Las lluvias y la caída de la demanda tiran los precios del aceite
Sobreoferta en el mercado por parte de una industria que puja por desprenderse de un producto que compró más caro ante el temor a más bajadas
Por un lado, lluvias abundantes en las zonas olivareras más importantes que aventuran, en principio, una próxima buena cosecha de aceite. Por otro, un descenso medio de la demanda interior de un 15%. Y todo ello apunta a una caída de los precios en origen del mercado del aceite de oliva de España, que alcanza hasta el 20% para un virgen extra y en porcentajes solo ligeramente más bajos en el caso de los demás aceites: virgen y lam...
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Por un lado, lluvias abundantes en las zonas olivareras más importantes que aventuran, en principio, una próxima buena cosecha de aceite. Por otro, un descenso medio de la demanda interior de un 15%. Y todo ello apunta a una caída de los precios en origen del mercado del aceite de oliva de España, que alcanza hasta el 20% para un virgen extra y en porcentajes solo ligeramente más bajos en el caso de los demás aceites: virgen y lampante. En paralelo, la industria envasadora, que adquirió aceites a precios más elevados, trata de comercializar los mismos lo más deprisa posible para reducir pérdidas, lo que provoca una sobreoferta en los mercados empujando más a la baja los precios ante una distribución donde no se han reflejado íntegramente esos ajustes en los precios de venta al público.
La actual situación del mercado del aceite de oliva viene determinada por el desarrollo de las dos últimas campañas, marcadas por una fuerte reducción de la producción frente a cosechas medias de entre 1,3 y 1,4 millones de toneladas. En la campaña 2022, la producción ascendió a unas 670.000 toneladas, y en la actual los datos provisionales la sitúan en 850.000. A este descenso en la producción se sumó la caída en el volumen de existencias, que han pasado de 450.000 toneladas en el periodo 2022-2023 a las 250.000 toneladas con las que se inició la campaña actual y que se sitúan un 39% por debajo de la media de las cuatro campañas anteriores y un 45% sobre la precedente. Las importaciones solo han crecido de 100.000 a 105.000 toneladas por la falta de aceite en otros mercados.
En este contexto, los precios del aceite de oliva se incrementaron en lo que va de campaña en un 68% y en otro 139,6% en relación con los precios medios de toda la campaña anterior. Traducido en euros, de acuerdo con los datos manejados por diferentes organizaciones empresariales del campo y de la industria, la cuantía media se habría situado en origen en una media cercana a los 9 euros el kilo (un litro es 0,91 kilos) para un virgen extra, de 7,90 euros el kilo para un virgen y de 7,8 euros el kilo para un aceite tipo lampante o el que necesita un refinado para su consumo.
Hoy, por las lluvias, la existencia de agua en los embalses y la caída de la demanda, los precios en origen se situarían en poco más de siete euros el kilo para un virgen extra, y entre los 6,4 y los 6,8 euros para un virgen y un lampante.
Las precipitaciones de los últimos meses y la existencia de agua en los embalses son datos positivos de cara a una cosecha próxima importante. No obstante, se estima que sería por debajo de la media, ante la existencia de un olivar muy castigado por dos años de sequía en un sector de 2,8 millones de hectáreas, donde solo 0,9 millones son de regadío y 1,9 millones de secano. Además, el olivar sigue durmiendo al raso y, con ello, bajo los riegos de las heladas, las lluvias violentas en el proceso de floración —determinante para la cosecha—, así como los calores de los meses siguientes hasta la recogida, por lo que la recolección próxima es todo un interrogante.
Desde la industria envasadora se reconoce que la caída de la demanda ha sido importante, pero en la parte positiva se estima que el consumidor nacional sigue siendo fiel al uso del aceite.
En lo que se refiere a las exportaciones, estas también han estado marcadas por la subida de los precios en todos los mercados, con un descenso de la demanda mundial del 20%. En ese contexto, la caída de las ventas españolas, que llegaron a 1,1 millones de toneladas, ha sido del 40%, un hueco que ha sido ocupado por las ventas más baratas de terceros países productores.
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