Fujifilm apunta alto en el sector de la salud
“La tecnología ahorra costes al Estado porque ayuda a la detección precoz”, dice el responsable del grupo en Europa, Toshi Iida
Conversar con Toshi Iida (Osaka, 1969) es una rareza. Zanja el estereotipo del alto responsable japonés sin conocimientos de inglés (lo habla bien), introvertido (cuenta que su hija trabaja en The Economist en Tokio y que debido a la pandemia estuvo dos años sin ver a su familia) y obsesivo, pensando, solo, en el trabajo. “Estoy preocupado por lo que sucede entre mi país, Taiwán y China”, concede.
Iida es el presidente para Europa de Fujifilm. La compañía llega de lejos en el es...
Conversar con Toshi Iida (Osaka, 1969) es una rareza. Zanja el estereotipo del alto responsable japonés sin conocimientos de inglés (lo habla bien), introvertido (cuenta que su hija trabaja en The Economist en Tokio y que debido a la pandemia estuvo dos años sin ver a su familia) y obsesivo, pensando, solo, en el trabajo. “Estoy preocupado por lo que sucede entre mi país, Taiwán y China”, concede.
Iida es el presidente para Europa de Fujifilm. La compañía llega de lejos en el espacio y el tiempo: se creó en Japón en 1934. Porque en ese momento, el Gobierno estaba muy interesado en el mercado mundial de las películas de cine. Ese fue el inicio. Después llegó la fotografía, los rayos X, la impresión digital, los floppy disk (disquetes), las cintas de videocasetes o las cámaras instantáneas. Más de 90 años de vida dan para muchas transformaciones. En 1988 fue la primera firma japonesa en producir una cámara digital, y en 1997, la primera con resolución de megapíxeles destinada al comercio. Fujifilm es igual que una estratigrafía. Capas y capas de pasado y, también, de futuro tecnológico.
La razón del encuentro son las nuevas instalaciones que la compañía inaugura en Alcobendas (Madrid). Pero también surge una oportunidad de describir una empresa en la que Toshi lleva 32 años. Dos en la responsabilidad europea. Entró en la firma en 1991. Nada más graduarse. Comenzó en la división internacional de marketing fotográfico. Bajo esa filosofía tan japonesa de trabajar en una misma organización toda la vida. Algo extraño en Occidente. Quizá recordó los versos —escritos justo en 1934— de Nakahara Chuya (1907-1937). Uno de los poetas modernos más famosos del país. “¡Sí, aceptaré mi destino! Y entones finalmente sabré cómo…”.
Su destino es convertir —antes de 2050— a Fujifilm “en una de las tres compañías de tecnología de la salud más importantes de Europa”, avanza el ejecutivo. Este sería el verso último. Antes se leen otros. La firma cerró su año fiscal (marzo de 2022) con unos ingresos de 18.393 millones de euros, dentro de una estructura de 280 empresas y 75.474 empleados. La arquitectura de su cartera avanza los próximos movimientos. El área de salud —la que más crece— supone un 32%, le siguen innovación de negocio, sobre todo equipos de oficina (30%), materiales (cintas) para almacenar datos e imprimir (25%), e imagen (13%).
Porcentajes que Toshi entiende vacíos sin la esperanza del “propósito”. “Las organizaciones deben tener una mirada más allá de las finanzas”, defiende. Y se pregunta: “¿Cuál es su misión en la sociedad?”. “La nuestra es conectar la firma con la estrategia de ESG [medio ambiente, sostenibilidad y gobernanza]”. Han impreso un plan de sostenibilidad pensando en 2030. Traza cuatro áreas centrales. Naturaleza (cero emisiones netas de carbono durante 2040); estilo de trabajo (aumentar la creatividad de 50 millones de trabajadores); vida diaria (contribuir a una sociedad sana y segura, a través del intercambio de fotos e imágenes); y salud (introducir productos basados en la inteligencia artificial en 196 países y regiones durante 2030).
Esa última palabra, salud, gira constantemente en la conversación. “La tecnología médica ahorra costes al Estado porque ayuda a la detección precoz y es una herramienta esencial de diagnóstico para los médicos; no los sustituye”. Será así. Pero parece difícil competir con Siemens o Philips. “Tenemos una tecnología muy avanzada, por ejemplo, en endoscopias, guiada por inteligencia artificial”. Si nos fijamos bien —condensa el ejecutivo— esencialmente una endoscopia no es más que una pequeña cámara con diminutas lentes y sensores. Hoy el diagnóstico recurre cada vez más a la inteligencia artificial. “Nosotros hemos desarrollado nuestra propia plataforma de IA médica bajo la marca REiLI. También adquirimos en 2021 el área de diagnóstico de Hitachi”, dice. La salud es el as de picas.
Sin descanso
Quizá la clave radica en saber las partidas que puedes jugar y en las que debes retirarte. Jamás podrían competir con los teléfonos inteligentes y su captura de imágenes, pero ya han vendido —destaca el presidente— dos millones de cámaras instantáneas en Europa. En principio, sus cámaras y equipos de filmación tienen un enfoque profesional. Y han dado un paso hacia cámaras sin espejos. Luz y tiempo. Toshi Iida ha asumido el lema lanzado en 2019: “Never Stop”. Sin parar. Fujifilm quiere convertirse en una organización de múltiples tecnologías. En el centro, el cuidado de la salud y el sector biofarmacéutico.
Sin embargo, recordando la frase de Borges, les tocó, como a todos los hombres, tiempos difíciles en los que vivir. La compañía es consciente de la geopolítica de la época. Solo envía a Rusia equipos de cuidados médicos y “el impacto financiero no resulta muy grande”, respalda Toshi. El gran problema procede de la cadena de suministro, que está creando retrasos en las entregas y el encarecimiento de los artículos. “Todos los días recibo llamadas de mis colegas enfadados”, admite con una sonrisa. La inflación y la subida de la energía es algo que afrontan empresas y clientes. Consciente del aumento de la tensión que provoca China en Asia, trabajan en una posible alternativa a las fábricas que tienen en el gigante asiático.
También ha sido un año duro en Bolsa y los accionistas apretarán. La acción se ha dejado más del 16% de su valor en 2022. La guerra en Ucrania, el alza de las materias primas, la carencia de microprocesadores, la logística y la inflación generan una imagen en esfumado. Pese a todo, el responsable europeo de Fujifilm surge optimista: “El año que viene será bueno, soy positivo”. La fe resulta una tradición más occidental que oriental. Quizá hoy todo es sincretismo.
Apuesta por España
Madrid es salud. Al menos para Fujifilm. La compañía japonesa (con presencia, también, en Barcelona) acaba de estrenar oficinas en la capital española con esa gran ambición. Los números se cuentan rápido, al igual que los latidos. El año que viene (el ejercicio concluye en marzo) augura una facturación de 90 millones de euros, frente a los 82 millones anteriores. Y crecerá la plantilla. Llegará a las 167 personas. El comienzo de una compañía que tiene tecnologías que ignoran quienes solo la conocen por sus cámaras fotográficas. Membranas para purificar agua, tratamientos destinados a la concepción de la mujer o lentes de alta resolución, que emplea la industria cartográfica. Su sede europea está en Düsseldorf (Alemania), agrupa a 46 unidades de negocio y más de 6.000 trabajadores.