La deuda europea crece ante la debilidad económica y el aumento del gasto militar
El pasivo en Francia supera ya el 115% del PIB y se acerca a los máximos que alcanzó durante la pandemia
La deuda europea se resiste a bajar. En una Unión Europea con una economía débil —y una inflación ya controlada—, reducir el pasivo de los Estados se ha convertido en una tarea casi imposible. Lo consiguen algunos países (Grecia, Portugal, Chipre, Dinamarca o España) donde la economía va mejor; la mayoría, en cambio, ven como su deuda crece a más o menos velocidad. Algo pone de su parte el aumento del gasto en defensa en los países del flanco oriental. Y así, el conjunto de la UE y la zona euro, la tasa de deuda sobre el PIB va subiendo poco a poco hasta llegar al 81,9% y al 88,2%, según Eurostat.
El incremento de la deuda pública seguirá en los próximos años, de acuerdo con los cálculos que presentó la semana pasada el Fondo Monetario Internacional (FMI). Prevén los economistas de Washington que la escalada se prolongue hasta llegar al menos al 100% en 2029 en todo el mundo, una altura desconocida desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En este incremento, la Unión Europea pondrá bastante de su parte. Varios Estados miembros, entre ellos España, ya están por encima de ese nivel y es probable que la escalada continúe en los próximos años.
Uno de los países que más protagonismo están teniendo en este incremento es Francia. Su deuda es, en volumen, la más abultada de la zona euro, 3,3 billones. Si bien, cuando la medición se hace con relación al porcentaje de PIB, la forma más estándar y canónica de hacerlo, su posición baja hasta el tercer lugar. El 115,8% francés, cercano a los máximos alcanzados durante la pandemia, queda por detrás del 138,3% de Italia y el 151,2% de Grecia, en el segundo trimestre de este año. El quinteto de cabeza lo completan Bélgica (106,2%) y España (103,4%).
Aunque este repóquer de países lleve tiempo en estas posiciones cuando se mide la deuda pública en los Estados miembros, sus dinámicas son diferentes y también los motivos que las mueven. En el caso griego, su pasivo baja con fuerza desde hace tiempo y si sigue en niveles altos es porque todavía arrastra las consecuencias de la crisis del euro, que explotó precisamente allí. Italia, por su parte, lleva muchos años con una economía que no acaba de arrancar y un volumen de deuda alto que no logra reducir, entre otras cosas, por los intereses a pagar.
Pero si hay un país que pesa en el conjunto de la UE y la zona euro es Francia. Su deuda pública crece, con algunas interrupciones, desde comienzos de siglo y la inestabilidad política de los últimos tiempos no le permite tomar medidas, como se ha podido ver con el nuevo Gobierno de Sébastien Lecornu, que ha tenido que suspender la reforma de pensiones aprobada hace dos años para sobrevivir.
También en Alemania, con una economía estancada desde hace tiempo, crece la deuda pública. Ha subido hasta el 62,4% del PIB. No obstante, su posición fiscal general es mucho mejor que la de las otras tres grandes economías de la UE, por lo que tiene más margen para actuar y salir de la atonía si el Ejecutivo decide hacerlo sobre la base de la inversión pública.
Además de la debilidad económica, hay otros elementos que dificultan la reducción de la deuda pública: uno es, sin duda, que la inflación ya está controlada. La marcha de los precios siempre ha sido un elemento con el que los Gobiernos han contado para controlar la deuda pública, ya que si crecen mucho devalúan el valor de los bonos. No obstante, ahora que el IPC se ha consolidado en el entorno del 2% resulta más complicada la reducción del pasivo que en 2022 y 2023, cuando la inflación se descontroló.
Por último, hay que tener presente el aumento del gasto en defensa y seguridad. Eso se ve con mucha claridad en un país como Polonia. Con frontera amplia con Rusia, es el que más está invirtiendo en armamento y otro tipo de facturas para su defensa ante la amenaza de Moscú. Y eso pesa en sus cuentas públicas. En solo un año, su deuda pública ha pasado del 52% en junio de 2024 al 58,1% este año. En la misma dirección —y por la misma causa— se mueven las cuentas de Letonia y Lituania.
El caso de Finlandia, con un pasivo que ha saltado en 12 meses del 80,6% al 88,4%, es una mezcla de estancamiento económico con gasto en defensa. No obstante, el Gobierno de Helsinki es uno de los más comprometidos con la defensa del flanco oriental de la UE por su gran frontera con Rusia.
La deuda pública española sube respecto a julio
En el caso concreto de España, la deuda pública escaló en agosto hasta el 103%, siete décimas más que en julio, cuando estaba en el 102,3%, según informó este martes el Banco de España. El dato es ligeramente distinto al de Eurostat, que toma el porcentaje del segundo trimestre, y no el mensual. En términos absolutos, la cifra de deuda marcó un nuevo máximo histórico, al alcanzar los 1,69 billones de euros, sin embargo, la estadística clave para los inversores es el porcentaje sobre el PIB, porque marca si un país tiene o no capacidad de pago. Y no la cantidad total, muy influenciada por el tamaño del país y de su economía.
Si se compara con el mismo mes del año pasado, la deuda pública se redujo en nueve décimas, desde el 103,9% de agosto de 2024, aunque la cantidad en euros es un 4,7% superior, dado que en aquel entonces rondaba los 1,62 billones de euros.
En cuanto al reparto de la deuda, la Administración central acumulaba un pasivo de 1,54 billones, equivalente al 93,7% del PIB; a la Seguridad Social le correspondían 126.173 millones, el 7,6% del PIB; La deuda de las comunidades autónomas subió ligeramente hasta los 340.242 millones de euros, el 20,6% del PIB, y la de los Ayuntamientos se redujo hasta los 22.690 millones de euros (el 1,4 % del PIB).
La suma de la deuda de cada subsector de la Administración es mayor que la deuda total porque buena parte de los pasivos contraídos por comunidades autónomas y corporaciones locales tienen al Estado como acreedor.