El precio de las bolsas de patatas fritas irrita a los canadienses
El coste del popular aperitivo se ha disparado. Los consumidores también se quejan de que la cantidad se ha reducido
Canadá no se ha salvado de una inflación elevada y prolongada. En los últimos 36 meses, las billeteras de sus habitantes han sufrido más de la cuenta. La carne roja, el zumo de naranja, los pañales, la telefonía móvil y la peluquería han subido de precio de forma considerable. En esta lista también figuran las patatas fritas de bolsa, aperitivo muy consumido en el país. De hecho, se trata de uno de los productos que más se ha encarecido en el mercad...
Canadá no se ha salvado de una inflación elevada y prolongada. En los últimos 36 meses, las billeteras de sus habitantes han sufrido más de la cuenta. La carne roja, el zumo de naranja, los pañales, la telefonía móvil y la peluquería han subido de precio de forma considerable. En esta lista también figuran las patatas fritas de bolsa, aperitivo muy consumido en el país. De hecho, se trata de uno de los productos que más se ha encarecido en el mercado.
Los aumentos desde el inicio de la pandemia al pasado junio oscilan entre el 50% y el 100%, dependiendo de la marca o de la variedad, según datos de Radio-Canadá. En lo que va de año se ha dado un incremento en promedio de cerca del 6%. La bolsa de 235 gramos con los logotipos más populares se vende en un supermercado de Montreal en 5,20 dólares canadienses (unos 3,50 euros), sin incluir los impuestos. “Por supuesto que me he dado cuenta de que han subido de precio. Sigo comprándolas, aunque ya no tan seguido, porque son una costumbre para ver televisión con mis hijos o recibir a amigos en casa”, cuenta Max, un joven canadiense.
El país norteamericano aparece como el sexto en consumo per cápita de este aperitivo. La lista la encabeza Estados Unidos. Un estudio indica que el mercado mundial de patatas fritas de bolsa podría aumentar un 5,6% entre 2024 y 2029. Este tentempié nació a unos 225 kilómetros al sur de la frontera canadiense. En 1853, un cocinero del restaurante Lake House, ubicado en Saratoga Springs (Nueva York), creó la famosa receta. Pese a que el invento es estadounidense, numerosos habitantes de aquel país adquieren en sus visitas a Canadá bolsas de patatas sabor ketchup, difíciles de encontrar —al menos con una calidad similar— en establecimientos al otro lado de la frontera.
Los expertos indican que el cambio en los precios de toda una gama de productos ha tenido que ver con el incremento en costes de transporte, alquiler y mano de obra; también con la subida de los tipos de interés. En el caso concreto del aperitivo en cuestión, el principal factor de su encarecimiento es el aumento considerable del precio de la patata y el aceite vegetal. Sin embargo, algunos canadienses denuncian que los fabricantes abusan de la situación. El año pasado, una campaña en redes sociales pidió boicotear los productos de Frito-Lay, la principal empresa que los elabora, debido a una serie de incrementos en sus precios en pocos meses.
La jugada de los supermercados
Las quejas también están dirigidas a los grandes supermercados. En este periodo de alta inflación, varias de las cadenas con mayor presencia en el país han registrado sustanciosos ingresos pese a que el volumen de ventas no ha variado. Este escenario incluso ha provocado reuniones entre sus directivos y un comité parlamentario. Un aspecto que centra el debate es que dichos establecimientos no ven necesariamente con malos ojos el incremento en los precios de los grandes fabricantes de patatas fritas de bolsa para buscar mayores ventas de sus marcas blancas.
En estas acusaciones también aparece citada la reduflación; un término empleado para referirse a productos que reducen su tamaño o cantidad, mientras que sus precios se mantienen igual o aumentan. No son pocos los canadienses que denuncian bolsas de patatas fritas con más aire y menos producto, aunque los señalamientos también han aparecido al sur de la frontera. En la pasada Super Bowl, Joe Biden mostró su enfado por la reducción en el tamaño de distintos alimentos y bebidas que los estadounidenses adquieren para seguir este evento deportivo. “Hago una llamada a las grandes marcas de consumo para que pongan fin a esto”, señaló. En el caso de Canadá, la regulación federal cuenta con herramientas insuficientes para hacer frente a este problema.
El humor también tiene cabida entre las críticas de los internautas canadienses. Algunos de ellos afirman que el incremento en los precios de las patatas fritas de bolsa puede ser una estrategia para incentivar el consumo de productos más saludables. Sin embargo, la inflación se ha ensañado de igual manera con frutas, verduras y otros alimentos más sanos.
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