Desaceleración controlada en un entorno turbulento

La eurozona está creciendo ligeramente menos de lo previsto, con diferencias persistentes entre manufacturas y servicios y entre Alemania y el resto

Pozo de petróleo en Bakersfield, California.Lucy Nicholson (REUTERS)

Al analizar la evolución de la economía global, resulta chocante la diferencia entre el relativo éxito de los bancos centrales y las autoridades económicas en conseguir un aterrizaje suave del crecimiento y la inflación, y las grandes incertidumbres generadas por el entorno político y geopolítico. Entre ellas, el recrudecimiento de la guerra en Ucrania y, sobre todo, en Oriente Próximo, que esta vez sí parece que está afectando a los mercados de petróleo y gas, y el resultado de las elecciones en Estados Unidos, que...

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Al analizar la evolución de la economía global, resulta chocante la diferencia entre el relativo éxito de los bancos centrales y las autoridades económicas en conseguir un aterrizaje suave del crecimiento y la inflación, y las grandes incertidumbres generadas por el entorno político y geopolítico. Entre ellas, el recrudecimiento de la guerra en Ucrania y, sobre todo, en Oriente Próximo, que esta vez sí parece que está afectando a los mercados de petróleo y gas, y el resultado de las elecciones en Estados Unidos, que pueden tener repercusiones globales importantes si una eventual victoria del candidato republicano Donald Trump lleva a un choque proteccionista como el que él mismo está anunciando.

Frente a ello, los indicadores de las principales economías han dado señales mixtas, apuntando a una desaceleración paulatina de la actividad. El crecimiento del PIB en Estados Unidos fue más alto de lo esperado en el segundo trimestre, pero los indicadores de empleo posteriores apuntan, finalmente, a un enfriamiento controlado del mercado de trabajo. La eurozona está creciendo ligeramente menos de lo previsto, con diferencias persistentes entre manufacturas y servicios (que, aun así, se están moderando), y entre Alemania y el resto, mientras que los soportes de la recuperación del consumo siguen ahí (aumento de la renta real disponible por caída de inflación y recuperación salarial y fortaleza del empleo), aunque todavía no se están dejando ver en el gasto de los hogares. La economía china continúa mostrando señales de debilidad, y habrá que ver si la muy reciente aprobación de un paquete de medidas de estímulo monetario y fiscal tiene los efectos deseados.

La otra pata del deseado aterrizaje suave es la moderación de la inflación, que permita normalizar los tipos de interés de referencia. Los indicadores más recientes señalan que el proceso continúa, incluso con sorpresas a la baja por el impacto de los menores precios de las materias primas, a pesar de la persistencia de la inflación de servicios en el 4% o más a ambos lados del Atlántico.

Todo ello ha permitido una aceleración de la senda de recortes de tipos de interés. Del pequeño susto en los mercados financieros de principios de agosto no quedó mucho, pero sí el compromiso de la Fed de ser más proactiva en sus bajadas, confirmado en su reunión de septiembre con recortes de 50 puntos básicos, mayores de lo previsto. El BCE se limitó a los 25 puntos básicos que se esperaban, pero con un tono más relajado en las recientes declaraciones. En cualquier caso, se trata en principio solamente de un adelanto, que no cambia el panorama general de la política económica, que apunta a recortes graduales hasta alcanzar niveles neutrales alrededor del tercer trimestre del 2025.



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