Ir al contenido

Los millonarios que piden pagar más impuestos: “La concentración extrema de riqueza es antidemocrática”

Varias plataformas de ricos en distintos países han dado forma a un movimiento que exige reformas para elevar la contribución fiscal de los más pudientes

La telenovela mexicana Los ricos también lloran popularizó a finales de los setenta la idea de que ni todo el dinero del mundo puede curar los males del alma. Hoy, un grupo cada vez más nutrido de millonarios reales, y no personajes ficticios, quiere extender un nuevo lema: los ricos —o al menos algunos de ellos— ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La telenovela mexicana Los ricos también lloran popularizó a finales de los setenta la idea de que ni todo el dinero del mundo puede curar los males del alma. Hoy, un grupo cada vez más nutrido de millonarios reales, y no personajes ficticios, quiere extender un nuevo lema: los ricos —o al menos algunos de ellos— quieren pagar más impuestos. “Hay una aceptación social de que es normal que los más ricos minimicen los impuestos que pagan. Tenemos que desafiarla, porque uno de los peligros de la concentración extrema de riqueza es que es antidemocrático”, zanja Julia Davis, cofundadora de la organización Patriotic Millionaires UK, uno de los altavoces de la rebelión de los más pudientes contra un sistema tributario que consideran profundamente injusto y que piden reformar.

Su lucha pretende cambiar el relato. Si los millonarios tributaran más, no dejarían de ser ricos, pero su mayor contribución mejoraría las condiciones de una sociedad al borde de la fractura por la creciente desigualdad, beneficiando a todos. “Estamos en una posición increíblemente afortunada y debemos usarla para mejorar nuestro país”, defiende Davis, quien se convirtió en millonaria cuando vendió su participación en la compañía de mochilas Osprey Europe Limited. Cuenta que siempre estuvo muy sensibilizada con el medio ambiente —sector al que ahora se dedica—, pero no fue plenamente consciente del concepto de “extrema desigualdad de riqueza” hasta que pasó a engrosar las filas de los millonarios. “Evitar pagar impuestos cuando se puede es un comportamiento antisocial y moralmente inaceptable, porque empeora la vida de todos”.

Hasta hace unos años no existían estructuras organizadas que agruparan a los millonarios que no están conformes con su aportación a las arcas públicas por ser escasa. La primera plataforma surgió en 2010: Patriotic Millionaires USA, origen de la filial británica de la que forma parte Davis. La impulsó la estratega política Erica Payne junto a un pequeño grupo de millonarios, entre ellos el exdirector de BlackRock Morris Pearl. Una de sus primeras iniciativas fue enviar una carta al entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidiéndole que eliminara el recorte fiscal que su predecesor republicano, George W. Bush, había concedido a las rentas más altas.

La filosofía del movimiento tardó en extenderse, pero el debate sobre la aportación fiscal de los más ricos empezó a adquirir visibilidad. En 2011, Warren Buffett escribió un artículo para The New York Times en el cual se preguntaba cómo era posible que pagase (proporcionalmente) menos impuestos que su secretaria. La respuesta no es técnicamente fácil, pero se puede resumir su esencia: los sistemas fiscales tradicionales gravan más el trabajo que el capital.

La pandemia supuso un punto de inflexión. Sacó a relucir las profundas desigualdades que existen, avivó la discusión en el mundo político y académico y animó a más millonarios a pedir una fiscalidad más justa. En 2020 surgió la red internacional Millionaires for Humanity; al año siguiente se fundaron Taxmenow, en Alemania, y Patriotic Millionaires UK. En 2023, varios miembros de estas asociaciones, entre ellas Abigail Disney, heredera de la compañía de animación, firmaron una carta abierta titulada Proud to Pay More (Orgullosos de pagar más) para exigir a los todopoderosos reunidos en el Foro de Davos elevar la tributación de los multimillonarios, consiguiendo un fuerte impacto mediático.

Stefanie Bremer es una de las firmantes de aquella carta y cofundadora de Taxmenow. Tiene 36 años, es alemana y millonaria gracias a la compañía que fundaron sus antepasados. Explica que no trabaja ahí −es asesora de sostenibilidad—, y que usa un seudónimo para separar sus reivindicaciones de la empresa familiar. Denuncia que en Alemania el 10% más acaudalado posee el 67% de toda la riqueza disponible, frente al 1,4% de la mitad más pobre. “Me impactó cuando comencé a ver las noticias, con 15 años, y me di cuenta de cuántos problemas en el mundo podrían ser completamente o parcialmente solucionados si hubiera suficiente dinero”, relata.

También para Bremer, la pandemia supuso un revulsivo. Vio cómo el Estado se endeudaba masivamente para mantener a flote el país, pero sin repartir esa carga de forma equitativa. De cara a las elecciones federales alemanas de 2021, Taxmenow formuló varias propuestas, entre ellas restablecer el impuesto sobre el patrimonio, suspendido desde 1997, e igualar la tributación del capital a la de la renta. “¿Por qué las personas que trabajan para obtener sus ingresos deberían pagar más impuestos que aquellas que pueden dejar que su dinero trabaje por ellas?“, se pregunta.

Ninguna de aquellas propuestas se concretó. “Falta voluntad política”, dice Bremer, y se muestra a favor de un tributo mundial sobre la riqueza, una propuesta que ha tomado forma a nivel académico y que ha empezado a debatirse en foros internacionales, aunque hay todavía más detractores que partidarios. También el franco-canadiense Guillaume Rambourg, miembro de Patriotic Millionaires y con una fortuna acumulada gracias a una larga carrera como gestor de fondos en la City londinense —actividad a la que ya no se dedica—, defiende una tasa global para que los grandes patrimonios no puedan refugiarse en jurisdicciones con impuestos bajos o nulos.

La propuesta más avanzada en este sentido es la del economista francés Gabriel Zucman —que expuso en el G-20—, sobre cuya base la Asamblea gala ha tratado de introducir, sin éxito, un impuesto nacional a los más pudientes. El intento desencadenó la ira del empresariado local, encabezado por el magnate Bernard Arnault, presidente del conglomerado del lujo LVMH y uno de los hombres más acaudalados del mundo. “Los multimillonarios como él pagan prácticamente cero impuestos porque el capital tributa menos que el trabajo y hay toda una estructura offshore que se lo permite", denuncia Rambourg.

“Es difícil de comprender, especialmente en este momento. Francia tiene un déficit presupuestario muy alto y la deuda se ha disparado, al igual que en otros países, donde se le pide a la clase media que haga un esfuerzo de austeridad. Es injusto”, lamenta.

—¿Por qué la asociación se llama millonarios “patrióticos”?

—Ser patriótico significa que pagar impuestos es ser un buen ciudadano. Los multimillonarios que los evitan no lo son, porque ignoran el contrato social (...). La desigualdad de riqueza se está volviendo tan severa que terminará en guerra o revolución.

Sobre la firma

Más información

Archivado En