Cepsa desembarca en el negocio del biometano con 15 plantas en España
La energética quiere convertirse en uno de los mayores productores de gas a partir de residuos del campo. Aportará la quinta parte de la oferta nacional en 2030
La segunda mayor petrolera española entra a lo grande en el negocio del biometano. Cepsa ha comenzado ya el proceso de búsqueda y desarrollo de proyectos para poner en marcha sus propias plantas de producción de gas procedentes de residuos agrícolas y ganaderos con la intención de llegar a 2030. Serán un total de 15 plantas las que pondrán en marcha, que sumarán una generación agregada de cuatro teravatios hora (TWh) anuales, según ha podido saber EL PAÍS. Esa cifra equivale al consumo medio de gas natural de 650.000 hogares.
El desembarco de Cepsa en la producción de gases renovables —...
La segunda mayor petrolera española entra a lo grande en el negocio del biometano. Cepsa ha comenzado ya el proceso de búsqueda y desarrollo de proyectos para poner en marcha sus propias plantas de producción de gas procedentes de residuos agrícolas y ganaderos con la intención de llegar a 2030. Serán un total de 15 plantas las que pondrán en marcha, que sumarán una generación agregada de cuatro teravatios hora (TWh) anuales, según ha podido saber EL PAÍS. Esa cifra equivale al consumo medio de gas natural de 650.000 hogares.
El desembarco de Cepsa en la producción de gases renovables —cuya inversión rondará los 250 millones de euros, según fuentes del sector— será comunicado al mercado próximamente. La empresa dirigida por Maarten Wetselaar acaba de firmar una alianza con Kira Ventures —una de las firmas españolas de referencia en este ámbito— que prevé la puesta en marcha de las cinco primeras plantas ya en 2025 y 2026 en las comunidades de Castilla-La Mancha y Castilla y León. La petrolera da, así, un paso más en su tránsito del crudo y el gas a la eólica, la solar, el hidrógeno verde, los combustibles sintéticos y, ahora, también el biometano.
La inversión en biometano permitirá a la energética propiedad del fondo soberano de Abu Dabi (Mubadala) y de la firma estadounidense de inversión Carlyle reducir de manera “muy significativa” sus emisiones de dióxido de carbono de nuestros parques energéticos y plantas químicas. La empresa ve esta actividad como un vector complementario para la producción de hidrógeno verde, donde tiene puesto el foco. A finales del año pasado, la compañía anunció una inversión de 3.000 millones de euros en ese ámbito en los próximos años; 1.000 de ellos, en una planta de amoniaco renovable en Cádiz.
10 millones de toneladas de residuos
Según los cálculos de la energética, su futura producción de biometano —que reemplazará al de origen fósil, hoy mayoritario— pondrá en valor 10 millones de toneladas anuales de residuos y evitará la emisión de más de 728.000 toneladas de CO₂ al año, el equivalente a la plantación de 8,7 millones de árboles. La paulatina sustitución del gas fósil por biometano contribuirá, además, a mejorar la balanza comercial española: mientras que el primero es íntegramente importado, el segundo será de origen 100% nacional.
Las plantas utilizarán residuos agrícolas y ganaderos de las zonas en las que se instalen, como estiércol y purines, entre otros, y serán 100% sostenibles, ya que utilizarán para su funcionamiento energía eléctrica de origen renovable y aprovecharán el calor generado por el propio biogás.
El biometano tiene las mismas características que el gas fósil, pero permite reducir íntegramente las emisiones de CO₂. Al ser la misma molécula, además, puede almacenarse o inyectarse directamente en la actual red de transporte gasista, sin necesidad de desarrollar nuevas infraestructuras. “Además de utilizarse como sustituto del gas natural para uso industrial, este gas renovable también puede utilizarse para la producción de hidrógeno verde y como alternativa para la movilidad sostenible”, apunta la compañía.
Un quinto de la producción española
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC, la hoja de ruta del Gobierno en materia energética para los próximos años) se fija como meta llegar a 2030 con una producción total de biometano de 20 TWh anuales, casi el doble de los 10,4 que contemplaba en su anterior versión, elaborada en 2020. Con estas cifras en la mano, Cepsa aportaría por sí sola la quinta parte de esta cantidad.
Pese a la mayor ambición, el PNIEC está lejos del objetivo europeo plasmado, que pasa por cubrir con biometano hasta el 10% de la demanda de gas en 2030. La patronal gasista Sedigas también ha reclamado en los últimos meses más ambición al Ejecutivo: “Una meta de 20 TWh anuales de biogás es representativa de menos de un 2% de biometano para sustituir la demanda de gas actual, tomando en consideración las mismas hipótesis de la hoja de ruta vigente”.
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