El euríbor frena en abril, pero acaba cerca del 3,76% y el alivio no llega a los hipotecados
La cuota media se encarecerá en 263 euros mensuales, pese a que el indicador sube menos que en el mismo mes del año previo, algo que no sucedía desde el estallido de la guerra de Ucrania
La política monetaria se mueve hace meses en un complicado juego de equilibrios macroeconómicos: en un lado de la balanza están las expectativas sobre una moderación de la inflación que manejan los bancos centrales; en el otro, el temor a que estos se pasen de frenada en la subida de tipos y acaben provocando una recesión grave. La caída del Silicon Valley Bank en EE UU (y la réplica de ese terremoto sobre el sistema bancario suizo) fue un aviso a navegantes. Y el euríb...
La política monetaria se mueve hace meses en un complicado juego de equilibrios macroeconómicos: en un lado de la balanza están las expectativas sobre una moderación de la inflación que manejan los bancos centrales; en el otro, el temor a que estos se pasen de frenada en la subida de tipos y acaben provocando una recesión grave. La caída del Silicon Valley Bank en EE UU (y la réplica de ese terremoto sobre el sistema bancario suizo) fue un aviso a navegantes. Y el euríbor tomó nota: abril, como ya pasó en marzo, ha asistido a la subida mensual menos abultada de ese indicador desde el estallido de la guerra de Ucrania. La mala noticia para los hipotecados es que sigue escalando y se encuentra, además, en niveles altos. Con el valor de este viernes, cierra con una media mensual del 3,757%.
Para quienes revisen la cuota hipotecaria con la referencia de este mes, las letras se encarecerán de media en 262,6 euros, según los cálculos de EL PAÍS. Tomando como referencia la hipoteca media de 2022 (145.510 euros a pagar en 24 años), y aplicándole un diferencial de euríbor más un punto, las letras pasarán de 569,4 euros a 832 euros una vez descontada la amortización de capital. Aplicado a los pagos de todo un año (el periodo durante el que normalmente se aplica la nueva cuota hasta la siguiente revisión) supone un desembolso de 3.151 euros más.
La subida es del 46,1%, por debajo del encarecimiento de más del 50% que dejó marzo (el más abrupto en los 24 años de historia del euríbor). El motivo es que este abril el indicador ha subido, pero menos que en el mismo mes de 2022. Se trata de una novedad para el mercado, ya que esto no sucedía desde antes del estallido de la guerra de Ucrania. El resultado es que la diferencia interanual del euríbor, que es relevante puesto que la mayoría de las hipotecas variables se revisan una vez al año, se acorta con respecto a marzo y febrero. Por eso, la subida, aunque muy abultada, lo es menos que en esos meses. Un signo más, en suma, de que el euríbor ha empezado a pisar el freno.
“Parece que la escalada descontrolada va dando signos de agotamiento”, resume el responsable de hipotecas del comparador Rastreator, Sergio Carbajal. “Todo apunta a que la curva se aplanará en el corto plazo o incluso, al finalizar el año, puede llegar a ocurrir que la tendencia se invierta”, añade el experto en una valoración remitida a los medios.
Pero que los vaticinios se cumplan depende, en buena medida, del Banco Central Europeo. Y el siguiente movimiento se anunciará en Fráncfort el jueves. Con los tipos actualmente al 3,5%, el supervisor monetario no quiso anunciar si los subiría. Aun así, en las últimas semanas algunos miembros del Consejo de Gobierno han sugerido que habrá subida. La duda entre los analistas es si será de un cuarto o de medio punto. De optar por la opción más agresiva y subirlos al 4%, el precio oficial del dinero se situaría, salvo escalada abrupta en la próxima semana, por encima de los valores diarios que está expresando ahora el euríbor, entre el 3,8% y el 3,9%. Es posible porque la facilidad de depósito sigue (y seguirá) por debajo de esa marca, ya que actualmente está al 3% y previsiblemente el jueves subirá al 3,25% o al 3,5%. Este es el interés que el banco central cobra por dejar el dinero depositado en él, y algunos expertos alegan que es la referencia a la que miran las entidades cuando el mercado de préstamos entra en fase contractiva, como sucede actualmente.
El euríbor, en realidad, es el interés teórico al que un conjunto de bancos de la zona euro estarían dispuestos a prestarse dinero entre sí. Su relevancia reside en que esa referencia, para préstamos a 12 meses, es la que se usa en la mayoría de las hipotecas variables en España. Y por eso la expectativa de lo que haga el BCE, y el precio al que vaya a poner el dinero, desempeña un papel fundamental en la configuración del índice.
Lo que indudablemente ha cambiado respecto a un año atrás es la tendencia del mercado inmobiliario. Se venden menos casas y, en consecuencia, se firman menos hipotecas. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, difundidos esta semana, indican que en febrero se firmaron un 2% menos de hipotecas para vivienda que en el mismo mes de 2022. La venta de viviendas, en ese mismo periodo, retrocedió todavía más. Los préstamos a tipo fijo firmados en el segundo mes del año representaron más del 65%, una prueba de que la volatilidad del euríbor ha llevado a muchos compradores a refugiarse en este tipo de hipotecas. No obstante, es una proporción menor que la de meses atrás porque la subida de tipos ha encarecido las operaciones. El interés medio de todas las hipotecas registradas en febrero, del 2,86%, fue el más caro desde mayo de 2017, casi seis años atrás.
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