Economía y derechos se alejan en la UE
La pérdida relativa en la economía europea contrasta con los avances en los derechos reconocidos por el TJUE
“La Unión Europea es una unión basada en el derecho”. “El derecho de la Unión es el hilo conductor de la integración europea”, proclama el libro 70 años de derecho de la Unión, elaborado por juristas del Servicio Jurídico de la Comisión Europea. Un texto que “no puede considerarse una posición oficial de la Comisión Europea”, pero es esencial para observar los avances de los derechos de los europeos. Sin embargo, esta apreciación complaciente no es la que perciben la mayoría de los ciudadanos agobiados...
“La Unión Europea es una unión basada en el derecho”. “El derecho de la Unión es el hilo conductor de la integración europea”, proclama el libro 70 años de derecho de la Unión, elaborado por juristas del Servicio Jurídico de la Comisión Europea. Un texto que “no puede considerarse una posición oficial de la Comisión Europea”, pero es esencial para observar los avances de los derechos de los europeos. Sin embargo, esta apreciación complaciente no es la que perciben la mayoría de los ciudadanos agobiados por problemas como la energía y la vivienda.
La Unión ha tratado de resolver las contradicciones sociales asegurando un buen funcionamiento del mercado interior. Ha sido una aproximación oblicua para evitar un choque frontal de clases. Los avances han sido significativos, pero las desigualdades siguen ahí.
La intensificación de la globalización ha descolocado a la UE frente a Estados Unidos y China. La mayor productividad estadounidense se ha reflejado en una pérdida de la riqueza per cápita que ya supera el 34%. El mercado interior tiene que enfrentarse al mercado global que juega con otras reglas.
La pérdida relativa en economía contrasta con los avances en los derechos de los europeos reconocidos por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). El desafío consiste en cómo mantener los avances de derechos en Europa con competidores que se mueven con otros valores. La respuesta europea a través de los informes Draghi y Letta parece centrar los esfuerzos en la competitividad.
Javier Orduña, catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Valencia, y exmagistrado del Tribunal Supremo, ha desempeñado un papel notable en el desarrollo del derecho europeo en ámbitos como la vivienda. Sus sentencias y votos particulares han inspirado a jueces para presentar cuestiones prejudiciales al TJUE y después sus argumentos han sido recogidos por los juristas de la Comisión y los Abogados Generales. La metodología de sus análisis es objeto de estudio por los juristas europeos.
El profesor Orduña, sostiene que “es claro que el derecho tiene una base económica, pero modernamente la economía tiene unos límites sociales muy claros que la sociedad impone, como ya dijo Keynes”. Reflexiona con humildad al señalar: “yo no sé mucho de economía, pero a lo mejor, lo que necesitamos no son grandes empresas, sino que se creen mejores condiciones para competir; probablemente sería mejor crear tejido empresarial, fomentar la investigación y apoyar empresas de tamaño medio que crean mucho empleo”.
El profesor Orduña subraya el cambio trascendental que se ha producido en las relaciones comerciales. “Hoy el 80% de los contratos que hacemos no son negociados, sino de acuerdo con unas condiciones generales, establecidas por las empresas”. Estas condiciones son reguladas por la normativa europea y examinadas por el TJUE. Este, señala, “ha avanzado mucho. Estableció en junio de 2023 que no solo se puede exigir una restitución por las cláusulas abusivas, sino además una indemnización”. Y calificó de “ilícitas” las cláusulas abusivas. El desafío es cómo mantener los derechos europeos en la economía global.