Von der Leyen reabre la batalla presupuestaria en la UE al pedir más dinero a los Estados
La Comisión cifra en cerca de 66.000 millones la cantidad ‘extra’ que precisará hasta 2027 para ayudar a Ucrania, afrontar los gastos de migración y el aumento de los tipos de interés
Ucrania, la crisis energética y la subida de los tipos de interés han agotado todo el margen de los presupuestos de la Unión Europea. Lo ha reconocido sin paños calientes la presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen. Hace falta más dinero, unos 65.800 millones de euros. Y la Comisión Europea ha decidido pedir a los Estados, “también golpeados por la crisis”, ha reconocido la jefa del Ejecutivo comunitario, que aumenten su co...
Ucrania, la crisis energética y la subida de los tipos de interés han agotado todo el margen de los presupuestos de la Unión Europea. Lo ha reconocido sin paños calientes la presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen. Hace falta más dinero, unos 65.800 millones de euros. Y la Comisión Europea ha decidido pedir a los Estados, “también golpeados por la crisis”, ha reconocido la jefa del Ejecutivo comunitario, que aumenten su contribución en las arcas comunes en la revisión de ese marco financiero plurianual que va de 2021 a 2027, así como poner en marcha nuevas palancas para incrementar sus recursos. La negociación presupuestaria no será fácil, reconocen fuentes comunitarias. La idea se enfrenta a las reticencias de los socios más frugales de la Unión.
Varios números ilustran claramente por qué Bruselas necesita esos recursos adicionales si no se quiere recortar otras partidas: cuando se elaboraron las cuentas se pensaba que el coste de los intereses de la deuda vinculada al Fondo de Recuperación sería de 14.000 millones para todo el periodo, pero la subida de tipos ha disparado esta factura a 33.000 millones, estima ahora la Comisión; la crisis de refugiados que ha provocado la invasión de Ucrania y la asistencia financiera al país agredido ha consumido unos 30.000 millones, ha cifrado Von der Leyen.
La creación del Fondo de Recuperación, para salir al rescate de una economía muy golpeada por la pandemia y, además, de forma desigual dentro de la UE, disparó el presupuesto comunitario a su mayor cifra en la historia. Añadir esos 750.000 millones de euros de ese fondo a los recursos habituales de los marcos plurianuales necesitó una cumbre europea que se prolongó durante cuatro días en plena pandemia, en julio de 2020. La cantidad que reclama ahora la Comisión está muy lejos de esta, por debajo del 10%, pero los equilibrios que se lograron entonces y las reticencias ya expresadas de varios Estados (entre ellos Alemania y Países Bajos) a poner más dinero hacen pensar que el objetivo de Von der Leyen no será fácil de conseguir. Y eso sin contar con otros países que, aprovechando que esta propuesta debe contar con la unanimidad de los Estados miembros, probablemente intentarán aprovechar esta batalla para reclamar que se solucionen sus cuentas pendientes en Bruselas. Es el caso principalmente de Hungría, que tiene bloqueados cerca de 30.000 millones de euros, y de Polonia, con más de 35.000 millones congelados, por sus violaciones del Estado de derecho.
Pero las urgencias aprietan e, incluso, la Comisión ha adelantado la revisión del marco presupuestario plurianual, que habitualmente se tendría que haber evaluado el año próximo. Se trata de una herramienta de las cuentas de la UE que se aprueba por unanimidad y aporta unas guías para los presupuestos anuales, que ya no precisan de la aprobación de los Veintisiete. No obstante, esas orientaciones, que fijan los techos de gasto y las aportaciones de cada país, no pueden cambiarse sin contar con todos los Estados miembros.
Estas urgencias las han determinado la crisis energética, la subida de tipos de interés, la inflación, y la invasión emprendida por el Kremlin en Ucrania. Este cóctel de elementos de calado geopolítico mayúsculo se ha comido el margen que usualmente se reservaba para afrontar imprevistos y ahora amenaza con descabalgar los planes presupuestarios previstos. Porque si no se amplía el margen de gastos e ingresos, hay que buscar dinero dentro de las propias cuentas comunitarias para pagar los intereses o, incluso, los sueldos de los funcionarios de las instituciones que, en parte, están vinculados a la inflación.
Es decir, habría que recortar planes ya comprometidos para afrontar el gasto recurrente. “No hemos tocado partidas como los programas de cohesión y agricultura, que son programas de política nacional”, ha subrayado el comisario de presupuestos, Johannes Hahn, durante la presentación de la propuesta aprobada este martes por el Colegio de Comisarios. El austriaco, antes de presentar esta oferta, ha hecho una gira por todas las capitales de los Estados miembros para conocer sus inquietudes.
Para justificar la petición, la presidenta de la Comisión ha abogado por la creación de un fondo de 50.000 millones de euros (compuesto por “créditos y subvenciones”) para ayudar a mantener a flote Ucrania en los próximos cuatro años, un capítulo independiente a la ayuda militar y para la reconstrucción del país, apuntan fuentes comunitarias. “Nos permitirá adaptarnos a la situación sobre el terreno, porque todos sabemos que la guerra requiere máxima flexibilidad”, ha subrayado Von der Leyen. El anuncio coincide con una valoración positiva de las reformas que ha emprendido Ucrania, candidato a sumarse a la UE desde hace un año, para la apertura de las negociaciones de adhesión y que se produce en vísperas de la conferencia sobre la reconstrucción que se celebrará en Londres este miércoles y jueves.
Bruselas también ha hablado de una partida de 15.000 millones de euros destinada a la migración para la “protección de las fronteras exteriores” de la UE en un momento en el que la UE se mueve para cerrar el pacto migratorio y medidas que buscan endurecer las pautas para solicitar asilo y el control fronterizo, a la vez que impulsa ayudas para países de origen y tránsito, como Líbano, Siria, Jordania o Turquía en un intento de detener las llegadas. “Hay que trabajar más intensamente con los vecinos, reforzar las asociaciones internacionales y, por ello, necesitamos presupuesto adicional”, ha argumentado la jefa del Ejecutivo comunitario.
La propuesta de la Comisión también implica una renuncia de partida. El Fondo de Soberanía que la propia Von der Leyen llevaba anunciando desde septiembre como la respuesta comunitaria frente a los subsidios masivos de Estados Unidos y China para que sus empresas afronten la doble transición. Finalmente, esta iniciativa se ha transformado en la plataforma europea para tecnologías estratégicas en la que apenas hay dinero nuevo, 10.000 millones, y más flexibilidad con los programas ya previstos: InvestEU, el Fondo de Innovación o el Fondo de Cohesión, entre otros. En total, 160.000 millones, cifra el Ejecutivo comunitario.
Sí que implica dinero nuevo la herramienta financiera que se crea para ayudar a Ucrania, que asciende a 50.000 millones, de los que 33.000 serán créditos y el resto (17.000) subvenciones, así como los 15.000 millones para afrontar la creciente presión migratoria.
Los 66.000 millones que reclama la Comisión para el aumento de gasto se desglosan en 19.000 millones para costear la subida de tipos de interés, 17.000 para las subvenciones a Ucrania, 15.000 para las políticas migratorias, 10.000 para medidas de competitividad y la doble transición climática y tecnológica, 3.000 para una herramienta de flexibilidad presupuestaria y 1.900 millones para financiar el aumento de gastos recurrentes provocados por la inflación.
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