Tres de cada diez empresas reconocen haber subido precios para hacer frente a la escalada energética
El 37% vio reducidos sus márgenes, según un barómetro del INE. La industria ya empieza a percibir un cambio de tendencia en sus facturas, pero los servicios aún esperan más alzas
El estrechamiento de los márgenes de ganancia y el traslado a los precios de venta han sido las consecuencias más evidentes de las empresas españolas para hacer frente a la escalada de la luz y el gas. Así se desprende, al menos, del Indicador de Confianza Empresarial publicado este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que incluye un módulo específico sobre energía.
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El estrechamiento de los márgenes de ganancia y el traslado a los precios de venta han sido las consecuencias más evidentes de las empresas españolas para hacer frente a la escalada de la luz y el gas. Así se desprende, al menos, del Indicador de Confianza Empresarial publicado este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que incluye un módulo específico sobre energía.
Según este barómetro, casi el 37% de las compañías consultadas vieron mermadas sus ganancias, una tendencia común a las empresas de todo tamaño y condición: desde las micropymes (las que tienen menos de 10 empleados), hasta las firmas de mayor tamaño (con más de 1.000 asalariados). El 29% de las encuestadas, por su parte, afirma que tuvo que elevar sus precios de venta a raíz de la subida en el precio de la energía, mientras que casi el 25% dice no haber aplicado ningún cambio en sus pautas de actuación.
¿Subirá o bajará en 2023?
Más sorprendente es la respuesta a la cuestión sobre la trayectoria prevista de los precios energéticos en los próximos meses. Aunque el 44% considera que la electricidad se mantendrá este año en comparación con 2022, el 41% cree que subirá —algo improbable, a tenor de lo sucedido en este casi primer tercio de 2023, en el que la presión ha bajado sustancialmente— y el 15%, que bajará. En el caso del gas, son mayoría las compañías que atisban una subida de precios (algo más del 40%), mientras que algo menos del 40% considera que se mantendrá y el 20% restante, que se abaratará.
La industria, de largo la más afectada por el inédito estallido registrado el año pasado en el precio de la energía, es la más optimista: casi una de cada tres empresas (más del 28%) electrointensivas —en las que la luz supone una parte muy sustancial de sus costes— opina que bajará en 2023. Una cifra que se eleva hasta casi el 44% en el caso de la gasintensiva. En los servicios, el pesimismo es mayor, a pesar de que la desescalada de precios empieza a ser mayoritaria tanto en luz como en gas.
Más en el libre que en el regulado
El mercado libre de la luz —que, tras la reforma que entrará en vigor el año que viene, será la única alternativa para las empresas— es claramente mayoritario entre las compañías consultadas: casi el 54% tienen contratada una de estas tarifas, ya sean indexadas (vinculadas a la fluctuación de la electricidad en el mercado mayorista) o fijas (que se mantienen sin cambios hasta que llega el momento de renovar).
En el caso del gas, del 20% de empresas que tienen suministro de gas, casi seis de cada diez están en el libre —en el que los precios subieron sin freno el año pasado—, frente a una minoría que ha optado por el regulado (también conocido como TUR), donde las políticas puestas en marcha con dinero público ha hecho de paraguas frente a la explosión de precios. Donde más predicamento tiene la TUR es en el sector de construcción; donde menos, en las empresas gasintensivas.
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