Un destino diferente tras Jackson Hole

Se avecina un importante giro en la política monetaria norteamericana: el fin de las subidas de tipos de interés

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal.MANDEL NGAN (AFP)

El próximo 24 de agosto se reunirán en Jackson Hole, Wyoming, los principales banqueros centrales. Será muy cerca de donde hace algo más de un siglo, Butch Cassidy y Sundance Kid -el pistolero más rápido con su revólver-, asaltaban los trenes de la Union Pacific sirviendo de inspiración para el legendario western Dos hombres y un destino.

¿Será en agosto cuando Powell, al más puro estilo Sundance Kid, se enfunde la política monetaria y anuncie la parada ininterrumpida de...

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El próximo 24 de agosto se reunirán en Jackson Hole, Wyoming, los principales banqueros centrales. Será muy cerca de donde hace algo más de un siglo, Butch Cassidy y Sundance Kid -el pistolero más rápido con su revólver-, asaltaban los trenes de la Union Pacific sirviendo de inspiración para el legendario western Dos hombres y un destino.

¿Será en agosto cuando Powell, al más puro estilo Sundance Kid, se enfunde la política monetaria y anuncie la parada ininterrumpida de los tipos de interés?

La Fed necesita ganar tiempo. Por más que la inflación se sitúe en el 3%, los precios subyacentes no son tan complacientes, crecen al 4,8% impulsados por unos servicios que crecen al +6,2% (4% excluyendo alquileres). Además, el mercado laboral continúa resiliente. En la primera mitad del año se han generado 1,7 millones de empleos y una tasa de paro en mínimos históricos, no parece que sea el mejor entorno para frenar unos salarios que, creciendo al 4,4%, ya experimentan ganancias en términos reales. La economía parece que aguanta, y el consumo, lejos de desvanecerse, aumenta al 2,1%.

De todas formas, una cosa es ganar tiempo y, otra muy diferente, correr el riesgo de que la economía termine descarrilando. Por ello pensamos que, aunque la Reserva Federal ha optado por mantener una retórica muy dura, se limitará a subir los tipos a finales de mes hasta el 5,5% y dirá, en Jackson Hole, que la mayor parte del trabajo está hecho, así como que los tipos no irán mucho más lejos.

En esta nueva fase toca recalibrar la política monetaria restrictiva con la perspectiva de que, en los últimos 16 meses, se ha implementado la subida más agresiva y rápida desde los años 80 y, con unos tipos reales cercanos al 2%, la desaceleración económica no tardará en aparecer.

Aunque el impacto de las subidas de tipos de interés suele demorarse, los efectos sobre el crédito terminan haciendo mella poco a poco. Para la economía son como gotas de agua sobre la cabeza: un poquito está bien, pero muchas a la vez le pueden llevar a uno a perder el juicio -recordarán aquella escena de la bicicleta en Dos hombres y un Destino donde Paul Newman, Cassidy, paseaba a Etta mientras sonaba Raindrops keep fallin’ on my head –.

Además, a parte de los tipos de interés, prosigue la reducción de los balances de los Bancos Centrales. Desde el pico postpandemia, la Reserva Federal lo ha aminorado en un 7,5% y, al menos, necesitará un año para volver a situarlo en el punto máximo en el que comenzó a contraerlo en 2017.

En Europa, la reducción será más exigente, porque la expansión acometida en la Covid fue mayor. Las subidas de tipos comenzaron más tarde y la inflación se mantiene en el 5,5%, lo que obligará al BCE a subir tipos al menos hasta el 4%.

Atentos, el 24 de agosto la Fed girará su mensaje: un destino diferente se abre tras Jackson Hole.

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