Rupert Murdoch se va, pero se queda
El magnate ha pasado el testigo a su hijo Lachlan en las juntas de accionistas de News Corp y Fox de esta semana, pero promete seguir teniendo un papel activo en la empresa
El último acto de Rupert Murdoch como presidente de Fox ha tenido lugar en el Darryl F. Zanuck Theater de Los Ángeles, dentro del complejo donde está la sede del grupo en la costa Oeste. El magnate de 92 años ha pasado el testigo a su hijo Lachlan, de 52, en la junta de accionistas de la compañía de este...
El último acto de Rupert Murdoch como presidente de Fox ha tenido lugar en el Darryl F. Zanuck Theater de Los Ángeles, dentro del complejo donde está la sede del grupo en la costa Oeste. El magnate de 92 años ha pasado el testigo a su hijo Lachlan, de 52, en la junta de accionistas de la compañía de este viernes, al igual que lo hizo en la de News Corp el miércoles. Un cine-teatro ha sido el escenario elegido para poner fin a una vida empresarial de película. Quedan aún las escenas poscréditos. El hólding familiar controlado por Rupert Murdoch sigue siendo el accionista de referencia de ambas compañías y, por si eso fuera poco, el magnate ha dejado claro que no baja la guardia.
En la junta de este viernes de Fox Corp, la empresa que gestiona el negocio de televisión en EE UU, se han condensado los 70 años de carrera de Rupert Murdoch en un vídeo de cinco minutos, que ha sido presentado por su sucesor como un homenaje de despedida. El magnate, en la sala, ha recibido la ovación de los presentes y ha dado las gracias, pero no ha intervenido en la media hora que ha durado el acto. Sí lo hizo el miércoles en la junta de News Corp, el conglomerado que incluye televisión de pago en Australia, periódicos, editoriales e intermediación inmobiliaria.
“Como saben, paso a ocupar el cargo de presidente emérito, y Lachlan se convertirá en el único presidente de News Corp. Lachlan es un líder de principios, y un creyente en el propósito social del periodismo. Espero continuar con un papel activo en la empresa”, dijo en esa junta, que no tenía ninguna ubicación física. Fue puramente telemática, virtual, y duró 19 minutos, incluidas varias preguntas de los accionistas. Una de ellas fue si seguiría cobrando como presidente emérito. “Simple: no”, contestó el magnate. Pero en estas grandes empresas las cosas no suelen ser tan simples: “El señor Murdoch no seguirá recibiendo un salario, pero se le reembolsarán ciertos gastos”, matizó el consejero delegado, Robert Thomson, sin dar más detalles.
Las votaciones, telemáticas, permitieron reelegir a todos los demás miembros del consejo de News Corp. El de mayor edad ha pasado a ser el expresidente del Gobierno español José María Aznar, de 70 años, que ya ha cumplido 10 en el órgano de administración del grupo y se mantiene en la nueva etapa. Aznar fue, eso sí, el consejero que recibió un mayor número de votos en contra por parte de los accionistas: 24,7 millones, algo más del 14%, según los resultados difundidos por la empresa. El más apoyado fue Thomson con 174 millones de votos a favor y solo 0,6 millones en contra, el 0,3%.
Murdoch también se mostró seco cuando otro accionista le pidió que compartiera recuerdos y arrepentimientos de su carrera, y no hizo ni lo uno ni lo otro. Antes, en la apertura de la junta, tuvo una intervención de algo más de tres minutos en la que habló de la situación internacional y de los medios. “El mundo se enfrenta a múltiples crisis internacionales que exigen atención y comprensión. Tras el bárbaro ataque a Israel y las tragedias subsiguientes en la región, el auge del antisemitismo virulento debería preocupar seriamente a todas las personas reflexivas”, dijo. Recordó especialmente a los periodistas del grupo que están asumiendo riesgos al cubrir los conflictos en Ucrania y Oriente Próximo sobre el terreno, y a Evan Gershkovich, del Wall Street Journal, “que sigue injustamente encarcelado en Rusia simplemente por hacer su trabajo”, dijo.
“No cabe duda de que todos deberíamos estar preocupados por la supresión del debate por parte de una élite intolerante que considera anatema las opiniones divergentes. Mi vida ha sido ciertamente afortunada. Tenemos la suerte de vivir en un país donde los sueños aún no están sujetos a regulación. Hay tantas historias inspiradoras a nuestro alrededor de quienes han creado mucho bien social desde humildes comienzos. Al igual que mi padre, creo que la humanidad tiene un destino elevado y Lachlan sin duda comparte esa creencia. Ese sentido del destino no es solo una bendición, sino una responsabilidad”, añadió en lo que era su traspaso de poderes. Este viernes no ha intervenido.
Murdoch deja sus empresas en buena forma, aunque con incertidumbres para el futuro. Los activos del grupo son de primera calidad, las compañías están bien capitalizadas y son rentables, pero varios de sus negocios están en declive o transformación. La audiencia de sus canales lineales de televisión envejece, las ventas de periódicos caen y el tamaño del grupo palidece al lado de gigantes como Comcast, Netflix, Disney o Charter.
Tiene además aún abierto el frente de los problemas judiciales, especialmente por la demanda por difamación de 2.700 millones de dólares de Smartmatic contra la Fox, similar a la que le llevó a gastarse unos 800 millones de dólares en indemnizar a Dominion para evitar el juicio. Un accionista ha preguntado insistentemente por ello durante la junta de Fox de este viernes, reclamando que la factura legal tenga repercusiones en el sueldo de los ejecutivos.
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