado, ligar, descansar por la tarde, dar un paseo y quedarme a cenar tranquilo en casa, por ejemplo. Y el domingo, pues igual. Me encanta pasear por El Retiro y luego quedarme por esa zona. Y, si puede ser, comer en casa y descansar.
P. ¿Tiene hijos?
R. Sí, dos. Los tengo en nómina todavía. Viven en casa, trabajan los dos y están deseando irse, pero por el problemón de la vivienda no pueden, de momento.
P. ¿Cuánto tiempo le dedica al trabajo?
R. El viernes tenemos la suerte desde que llevo trabajando aquí, 35 años, de que cortamos a mediodía. Pero entre semana, entre unas cosas y otras, trabajo de 8 a 8 con el descanso de comida, que si puedo la hago en casa, que es una ventaja infinita.
P. ¿Concilia?
R. Yo creo que sí, pero en casa dicen que no. Hay una diferencia de criterios importante. Me gustaría llegar a las 18 horas y salir a andar una hora, pero no siempre lo consigo.
P. ¿Sabe desconectar?
R. Estoy permanentemente pendiente del móvil. Siempre. Desconecto cuando la empresa descansa tanto a nivel local como internacional. El fin de semana normalmente no hay actividad, pero si algún japo que hay que es bastante workaholic manda cualquier cosilla, pues ya me tiene ahí al runrún. Me cuesta bastante desconectar.
P. ¿Se ha propuesto cambiarlo?
R. No. Creo que después de tantísimos años trabajando lo sé integrar o lo acepto.
P. ¿Tiene estrés?
R. Lo suelo controlar. Va por rachas. Cuando se acercan ciclos de cierre, cambios, peticiones casi imposibles o cuando no tengo visibilidad más allá de cierto plazo, ... me estreso.
P. ¿Y qué hace?
R. Después de la experiencia, intento ir al pasado, ver situaciones similares, y aplicar aquello que dice Marian Rojas Estapé, de que más del 90% de las cosas que nos preocupan nunca ocurren. Intento aplicar esta máxima y lo controlo por ahí.
P. ¿Qué tal duerme?
R. Suelo dormir bien. Entre 7 y 8 horas.
P. ¿Es caprichoso?
R. A veces sí. Soy un caprichoso del orden. Me encanta tener las cosas ordenadas.
P. ¿Lo aprendió de los japoneses o ya lo era antes?
R. Quizás hayamos evolucionado juntos. Eso ya estaba ahí, y se ha reforzado con ellos.
P. Pero yo me refería más bien a caprichoso de cosas materiales...
R. Me encantaban los relojes. Pero esa fiebre se me pasó hace tiempo. Tengo 3 o 4 relojes muy buenos y al final el que me pongo todos los días es uno de deporte que me compré para el golf y vale para todo. También se me pasó la racha de comprarme ropa todo el día. Tengo una colección de corbatas tremenda que ahí está, congelada, desde el covid, en el que pasamos de ser una empresa de corbata diaria a solo en ciertos momentos... Los caprichos se me van pasando con el tiempo, no sé si es la madurez, que se le quita valor a las cosas materiales...
P. ¿Tiene alguna obsesión?
R. Soy obsesivo con la limpieza del coche y da lo mismo que sea el del trabajo que el personal que usan mis hijos; si no lo tengo limpio, me muero. Y si ellos no lo tienen en condiciones, voy a limpiarlo el fin de semana, si no sufro.
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