Barcelona tira de los fondos europeos
Los datos sobre la aplicación de los fondos europeos Next Generation EU indican un aumento de variedad en los proyectos del territorio español
Aunque a ritmo más lento del inicialmente previsto, los fondos europeos Next Generation (NGEU) van permeando capilarmente la economía española: todos los sectores y todos los territorios.
La dispersión de fuentes y fechas de los datos dificulta establecer un ranking de captación y movilización de fondos por autonomías. Andal...
Aunque a ritmo más lento del inicialmente previsto, los fondos europeos Next Generation (NGEU) van permeando capilarmente la economía española: todos los sectores y todos los territorios.
La dispersión de fuentes y fechas de los datos dificulta establecer un ranking de captación y movilización de fondos por autonomías. Andalucía la encabezaría hoy, seguida de Cataluña, según el Observatorio de la Airef; Madrid, seguida de Cataluña, a final de febrero, de acuerdo con el Ministerio de Economía; Cataluña, en mayo (con 8.075 millones), seguida de Andalucía (6.993) y Madrid (6.848), según la Generalitat.
Quizá esa variedad simbolice el dinamismo del flujo: la realidad es tan amplia que su codificación es ardua. Primero van los hechos y luego las estadísticas.
Hay menos dudas en el nivel local, donde destaca Barcelona, con 2.083 millones hasta abril, según datos hechos públicos esta semana por su alcalde, Jaume Collboni, en una de las escasas rendiciones públicas de cuentas sobre la aplicación de estos fondos. “Hemos desplegado las inversiones en tiempo récord porque ya teníamos los proyectos en el cajón o en la cabeza”, explicó. La capital catalana es “un buen ejemplo de aplicación”, evaluó la directora de la División de Análisis Económico de la Airef, Esther Gordo. “Barcelona se mueve, y mucho”, ratificó la secretaria general de Fondos europeos en Hacienda, Mercedes Caballero: el 73% de los municipios de la provincia están participando en los fondos, y todos los grandes, detalló.
Aunque partidas y fechas no coincidan exactamente, los datos oficiales ofrecidos por el municipio de Madrid a final del año pasado (subproyectos, convocatorias de ayudas, subvenciones directas) pespuntean un panorama aproximativo: alcanzaban los 407,3 millones.
Entre los proyectos barceloneses estrella ejecutados destaca el superordenador MareNostrum 5, difusor de la inteligencia artificial en la academia y en las empresas, que debe alcanzar los 200.000 billones de operaciones por segundo; o inversiones sanitarias como la reforma integral en marcha del Hospital del Mar.
Desde una perspectiva de apoyo directo a la industria y al consumo resulta de especial interés la construcción de una red pública de suministro a los vehículos eléctricos. Es un cuello de botella en España para el desarrollo del sector, amén de los industriales/estructurales (baterías, materiales raros, competencia china…). Y en la práctica se trata de un pez que se muerde la cola: la producción de coches eléctricos va lenta porque la red de abastecimiento energético es limitada, y esta apenas se acelera porque la demanda crece a bajo ritmo.
Con 998 puntos de recarga (y 2.000 en desarrollo), la capital catalana figura en segunda posición europea, en densidad de puntos por kilómetro cuadrado, tras Estocolmo (quintuplica a Madrid) y la cuarta en número de residentes por punto de carga (datos de Electromaps).
La diferencia de enfoque entre las dos grandes ciudades españolas estriba en que Barcelona ha hecho “hincapié en la infraestructura pública”, explica Marta Labata, directora general de B:SM (que agrupa las empresas municipales). Mientras, Madrid ha optado más por subvencionar a las compañías privadas, que han concentrado sus prestaciones en sus zonas más altas y céntricas.
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