Los países ricos cerrarán todas sus centrales de carbón antes de 2035
El G7 vence las reticencias de Japón y cierra un pacto clave contra el cambio climático que no fue posible en la COP de Dubái
Un paso más, e importante, para poner punto final a la quema de carbón para generar electricidad. Los grandes países ricos, reunidos en torno al G7 (o grupo de los siete), acordaron este lunes por la noche el cierre de todas sus centrales del combustible más contaminante “a lo largo de la primera mitad de la década de los treinta”. Es decir, como tarde, en 2035. Un movimiento imprescindible en la lucha contra el cambio climático que, sin embargo, debe venir acompañado por decisiones en la misma dirección en los países emergen...
Un paso más, e importante, para poner punto final a la quema de carbón para generar electricidad. Los grandes países ricos, reunidos en torno al G7 (o grupo de los siete), acordaron este lunes por la noche el cierre de todas sus centrales del combustible más contaminante “a lo largo de la primera mitad de la década de los treinta”. Es decir, como tarde, en 2035. Un movimiento imprescindible en la lucha contra el cambio climático que, sin embargo, debe venir acompañado por decisiones en la misma dirección en los países emergentes —con China a la cabeza—, donde se ha concentrado el grueso de los grandes proyectos de centrales de este tipo en los últimos años.
El encargado de comunicar el pacto ha sido el Reino Unido, a pesar de ser Italia quien preside rotatoriamente el foro en el que están representados Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia y Canadá, a los que posteriormente se sumó la Unión Europea. Las autoridades británicas han puesto en valor la relevancia “histórica” del mismo, “que no se pudo alcanzar” en la última cumbre climática global, celebrada en Dubái (Emiratos Árabes Unidos) a finales del año pasado.
Los ministros del G7 tienen han sellado este martes el acuerdo final en una cumbre celebrada en Turín, en la que también se han comprometido a “promover que se detenga cuanto antes la aprobación de nuevas centrales de carbón en todo el mundo”.
El gran escollo para el pacto era Japón. El país asiático, donde este combustible aún cubre la tercera parte del consumo eléctrico, es el tercero del mundo en el que más centrales de carbón se han abierto en los dos últimos años, solo por detrás de China y de la India. Al otro lado del océano Pacífico, la primera potencia mundial, EE UU, cuyo sistema eléctrico depende aún del carbón en más del 16%, ya obliga a sus centrales a cerrar o a capturar íntegramente sus emisiones antes de 2039. En España, este combustible apenas supuso el 1,5% de la generación eléctrica el año pasado.
Aunque cada país sigue su propia senda de sustitución del lignito, el auge de la eólica y la solar es el principal factor que está permitiendo su reemplazo, pese a ser hasta hace poco la tecnología reina en las matrices eléctricas de todo el mundo. Eso, en lo más inmediato: en la última década ha sido el gas natural —un combustible igualmente fósil, pero mucho menos contaminante que el carbón— el que ha posibilitado muchos cierres.
En 2023, y contra todo pronóstico, la capacidad instalada de carbón creció a su mayor ritmo en siete años, según los datos publicados este mismo mes por Global Energy Monitor: las aperturas y los cierres dejaron un saldo neto de 48 gigavatios (GW), el equivalente a toda la potencia hidráulica y eólica de España. Incluso antes de que se conociese el acuerdo del G7, la organización ambientalista ya sostenía que el aumento en la capacidad de carbón tendría una “vida corta”.
Menor dependencia de Rusia
En la reunión de Turín, los titulares de Energía del G7 también se han comprometido a continuar desligándose de la energía rusa. Un camino que, dos años largos después de que Vladímir Putin diese la orden de atacar Ucrania, está siendo mucho más complicado de lo previsto: este mismo lunes, uno de los mayores grupos de aseguradoras marítimas del mundo, International Group of P&I Clubs, ha advertido de que el tope de precio sobre el petróleo del país euroasiático no está funcionando.
Aunque el crudo y el gas han sido los dos objetivos prioritarios de las sanciones, el G7 ha ido este martes un paso más allá al fijarse como meta la “reducción de la dependencia” en el campo de la nuclear, incluido el uranio enriquecido, “ayudando a los países a diversificar su suministro”.
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